El ‘caso Errejón’, que podría enfrentarse a cinco años de cárcel, golpea a la izquierda

Ocurrió a finales de septiembre de 2021 cuando, tras un año conversando por redes sociales, Iñigo Errejón invitó a la actriz Elisa Mouliaá a la presentación de su libro. Acabado el evento, se tomaron unas cervezas en un bar cercano y ella, que tenía agendada esa noche una fiesta en casa de un amigo, “por educación” le invitó a acompañarla. Para su sorpresa, él aceptó y, ya en el coche, adoptó una actitud “dominante”. Una vez en el ascensor, directamente la habría agarrado “fuertemente” de la cintura y besado “de forma violenta, dejándola sin respiración”. Tras charlar con los asistentes al festejo, la habría llevado “por la fuerza” a una habitación, donde se habrían producido varios tocamientos “sin el consentimiento” de la actriz, que ya ha judicializado esta denuncia, donde describe lo sufrido. Errejón le quitó el sujetador, profirió frases “lascivas” del tipo “cómo me pones”, acto seguido la empujó sobre la cama, se sacó su miembro y la hizo tocamientos.

“Paralizada”, fue en ese momento cuando le dijo que ella quería seguir en la fiesta y él respondió que “salía de la habitación con la condición de que en 20 minutos ambos tenían que irse a su casa”. Ya en el domicilio del político, “sin mediar palabra”, él habría reanudado los tocamientos. Y finalmente ella le dijo: “Íñigo, solo sí es sí, parece mentira que me esté pasando esto contigo”. La denuncia, presentada ante la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional (UFAM), ha recaído en el Juzgado de Instrucción Número 47 de Madrid, a cargo del juez del caso mascarillas, Adolfo Carretero, que ahora debe decidir si la admite a trámite. Unos hechos que podrían ser constitutivos de un delito de agresión sexual castigado con penas que van de 1 a 5 años de cárcel conforme al artículo 178 del Código Penal.

Esta acusación, unida a otras anónimas que han provocado el abandono de la política de Errejón, suponen un duro golpe a la izquierda y deja contra las cuerdas el futuro ya de por sí complejo de Sumar, cuarta marca en la que se embarcó el hasta ahora portavoz del partido que dirige Yolanda Díaz, sumida en un mar de versiones contradictorias. Su secretaria de Comunicación, Elizabeth Duval, aseguró este viernes que no tenían conocimiento de denuncias previas contra su compañero de filas hasta las publicadas esta semana en redes aunque, con cierta autocrítica, precisó que estos hechos “tendríamos que haberlos conocido”. “Si se hubiera sabido en cualquier momento que podía existir un delito de agresión sexual como este de 2021, nunca habría ido las listas”, aclaró en La Sexta mientras el partido busca restaurar la imagen de la formación reflexionando sobre posibles fórmulas de reparación y acompañamiento a las mujeres víctimas de su comportamiento.

Sin embargo, otras voces de la izquierda destacan que la conducta de Errejón era más que un rumor en los mentideros políticos. María Eugenia Rodríguez Palop, eurodiputada con Unidas Podemos y fichaje de Díaz –aunque dejó todos sus cargos en Sumar en julio para volver a la docencia–, ha sido una de las que ha admitido que esas denuncias que circulaban en las redes desde hace más de un año señalaban “específicamente” a Errejón y “no se prestó la atención que se debía haber prestado”.

Fuentes de Más Madrid corroboran también que el hasta ahora diputado de Sumar llevaba años acumulando “dinamita debajo de él” y reconocen que si esto se llega a saber a pocos meses de unas elecciones “les hubiera matado”. “Creamos un personaje con imagen a prueba de bombas. Sabíamos que el riesgo asociado era la sensación de impunidad. Comentamos cómo iba a peor los últimos años. Especulamos sobre cuándo estallaría. Nos alejamos de él. Nunca supimos cómo gestionarlo. No había forma buena de hacerlo”, escribió en la red X Jesús Jurado, que también fue parte del sector errejonista en Podemos. Los cimientos de Sumar arden hasta el punto de que Izquierda Unida ha reclamado “responsabilidades de quien no hizo nada si tuvo algún conocimiento o indicio” ante las denuncias.

Esperada fue la reacción de Pablo Iglesias. El exsecretario general de Podemos confesó no estar sorprendido pues “de esto se hablaba desde hace un año”. “Pero había muchas víctimas que no encontraban un espacio seguro para denunciar”, matizó. “No tenía ni buena opinión personal ni política de Errejón y hace más de cinco años que no hablamos ni compartimos entornos, pero fue mi amigo y no me alegro de que tenga un final tan siniestro”, comentó el exlíder morado, quien recordó que gracias a la ley del solo si es sí, del anterior Ministerio de Igualdad, hoy cualquier mujer, sin necesidad de una sentencia judicial, tiene la consideración de víctima.

En el alambre

Errejón fue designado como encargado de coordinar el grupo de trabajo sobre el documento político que debía fijar la hoja de ruta y los temas prioritarios de Sumar tras el nefasto ciclo político en las urnas desde julio de 2023. Y ahora todo queda en el aire en puertas de la asamblea fijada para el 14 y 15 de diciembre, en un momento donde han crecido las fricciones con el PSOE en el seno del Ejecutivo. Consternación y más dudas que certezas. Sobre todo, la de por qué se impuso el silencio.