“La sanidad vasca está mejor que la del resto de comunidades, pero todas han empeorado”

¿Cómo sale parada la sanidad vasca en relación con otras comunidades en el último informe de la Federación sobre atención especializada?

—La sanidad vasca está mejor que la del resto de comunidades. El problema es que ha habido un empeoramiento general de funcionamiento del sistema sanitario en todo el país y entonces el estar mejor que las otras no quiere decir que no se haya empeorado, sino que se ha empeorado menos que las demás.

El gasto de la CAV en 2022 en atención especializada por habitante era de 1.519 euros. Un 31% más que en 2010 y superando a otras comunidades. ¿Cómo lo valora?

—Están ustedes bastante por encima porque el promedio estatal es de 1.268 euros, así que van los segundos después de los navarros. En lo referido a gasto por habitante, el conjunto del País Vasco, junto con Navarra y Asturias son los tres que están en la cabeza. Entonces lógicamente manteniendo un porcentaje un punto por encima de lo que es el promedio, se colocan líderes. Euskadi y Navarra siempre han tenido una ventaja que es el sistema de financiación, el concierto, un mecanismo que hace que tengan mayor capacidad para destinar dinero a los servicios públicos. Y luego indudablemente diría que los gobiernos de estas dos comunidades siempre han tenido más sensibilidad en mantener unos buenos servicios públicos.

El porcentaje de gasto en conciertos con la sanidad privada también es menor.

—Si claro, el gasto en conciertos está un pelín por debajo que la media, con un 6%. Y muy lejos de las que están arriba del todo como Cataluña, Madrid o Canarias que son las tres que tienen el mayor gasto en conciertos. Pero también esta cifra es manifiestamente mejorable.

Llama la atención que ha aumentado mucho la frecuencia con la que la población acude a las consultas de los especialistas.

—Eso obedece a que el sistema sanitario no son compartimentos estancos. Si hay mucha demora en la Atención Primaria, aumenta la derivación hacia consultas de Atención Especializada bien directamente de la Primaria, bien desde las urgencias hospitalarias. O sea que eso es una secuela de lo anterior. Nosotros ya señalamos en el informe que una manera de controlar mejor la pertinencia y la adecuación de las derivaciones a la atención especializada es tener una Primaria con gran capacidad de resolución y que evite derivaciones innecesarias.

Ustedes han denunciado un enorme déficit de camas hospitalarias.

—España ha sido siempre uno de los países de la UE que ha tenido menos camas hospitalarias por 1.000 habitantes y además se ha dado la circunstancia de que han ido disminuyendo. No solo estábamos por debajo de las camas hospitalarias de Francia o de Alemania, que estamos a años luz, sino que además paulatinamente han ido bajando.

¿Se hacen suficientes pruebas diagnósticas o están sobreindicadas?

—En Euskadi se hacen menos. Pero es un tema muy difícil de evaluar porque las pruebas diagnósticas deberían de estar relacionadas fundamentalmente con su pertinencia. Hay también una idea generalizada de que hay una sobreutilización de pruebas y que, alrededor de un 30% de ellas, no tiene una indicación razonable. Además pueden ser un riesgo para la salud porque realizar ciertas exploraciones radiológicas significa someter a los pacientes a una excesiva radiación.

¿Hacer menos pruebas significa menos detección de enfermedades malignas?

—En Euskadi hay otro hecho llamativo y es que, aunque se hagan menos pruebas, la incidencia y la prevalencia de enfermedades malignas y la mortalidad por ellas no es distinta ni se constatan peores datos que los del conjunto del Estado. Que se hagan menos pruebas no conlleva mayor mortalidad por ningún tipo de enfermedad, sobre todo las asociadas con el cáncer que necesitan más TAC, resonancias, PET etc...

La población vasca es la que más acude a las consultas de sanidad pública frente a la privada.

—Eso tiene que ver con la accesibilidad. Cuando hay una demora media relativamente baja en comparación con el resto de las comunidades autónomas, acude más la gente. Porque muchos de los que acuden a la medicina privada es porque sufren unas demoras de atención claramente inaceptables.

Ha publicado La sanidad pública en la era postcovid. ¿Tiene arreglo o es una batalla perdida?

—Tiene arreglo. Pero para eso hacen falta administraciones públicas implicadas que apuesten por poner los recursos suficientes. Los problemas actuales se deben en gran parte a que no se ha hecho el esfuerzo necesario para potenciarla y reforzarla. Estamos por debajo en el promedio del porcentaje del PIB que se dedica a la sanidad pública y las expectativas apuntan un empeoramiento. Los fondos de la UE que se destinaron a sanidad en España fueron minúsculos en comparación con otros países.

¿No hay médicos de familia o no quieren trabajar en las condiciones de saturación y precariedad que se les ofrece?

—Ese déficit proviene de la época del PP cuando la ministra de Sanidad, Ana Mato, redujo las plazas que se ofertaban de formación MIR prácticamente a la mitad en Medicina Familiar. Ahora sí que hay una oferta de plazas bastante amplia, pero no se convertirá en médicos de familia ya. Las perspectivas son que en siete u ocho años tengamos una cantidad de profesionales razonable. Pero luego, además, está la otra parte y es que el sistema ofrece malas condiciones profesionales y salariales, y mucha gente joven, como hay libertad de circulación y ahora dominan idiomas, están ejerciendo fuera, en Bélgica, Francia o Alemania porque las condiciones laborales son claramente mejores. l