Cuentan las crónicas del reciente Zinemaldia que cuando terminó la proyección de los cinco episodios de la serie argentina Nada en el Teatro Victoria Eugenia inaugurando la sección Culinary Zinema, el público ofreció una larga ovación a sus intérpretes y a sus creadores y directores, Mariano Cohn y Gastrón Duprat.
Nada tiene como protagonista principal a Manuel (Luis Brandoni), un famoso, sofisticado y provocador crítico culinario de Buenos Aires, ya octogenario, “que vive hace décadas con una mujer que es todo para él: asistente personal, ama de llaves y también cocinera. Pero un acontecimiento excepcional le obliga a cambiar su rutina y contratar a Antonia, una inexperta joven, para que le ayude con las tareas de la casa”, resume la sinopsis oficial de Disney+.
Manuel tiene que instruir a su nueva empleada en todo, “desde sus relaciones y gustos personales hasta cuestiones estrictamente culinarias y el choque de culturas y generaciones de cada uno deviene en insólitas, contradictorias y tiernas situaciones que dejan grandes aprendizajes para ambos”.
En esta situación, “Manuel recibe la visita en su casa de su viejo amigo Vincent (Robert de Niro), un afamado escritor neoyorquino con quien comparte muchas aventuras entre degustaciones de comidas, lecturas, largas caminatas y charlas existenciales”.
BUENOS AIRES, ESCENARIO
Los directores de Nada, Mariano Cohn y Gastón Duprat, realizadores de títulos como Competencia oficial y El ciudadano ilustre, dicen haber querido mostrar “una raza en extinción” como la de los críticos, especialmente los culinarios. “Nos gustan las críticas más duras porque son las que realmente opinan. Son las más disfrutables, en las que el crítico comparte su manera de ver el mundo. Ese personaje, es un eslabón perdido de una Buenos Aires que fue muy potente”.
Y es que la capital argentina es un personaje más en Nada. Gastón Duprat afirma que Buenos Aires “es muy vital en el buen y en el mal sentido, donde pasan muchas cosas, donde está todo en permanente cambio y puesto en duda, todo a cada minuto. Y eso resulta muy incómodo y también muy motivador”.
Los directores contaron en Donostia que cada personaje es el ideal para cada intérprete, especialmente en el caso de Brandoni y De Niro, a quienes une una vieja amistad. El actor argentino afirma que le sorprendió “la rapidez con la que De Niro aceptó hacer un papel secundario cuando no había hecho una serie de televisión en su vida”.
Desvela también que el neoyorquino “dice las palabrotas con mucho gusto. Son las únicas palabras en castellano que él conoce, las conoce todas”.