¿Cómo valora la evolución de la presencia de la mujer en la ciencia en los últimos diez años?
–En general, hemos de decir que la valoración de la evolución de la presencia de la mujer en la ciencia en estos últimos diez años es positiva. En este sentido, nos vamos a referir exclusivamente a la UPV/EHU, cuya situación no dista apenas del resto de las universidades españolas e, incluso, de las de la Unión Europea. Si observamos los datos, refiriéndonos a nuestra matriculación por ramas del conocimiento en estudios de grado, en ciencias tenemos una media de 54% de mujeres y en ingeniería y arquitectura la media es aproximadamente de un 29,2% (Diagnóstico UPV/EHU UPV). Incluso hay un cierto equilibrio de género entre hombres y mujeres en el porcentaje de tesis defendidas. Ahora bien, otra cuestión es lo que se constata en el desarrollo de la carrera profesional y científica. Esto es, si nos fijamos en los datos de las egresadas que se incorporan a la docencia o a la investigación, se constata una ralentización de la carrera académica o investigadora universidad, focalizada en la reducción de la producción científica y en los complementos de productividad que se inicia cuando se aborda la maternidad.
¿A qué se puede deber esta circunstancia?
–Esa circunstancia deriva en la segregación vertical por razón de género, en relación a la categoría (hay más catedráticos que catedráticas) y en relación a la brecha salarial vinculada a la producción científica (sobre todo, en edades de 40/50años). Esta situación se agrava en las egresadas STEAM que, en número absolutos, son muchas menos (segregación horizontal). En definitiva, los datos evidencian que todavía siguen existiendo en nuestra sociedad, en la academia y en la ciencia sesgos de género, en particular en las áreas STEM, que tienen su origen en los roles culturales sobre lo femenino y lo masculino a la hora de formarse y elegir profesión, debido a que nuestro imaginario nos lleva a identificar las ingenierías y la tecnología con roles masculinos y los cuidados con los femeninos.
Este balance en cuanto al pasado, ¿qué diría del futuro, cómo lo ve?
–Desde la universidad, atendiendo a la incorporación de las mujeres en las carreras científicas de estos últimos años, divisamos un futuro esperanzador para todas ellas. Ello sin obviar que, con toda probabilidad, el ritmo de acceso sea más mucho más lento que lo deseado. Por ello, para acelerar el ritmo es imprescindible que la universidad y todas las instituciones educativas se comprometan seriamente con la activación de políticas que favorezcan el acceso de las mujeres y las niñas a la ciencia y la investigación, procurando becas y recursos de mayor relevancia, promoviendo y reconociendo su participación en la inteligencia artificial y en los campos de la ingeniería, informática y computación, así como desarrollando programas que las empoderen, las visibilicen y les doten de mejores y efectivas medidas de conciliación.
¿Por qué es –y ha sido– un sector tan masculino, qué ha frenado a la mujer para entrar en esta profesión?
–La universidad y la ciencia en general son reflejo de lo que ocurre en la sociedad en todos los aspectos. De ahí que, si la sociedad adolece de sesgos de género, estos se trasladan miméticamente a la academia, a la investigación y a la ciencia. Los sesgos de género funcionan desde la infancia. A pesar de que las niñas han tenido y tienen acceso a la enseñanza y a la educación en nuestra sociedad (occidental), los sesgos culturales heredados en nuestra sociedad actual segregan inconscientemente, atribuyendo las materias relacionadas con las matemáticas, la física y la tecnología a los niños y las relacionadas con los cuidados (medicina, enfermería) o las ciencias sociales a las niñas. Esa segregación también la favorecen inconscientemente las familias asignando roles profesionales anticipadamente a sus hijas e hijos y, por supuesto, el ámbito laboral también ha sido un agente importante de segregación que ha optado, en la mayoría de los casos, por promover el acceso y la participación de los hombres a determinadas profesiones ligadas con el poder económico y de decisión, el prestigio profesional y el éxito social, apartando categóricamente a las mujeres.
¿Por qué es importante seguir visibilizando con este día de la mujer en la ciencia?
–En primer lugar, porque la sociedad necesita del gran talento, de la creatividad y de las nuevas perspectivas que pueden aportar todas estas mujeres en todas las disciplinas y con mayor interés en las matemáticas, la física, las ingenierías y en todo el sector de las tecnológicas y la inteligencia artificial. Por lo tanto, hasta que no se alcance un equilibrio de género en la ciencia, es importante seguir recordando que nos falta camino por recorrer. En este sentido, es imprescindible que desde todas las organizaciones competentes se apoye a las mujeres científicas y se promueva el acceso de las mujeres y las niñas a la educación, la capacitación y la investigación en los ámbitos STEM, como estrategia para alcanzar un desarrollo económico global y sostenible que responda adecuadamente a las necesidades de todas las personas que integran nuestra sociedad que, además, cada vez es más diversa. Atendiendo a esa estrategia, la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea se erige en uno de los agentes tractores del cambio social en nuestra comunidad autónoma y debe contribuir a la mejora de la sociedad vasca participando activamente en la deconstrucción de roles y sesgos de género para que las niñas y mujeres vascas puedan desarrollar su personalidad y elegir su futuro de la forma más libre posible.