El Interpueblos absoluto regresó, tras un año de parón, por todo lo alto y con la victoria de Baztan ante Larraun (2-1), en una final que no se resolvió hasta los últimos minutos del partido de séniors. La jornada definitiva se disputó en un Labrit con gran ambiente, gracias al apoyo que brindaron los aficionados de los dos pueblos. Las disputas previas entre ambos no dejaban pistas sobre de qué lado se podría decantar la txapela. En los dos encuentros de la liguilla, cada pueblo logró una victoria, dejando todo en el aire.
Con todo por resolver, el ambiente fue caldeándose, poco a poco, para el encuentro final que enfrentaba a Oier Ariztegi-Peio Oscoz, de Baztan, contra Xuban Armendáriz-Iñigo Gurrea, de Larraun. La igualdad que no se vio en los otros choques salió a relucir en el de séniors. El duelo estaba servido y Larraun golpeó primero con un tanto rápido y un segundo más largo que, pese a dos grandes salvadas de Ariztegi, cayó del lado de los rojos. Lejos de venirse abajo, Ariztegi siguió con la tónica inicial y, apoyado por la seguridad de Oscoz, ambos pusieron el empate.
Ninguna pareja era capaz de abrir espacio y los empates se sucedieron hasta el 6-6, momento en el que los de Baztan pusieron una marcha más. Con el 10-7 se fueron al descanso, en el que Gurrea, fruto de la tensión, lanzó una botella contra el suelo mojando parte de la cancha. Eso provocó que el parón se alargase más de lo necesario, algo que repercutió en el juego de los de Larraun de manera positiva. En la reanudación, Armendáriz lideró la remontada a base de remates y grandes saques, llegando al 16-18. Pero el esfuerzo por parte de ambos larraundarras había sido grande y empezó a pasar factura. Seis tantos seguidos azules decantaron el encuentro y la txapela, que viajó hasta Baztan. Una victoria con dedicatoria. “Esto va para la gente de Baztan y por la familia”, señaló Ariztegi, mientras Oscoz se acordaba del delegado Juanjo Atxa: “También va por él”.