En los días de San Fermín, las corridas de toros son las grandes protagonistas, pero cada año cobran más fuerza los ‘tardeos’. Este año además cuentan con dos nuevos espacios: la Plaza de los Fueros y la Plaza de la Constitución. La ciudad amplía los horizontes del rojo y blanco para ver a cada vez más jóvenes jugar y bailar con las actividades que estos lugares ofrecen.
Esta es la crónica de la tarde del 11 de julio, uno de los días más calurosos, lo que hizo que se vieran muchos abanicos rojos por los alrededores, como el de Arantza Beitia, que esperaba en la sombra de un árbol de la plaza a sus amigas: “hoy poco plan con este calor, nos tumbaremos en la hierba hasta que empiece el DJ y ya hasta los fuegos aquí”, sentenciaba.
Marisa y Ángel acompañaron a su hija Carmen, de 15 años, a este plan: “a nosotros también nos gusta bailar. Luego Carmen ya se irá por la noche con sus amigas. Ahora le toca pasar un poco de vergüenza ajena con nosotros”, rio Marisa y su hija se ruborizaba. Una avalancha de jóvenes corrieron para ubicarse cerca del escenario y poder disfrutar “por todo lo alto”, aseguró Irene Ortiz, de 16 años. La Plaza de los Fueros estaba a rebosar de gente, una imagen que recuerda, aunque de día, a los conciertos que en años anteriores tenían en estas fechas cada noche.
PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN
Faltaban tres minutos para las 19.00. Varios niños corrieron hacia los hinchables de la Zona Joven de Baluarte para entrar antes de que las colchonetas quemasen por el sol. Mikel tiene 11 años y llevaba desde las 18.30 esperando para entrar a la cancha de fútbol y baloncesto con sus amigos. Le acompañó su abuelo Santiago, quien evitaba los rayos con la mano puesta encima de los ojos: “va, Mikel, dedícamelo”.
A la derecha, varios niños más hacían cola para subirse al toro mecánico y a la izquierda comenzó un espectáculo de Parkour. Nuria esperaba sentada junto con su marido y el resto de su familia a que se iniciara la exhibición: “de normal vamos a las zonas infantiles, pero hoy toca ver al hijo que va a hacer parkour”. Marcos tiene 17 años y lleva 7 años en esto. Quedaron varios días para organizar este espectáculo, aunque confesó que habían “tirado mucho de improvisación”.
Sonó la música y las siete personas que conforman la compañía, en colaboración con la Comunidad de Parkour de Pamplona, escogieron a varias personas del público para saltar por encima de ellos. Una vez acabado el espectáculo se dio paso a un taller de parkour para niños a partir de 10 años.
“ Yo soy más nueva escuela; los demás llevan alrededor de diez años. Anima, también sus compañeros, a que las chicas se involucren porque muchas veces parece que no se puede y yo quiero cambiar eso ”
Idoia es la única mujer integrante de Riart Company y lleva solo tres años: “yo soy más nueva escuela; los demás llevan alrededor de diez años”. Anima, también sus compañeros, a que “las chicas se involucren porque muchas veces parece que no se puede y yo quiero cambiar eso”.
PUNTO SEGURO
En una esquina de la Plaza de la Constitución varias personas vestidas de motoristas aguardaban debajo de su caseta acompañados por una moto. Forman parte de la Asociación Motorista P.I.C.A (Protección de la Infancia Contra el Abuso). Han establecido un punto seguro “para que se acerquen y nos cuenten si han sufrido algún tipo de casos y de ahí nosotros llamar al 112 o a quien consideremos oportuno mientras tranquilizamos al chaval”, comentaba Joseba Martínez, vicepresidente de la asociación. Confesó también que hay ya niños y padres que se han acercado y no solo “para subirse a la moto y sacarse una foto sobre ella”.
MÚSICA PARA SORDOS
Iñaki Rodríguez después de su proyecto Pamplona Jazz comenzó a buscar distintos proyectos para personas sordas: talleres para que pudiesen tocar música o bailar. En esta ocasión ha colaborado con la Zona Joven con cuatro chalecos con los que se puede sentir la música; “de esta forma conseguimos hacer que los Sanfermines sean más inclusivos para todos”, comentó.
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Con la forma de un chaleco antibalas, el dispositivo se conecta a la música por Bluetooth y llega hasta 100 metros de distancia. Sonó A lo cubano de Orishas y el chaleco vibró: los tonos medios y agudos golpean el pecho y los graves vibran en la espalda.
El DJ cogió uno de los chalecos durante la prueba de sonido para sentir todavía más la música. Nino es músico y se encarga de la mesa de mezclas. Estaba tranquilo porque “no nos va a llover como el 7. Los chalecos y los equipos valen mucho dinero”, aseguraba.
Después de cerrar la asociación, ofrecieron parte de los materiales que tenían a ASORNA.“Cuando surgió esta idea para Sanfermines les pareció muy bonito implantar esto en unas fiestas tan importantes y que puedan venir al DJ, que puedan disfrutar y sentir la música”.