La derrota del jueves ante Dinamarca en semifinales –el enésimo golpe recibido por España tras las bajas de Joan Cañellas, Dani Dujshebaev y Aitor Ariño antes de empezar los Juegos Olímpicos, a las que hubo que sumar la de Viran Morros, estandarte defensivo en el 6-0 de Jordi Ribera– supuso un momento de luto. El sueño del equipo en el que se integran el irundarra Julen Aginagalde y el iruindarra Eduardo Gurbindo era el oro. No pudo ser. Francia y Dinamarca, que han disputado este sábado la final con victoria gala por 25-23 en el tercer oro de Nikola Karabatic, Luc Abalo y Michael Guigou, están un peldaño por encima.
La oscuridad ha durado el tiempo suficiente para levantarse. Era el momento de cerrar el círculo; sobre todo, para Julen Aginagalde. El pivote guipuzcoano, que deja la selección estatal a punto de cumplir los 39 años, ha sumado ante Egipto su única medalla olímpica en una trayectoria extraordinaria: un diploma en los juegos de Londres '12 –España no se clasificó para Río de Janeiro–, un oro y un bronce en Mundiales y dos oros, una plata y un bronce en Europeos. Cierra el círculo. El estadio de Yoyogi pone el punto final a una carrera y a toda una generación, en la que destacan junto al irundarra Raúl Entrerríos (40 años), que ha disputado el último choque de su vida deportiva y ha anotado el último gol del partido, Dani Sarmiento, Morros, Antonio García (37) o Gedeón Guardiola (36).
De hecho, han sido los chispazos individuales de García, la solvencia de Aleix Gómez (8 goles y falló un penalti) y la responsabilidad de Alex Dujshebaev, llamado a tomar el mando en la nueva era, los que han marcado el devenir de la final de consolación, en la que el bronce asomaba como un premio mayúsculo. Egipto es una selección musculosa, potente y con verdadero potencial en su primera línea, que tiene en Elahmar y Yahia Omar a sus mejores hombres. A esa bicefalia se unió la claridad de Mamdouh desde los seis metros, que ha mejorado sus datos de todo el campeonato, convirtiéndose en un quebradero de cabeza para la defensa española. Entre los tres han anotado 20 de los 31 goles de los norteafricanos. Asimismo, Roberto García Parrondo, técnico de los faraones, empasta la potencia con el sentido del juego en una defensa férrea aunque descuidada en las transiciones. En definitiva, un hueso.
Ribera ha apostado por Aginagalde en el siete inicial para dotar de dinamita al ataque estatal y aprovechar las lagunas egipcias por dentro. Sin embargo, las imprecisiones de España en los primeros compases han puesto en órbita a los de García Parrondo (4-2), que han aprovechado las conexiones con el pivote Mamdouh. Julen se ha tenido que retirar a los 16 minutos por la caída de un rival en su tobillo izquierdo y no ha podido regresar al parqué. España ha asumido la velocidad como arma para desbaratar las distancias. Sin tiempo para pensar, percutiendo en primeras y segundas oleadas con saques rápidos, las diferencias se han ampliado hasta el 16-19 del final de la primera mitad.
En siete minutos, justo cuando tocaba jugar tranquilo, España ha dilapidado su distancia: imprecisiones, debilidad en el centro de la defensa y la efectividad de Hendawy en la meta egipcia han puesto el 21-21. Antonio García, tremendo, ha sustentado el estancado ataque estático estatal a base de chispazos individuales. Gonzalo Pérez de Vargas ha colaborado desde la portería. Al afinar la defensa, en la que Gurbindo ha sido fundamental todo el choque, en unos últimos minutos de infarto –en el 27, con 28-30 en el marcador, Gedeón Guardiola ha visto la roja con su tercera exclusión y ha dejado casi hasta el final en inferioridad a los de Ribera–, Alex Dujshebaev ha asumido el mando con dos goles lejanos; el 30-32, de cadera, ha sido para enmarcar. Mamdouh ha puesto cierta pimienta desde los seis metros. Apenas quedaba tiempo y otro desajuste egipcio ha acabado con Entrerríos solo ante Hendawy. Gol. Bronce para Aginagalde y Gurbindo. Fin de una era.