El último incremento de tipos de interés -hasta el 3%- ordenado por el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo va a suponer un quebradero de cabeza más para quienes hayan solicitado un crédito o vayan a hacerlo de manera inminente. Y, dentro de este colectivo, los que tengan pendiente devolver un préstamo hipotecario se ven también condicionados por la irrefrenable ascensión del euríbor, el índice al que están referenciadas la mayoría de hipotecas variables en el Estado. Acabó el mes de enero en el 3,3%, su mayor nivel desde diciembre del año 2008, cuando cerró aquel año en el 3,4%. El efecto rebote entre ambos está ahí, dada la estrecha conexión entre ambas variables, aunque en el caso del euríbor su evolución es inquietante. Hace un año, se situaba en el -0,47%, lo que arroja un incremento de 3,8 puntos porcentuales en apenas doce meses. Ante esta tesitura, ¿qué panorama se presenta para quienes tengan contratada una hipoteca variable vinculada al euríbor?
“Los que más van a sufrir la subida son los clientes que deban afrontar una revisión en próximas semanas. El año pasado, aunque el euríbor se disparó, si no habían tenido esa revisión, apenas habían percibido los efectos de esos incrementos”, explica Antonio Gallardo, responsable de Estudios de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin). De esta manera, con el promedio del mes de enero, una persona que tenga contratada una hipoteca variable de 150.000 euros a 30 años de plazo y unas condiciones del 1% más euríbor deberá afrontar una subida de la cuota mensual de en torno a los 290 euros, y cercana a los 3.500 euros en términos anuales.
Gallardo también avisa de las temidas subidas de “segunda ronda” dentro de unos meses, cuando se actualicen cuotas revisadas en los meses de septiembre y octubre del año pasado. Además, no hay que descartar, subraya el analista de Asufin, que el euríbor alcance el 4% a medio plazo, una subida en consonancia con la de los tipos de interés generales. Por otra parte, el tipo medio de las hipotecas escaló en diciembre al 3,12%, su porcentaje máximo desde mayo de 2014, según la Asociación Hipotecaria Española.
Inflación subyacente
El problema de la inflación subyacente, que es lo que está empujando al BCE a encarecer el precio del dinero, es “bastante preocupante”, destaca este analista. “Hasta que no se alcance el máximo de la inflación no habrá bajadas de tipos. Es probable que, de todas maneras, a partir del tercer trimestre haya una contención”, vaticina el experto de Asufin.
Se avecina una época de profundos cambios en el mercado hipotecario, sobre todo a largo plazo. Las entidades van a apostar cada vez más por el mercado de hipotecas variables, un segmento financiero que les asegura mayor rentabilidad. La hipoteca fija, que se convirtió en un refugio cuando los tipos de interés y el euríbor estaban en valores negativos, están siendo ofertadas cada vez con condiciones más onerosas para los clientes. “Estamos empezando a ver hipotecas fijas más caras que las variables”, indica Antonio Gallardo.
Las subidas del precio del dinero decretadas por el Banco Central Europeo y el ascenso del euríbor pueden alterar todo el negocio financiero, ya que puede restringir el acceso a créditos hipotecarios. En este sentido, Gallardo valora el espíritu del Código de Buenas Prácticas, que entró en vigor a finales del año pasado y que contribuye a la reestructuración viable de las deudas hipotecarias con especial atención a los sectores más vulnerables de la sociedad. En cualquier caso, el mercado de la vivienda seguirá influyendo en toda la actividad económica.
Un impacto negativo también para las empresas
Que el Banco Central Europeo haya elevado los tipos de interés, por quinta vez desde verano del año pasado, tiene repercusiones para toda la economía, Y en el caso de las empresas va a atascar muchas de sus cuentas y previsiones de actividad, ya sea en el plano comercial como en el laboral.
Con los sucesivos encarecimientos del precio del dinero, la concesión de préstamos por parte de las entidades financieras al sector empresarial se va a complicar aún más, en un momento en el que además muchas compañías pasan momentos apurados por la obligación de devolver los créditos ICO facilitados durante los meses más difíciles de la pandemia, cuando la economía prácticamente se paró del todo.
Asimismo, la subida de los costes financieros para las empresas puede impactar también de forma directa al empleo, ya que puede desembocar en ajustes de plantilla. El consenso general entre los estudios llevados a cabo por diversos organismos estiman que el mercado laboral no va a atravesar grandes variaciones, aunque el dato del mes de enero arrojó una subida de 70.744 personas más en desempleo, un incremento cuatro veces superior al experimentado en enero de 2022.
La emisión de deuda pública por parte de Estados y administraciones también se va a ver afectada, ya que los intereses a devolver van a ser mayores. Entre los efectos positivos está el hecho de que ahorradores y clientes de depósitos bancarios van a seguir viendo como mejoran los rendimientos de sus productos.
La subida de tipos de interés llega en un momento en el que se conocen las cuentas de resultados del sector bancario en 2022. El Gobierno ha redoblado su mensaje en defensa del impuesto a la banca, tal y como destacó la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, tras reunirse el viernes con el lehendakari Urkullu. A su juicio, este es el momento de “arrimar el hombro” y aquellos sectores que están teniendo unos beneficios “extraordinarios” por el aumento “tan acelerado” de los tipos “tienen que ayudar a financiar aquellas medidas que se están poniendo en marcha para apoyar al conjunto de las familias”.