En el ciclismo que galopa, el que se corre en apnea, la competitividad disparada, los frentes multiplicados, Aritz Bagües (19 de agosto de 1989, Renteria) pide “calma y tranquilidad”. El guipuzcoano, uno de los directores del Caja Rural, charla con este periódico sobre el extraordinario curso de la formación navarra, que sumó 15 victorias, trece de ellas obtenidas entre los veloces Iúri Leitão, Orluis Aular y Daniel Babor, un logro magnífico porque vencer es tremendamente complicado en cualquier escenario.
“Hemos hecho una temporada redonda, aunque al principio nos costó entrar en dinámica ganadora. El año que viene queremos seguir así. La idea es tratar de repetir y, si se puede, mejorar”, apunta Bagües.
Ese el objetivo del Caja Rural, sometido, como todos los equipos, a la dictadura de los puntos UCI, esenciales para calibrar el potencial del equipo y abrir las puertas a las grandes.
“Es el sistema que hay ahora, los puntos UCI marcan la temporada. Antes era el tema de la categoría, pero ahora se trata de conseguir puntos. Es lo que da y lo que quita y de algún modo te obliga a la reconversión del modelo de siempre y darle otro enfoque al equipo”, subraya Bagües.
Sumar puntos UCI
Ese modelo implica que para tener opción a una de las invitaciones de las grandes vueltas es obligatorio estar entre los mejores 30 equipos del mundo. La lucha es muy dura y cerrada. Los equipos WorldTour tienen plaza fija, pero los ProTeam deben rascar todo lo que puedan para tener opciones de ser invitados por las organizaciones.
“Para nosotros estar en la Vuelta es el gran objetivo de todos los años. Para tener esa posibilidad, con el sistema que hay, tienes que estar entre los 30 mejores equipos y para eso hay que hacer acopio de puntos”, destaca el técnico guipuzcoano. Con ese horizonte competitivo se trata de coser las aptitudes de los corredores con un calendario que sirva de granero.
La importancia de las clásicas
“Para quien es ajeno a este mundillo y se fija sólo en las vueltas, tal vez les resulte extraño la apuesta por las clásicas, pero lo cierto es que en las carreras de un día se reparten muchos puntos”, disecciona Bagües.
Ese patrón es fundamental para establecer las líneas maestras del Caja Rural. Las clásicas, en comparación, son más beneficiosas para recaudar puntos. “Premian más. Para lograr muchos puntos en una vuelta tienes que estar muy arriba o llevarte etapas”, describe el técnico.
“Se buscan los puntos que reclama la UCI y para eso tener gente rápida, que haga puestos es importante. Es difícil destacar con los escaladores puros porque en las carreras que acaban en alto, los escaladores que ganan son ciclistas de muchísimo nivel. Así que toca adaptarse”, analiza Bagües.
Adaptarse a las necesidades
El acondicionamiento de la plantilla, su rumbo, debe cohabitar en equilibrio con la filosofía que siempre ha tenido el equipo, que se nutre de la base a través del filial.
Las urgencias a las que obliga el sistema de puntos, esa presión extra, choca de algún modo con la tipología del ciclista vasco, que no responde a la arquitectura de los velocistas o clasicómanos por el tipo de pruebas que se disputan en el calendario amateur de Euskal Herria que ocupan la mayoría del almanaque para las formaciones aficionadas.
“Lo cierto es que aquí salen más escaladores o ciclistas que pasan bien la montaña y en el equipo profesional se demanda gente rápida. Buscamos el equilibrio y que los escaladores tengan sus opciones para ir haciéndose con más calma en las vueltas”, circunscribe Bagües, que comparte la dirección de la escuadra filial con apariciones en la estructura profesional.
A la búsqueda del equilibrio
De la cantera del Caja Rural ha salido Oier Lazkano, campeón estatal y magnífico rodador, uno de los mejores ciclistas del Movistar, y Jon Barrenetxea, vencedor del Valenciaga, que el próximo curso rodará en el Movistar después de tres cursos en la formación navarra.
“Tanto Oier como Jon han demostrado sus cualidades. Siempre han tenido muy buenas maneras. Con ciclistas así hay que tener paciencia y no exigirles resultados de manera inmediata. Así pueden progresar debidamente. Se necesita calma y tranquilidad”, reclama Bagües.
Ocurre que el ciclismo de la inmediatez y de los highlights exige éxitos fulgurantes. Los estallidos de ciclistas tremendamente jóvenes y repletos de laureles no ayuda a una transición serena y a un encuadre certero por lo distorsionado del marco, corregido y aumentado por la aparición de varios fenómenos. “El ejemplo de Evenepoel o Pogacar no ayuda. Hay que darse cuenta de que no son la norma, al contrario, lo suyo es excepcional”.
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De ahí que el equilibrio no sea sencillo. “Por un lado está la filosofía del equipo, la de cuidar la cantera y la base para hacer buenos ciclistas con tiempo y, por otro, la presión de lograr resultados”, sostiene el técnico guipuzcoano, que introduce otra variante, la de la representación del patrocinador, en este caso Caja Rural.
La Vuelta o Langkawi
“Para el patrocinador las victorias en el Tour de Langkawi son buenas, pero su mercado no es ese y nosotros somos el soporte de la marca. Para Caja Rural, objetivamente, tener visibilidad y un buen puesto en la Vuelta es mucho más rentable, aunque ganar en otra carrera con menos impacto mediático tenga más peso en cuanto a puntos UCI para el equipo. También ha de medirse eso”, explica Bagües, consciente que lograr victoria en un escaparate del WorldTour es un asunto mayor.
“Estuvimos muy cerca en la Vuelta con Orluis en una de la etapas, pero es muy difícil ganar. En un esprint raro puedes tener alguna posibilidad, pero ganar desde una fuga o en etapas con finales en alto es prácticamente imposible. Las fugas dan visibilidad, pero no puntos y sin puntos no puedes estar en la Vuelta”.
El objetivo, estar en la Vuelta
Ese es el cometido para la próxima campaña, estar en la salida de Lisboa, desde donde partirá la carrera. “Para nosotros es muy importante estar en la salida, pero puedes estar en la Vuelta o no. No depende sólo de ti. Así que nosotros hemos diseñado dos calendarios, uno con la Vuelta y otro sin ella”.
Acertar con el calendario es otro valor cada vez más importante. El Caja Rural cerró el curso por todo lo alto con el triunfo en la Cro Race con Leitao y Aular, dos buenos llegadores. El laurel lo obtuvieron ante equipos del WorldTour. “En ese aspecto ha sido nuestra mejor carrera”, enfatiza Bagües, que desea que el equipo siga con la línea ascendente del último curso. La idea es mejorar. “Hay que pensar en grande”, cierra Bagües.