El cambio climático y el uso intensivo de la tierra para la agricultura ya han sido responsables de una reducción del 49 % del número de insectos en las zonas más afectadas del mundo, según un estudio del University College London (UCL).
Los insectos componen el grupo de animales más diversos de la Tierra y se estima que hay un millón de especies identificadas, más que todos los animales juntos. Representan nueve de cada diez formas de vida de nuestro planeta.
El estudio, publicado en la revista Nature, es el primero en identificar que la interacción entre el aumento de las temperaturas y los cambios en el uso del suelo está provocando pérdidas generalizadas en numerosos grupos de insectos en todo el mundo, afirman los autores.
El estudio consta de 800.000 registros de casi 18.000 especies obtenidos de 6.095 partes del planeta y señala que las mariposas son las más afectadas y además que, paradójicamente, la agricultura intensiva está destruyendo los insectos que más necesitan para desarrollar los cultivos .
"Muchos insectos parecen ser muy vulnerables a las presiones humanas, lo que resulta preocupante a medida que el cambio climático se agrava y las zonas agrícolas siguen expandiéndose", señala la entomóloga Charlie Outhwaite, de la UCL. Según esta investigadora, las conclusiones de este trabajo ponen de manifiesto "la urgencia de adoptar medidas para preservar los hábitats naturales, frenar la expansión de la agricultura de alta intensidad y reducir las emisiones para mitigar el cambio climático".
La pérdida de poblaciones de insectos podría ser perjudicial no solo para el medio ambiente natural, donde los insectos a menudo desempeñan funciones clave en los ecosistemas locales, sino que también podría perjudicar a la salud humana y la seguridad alimentaria, en particular con la pérdida de polinizadores.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores combinaron datos sobre cambios de temperatura y de uso del suelo con datos sobre la biodiversidad de los insectos en más de 6.000 lugares diferentes de todo el mundo, por un período de 20 años.
Descubrieron que en aquellas con una agricultura de alta intensidad y un calentamiento climático considerable, el número de insectos era un 49 % menor que en los hábitats más naturales sin calentamiento climático registrado, mientras que el número de especies diferentes era un 29 % menor. El estudio revela que, en las zonas con una agricultura de baja intensidad y un calentamiento climático considerable, el hecho de tener un hábitat natural cercano amortiguaba las pérdidas.
Cuando el 75 % del terreno estaba cubierto por un hábitat natural, la abundancia de insectos solo disminuyó un 7 %, frente a una reducción del 63 % en zonas comparables con solo un 25 % de cobertura de hábitat natural.
Muchos insectos dependen de las plantas para obtener sombra en los días calurosos, por lo que la pérdida de hábitats naturales podría hacerlos más vulnerables al calentamiento del clima, explica la UCL.
Los investigadores afirman que el declive de los insectos debido a la influencia humana puede ser incluso mayor de lo que sugieren sus resultados, ya que muchas zonas con un largo historial de impactos humanos ya habrían sufrido pérdidas de biodiversidad antes del inicio del período de estudio.
Además, el trabajo tampoco tuvo en cuenta los efectos de otros factores como la contaminación. Los científicos comprobaron además que los insectos polinizadores son especialmente vulnerables a la expansión agrícola, ya que parecen ser más de un 70 % menos abundantes en las tierras de cultivo de alta intensidad en comparación con los lugares silvestres.