La Superliga de fútbol echa marcha atrás y propone un decálogo

El proyecto de la Superliga sigue cobrando forma. Después de un primer borrador que suscitó grandes críticas, la empresa A22 Sports Management, impulsora de la competición, ha elaborado un decálogo sobre el que asentar las bases en el que hay rectificaciones con respecto a la propuesta inicial, dando así cabida a una mayor cantidad de clubes europeos y primando la meritocracia deportiva.

De este modo, la Superliga sigue dando pasos a la espera de que en las próximas semanas el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictamine si la FIFA y la UEFA incurren en abusos de dominio como organizadores de competiciones.

El decálogo presentado por A22 aboga por la creación de una competición “abierta” estructurada en “varias divisiones” e integrada por “entre 60 y 80 clubes participantes” sin miembros permanentes, como estaba previsto en la idea original, y con la garantía de “un mínimo de catorce partidos europeos por club” hasta un máximo de 20. “El fútbol europeo está al borde del abismo. Han surgido enormes desequilibrios a lo largo y ancho de nuestro continente y clubes europeos tradicionales, con un glorioso pasado, hoy son incapaces de competir”, reza el comunicado de A22, que asegura haber contactado con 50 clubes del Viejo Continente para realizar consultas y avanzar en el bien común.

Así nace el documento denominado Diez principios para una liga europea de fútbol. “En los encuentros que hemos mantenido hasta el momento hemos podido sentir el temor de los clubes a manifestarse públicamente contra un sistema en el que la amenaza de sanciones se utiliza para impedir cualquier intento de oposición. Nuestro diálogo ha sido honesto, directo y fructífero, y las conclusiones son claras, tanto sobre la necesidad de cambiar el sistema como sobre el modo de hacerlo”, advierte Bernd Reichart, consejero delegado de A22.

Los diez mandamientos del renovado proyecto de la Superliga son los siguientes: 1) Competiciones abiertas basadas en el mérito deportivo; 2) Competiciones nacionales: los cimientos del fútbol; 3) Mejorar la competitividad con recursos estables y sostenibles; 4) La salud de los jugadores debe estar en el centro de nuestro deporte; 5) Competiciones gobernadas por los clubes con normas de sostenibilidad financiera transparentes y aplicadas de forma rigurosa; 6) La mejor competición de fútbol del mundo; 7) Mejorar la experiencia de los aficionados; 8) Desarrollar y financiar el fútbol femenino; 9) Aumentar significativamente la solidaridad; 10) Respeto de los valores y normativa de la Unión Europea.

El segundo apartado sostiene que la Superliga no sería incompatible con el actual sistema de competiciones estatales, al recoger que “los participantes deberían seguir comprometidos con sus competiciones y torneos nacionales, tal y como hacen en la actualidad”. Además, promete “abordarse la necesidad crítica de reforzar y hacer más competitivos los torneos nacionales en todo el continente. Las competiciones europeas deberían desempeñar un papel fundamental en la consecución de este objetivo, generando e inyectando recursos adicionales a todo el sistema”.

Para ello y según expone el tercer punto, “mejorar la competitividad de los clubes europeos requiere un mayor reparto de recursos financieros para toda la pirámide y normas de sostenibilidad financiera que se apliquen de forma rigurosa”. Con estas premisas, el nuevo proyecto de la Superliga pretende seducir al mundo del fútbol en lo que significaría apartar a la UEFA y la FIFA de lo que catalogan de una especie de dictadura.