El bañador, las chanclas, la crema, la toalla, las gafas de sol... Están entre los imprescindibles para pasar un bonito día a orillas del mar. Ahora, si queremos estar más que de maravilla, no podemos olvidarnos de la sombrilla, que nos proporcionará un refugio seguro ante la radiación ultravioleta y el calor -normalmente abrasante- que tenemos en nuestras costas en la temporada estival.
No obstante, todo el que acuda con cierta frecuencia a la playa con este artilugio sabrá que colocarla adecuadamente y cumpliendo mínimamente con medidas básicas de seguridad no es una tarea fácil. Hace falta un poco de fuerza y mucha, mucha maña para que el mástil quede lo suficientemente erguido y alto, y así que nuestro parasol particular no se venga abajo con la mínima ráfaga de viento y podamos causar algún accidente.
Cómo clavar una sombrilla
Clavar una sombrilla en la playa puede parecer una tarea sencilla, pero si has tenido la oportunidad de hacerlo, sabrás que no es así. Si no eres escrupuloso en su colocación corres el riesgo de que este artilugio salga volando, lo que podría causar un accidente, a nosotros mismos o a las personas que están a nuestro alrededor. Para evitar que esto suceda, te mostramos el truco para clavar la sombrilla en la playa y evitar que no salga volando. No falla.
- Antes de empezar a cavar el hoyo en el que irá el mástil de la sombrilla, debemos saber que la clave de todo el proceso radica en humedecer la zona para una mayor sujeción de sombrilla. Podemos utilizar cualquier recipiente -ya sea una botella vacía o un cubo de playa- para mojar la superficie y que cale en la arena para comenzar a excavar.
- El segundo paso es cavar un hoyo. Debe ser profundo y no demasiado ancho para que después no tengamos que echar demasiada arena para rellenarlo. Notaremos que con la arena humedecida el proceso se lleva a cabo con mucha más facilidad.
- Una vez hecho el agujero, insertaremos el poste y lo giraremos de forma enérgica para que entre mejor y que el mástil se sujete mejor gracias a la profundidad en la que está clavado.
- Si la zona en la que estamos dispone de alguna piedra, podemos colocarlas alrededor del poste, para que queden encajadas y se pueda estabilizar aún más nuestra sombrilla. En este caso, cubriremos las piedras con arena para llenar por completo el montículo.
- Por último, humedeceremos ligeramente la arena de alrededor del poste y la pisaremos para evitar que la sombrilla se mueva y dotar de mayor compresión la superficie.
Además de estos trucos, en los que la función del agua resulta fundamental, también es importante colocar la sombrilla correctamente en función de la dirección del viento. Para ello, una vez lleguemos al sitio en el que deseamos colocar nuestra sombrilla, debemos observar hacia dónde va el viento, y colocaremos el paraguas en su contra.
Si lo hacemos al revés, es decir, de forma que el viento impacte con la parte cóncava de la sombrilla -en la parte de abajo-, es muy probable que la fuerza del viento actúe y haga que nuestro artilugio protector salga volando y acabe por los aires o peor aún, colisionando con alguna persona.