Imanol Alguacil, el técnico que ha guiado al equipo durante más de seis años, ha anunciado que no continuará al frente del banquillo la próxima campaña. Todavía seguimos en shock por la decisión del técnico oriotarra. No por el contexto y tampoco por lo acertado de la misma, puesto que el ambiente era cada vez más y más espinoso. Pero la palabra que más define a la familia txuri urdin en estos momentos es vértigo. El vértigo que siente tras ser elevada por un brillante técnico hasta un lugar tan alto del que es difícil bajar sin darse un porrazo. Y mucho más difícil seguir subiendo-
El anuncio llegó apenas horas después de una derrota especialmente dolorosa en Mendizorroza. El 1-0 encajado ayer ante el Alavés no solo fue un tropiezo clave en el camino hacia Europa, sino que además dejó sensaciones preocupantes. La Real firmó uno de sus partidos más grises del curso, con escasa claridad en ataque y una falta de chispa impropia de un equipo con aspiraciones continentales. Fue un encuentro que pareció pesar más de lo habitual en el ánimo del vestuario y que más que posiblemente ha rematado la marcha del técnico.
Hay una frase que dice algo así como "o mueres como un héroe o vives lo suficiente para convertirse en un villano". Daba la sensación que Imanol estaba estas últimas semanas en el alambre entre ambos conceptos. Pero en el momento de la verdad se ha decantado por lo primero. El tiempo dirá si verdaderamente ha elegido ser héroe o si era el villano de una historia incompleta. Porque su responsabilidad en el momento actual del equipo no puede opacar que hereda la gestión última de un Director Deportivo que ni está ni se le espera.
Imanol ha sido el "punching ball" de todos en un año donde desde el primer día nos han dicho que iba a ser de paciencia y no les hemos querido creer. Pero a la hora de la verdad no se conoce a nadie que a esta hora no tenga el gusanillo en el cuerpo del ¿Y si todo se ha precipitado?. Las redes dictaron sentencia hace mucho, pero Anoeta siempre se ha mostrado respetuosa con el entrenador, al que hasta antes de ayer se le cantaba el "Imanol, Imanol" minutos antes de que el Getafe nos endosara 3 goles en casa.
Un legado profundo
Imanol no se va como un técnico más. Se va como uno de los entrenadores más trascendentes en la historia moderna del club. Por no decir el que más del Siglo XXI. Su identidad de cantera y su capacidad para competir con los grandes sin renunciar al estilo han dejado una marca profunda. Pero su estilo innegociable también lo ha condenado cuando no ha tenido alternativa. Aún así, su legado es imborrable. Ha devuelto a la Real algo que creíamos perdido: la capacidad de creer que puede lograrlo todo. Al más puro estilo anti-gipuzkoano. Nos ha regalado el don de la ambición empedernida. Y ahí están los datos. Habremos ganado "solo" una Copa, pero hemos estado presente y vivos en todas las competiciones habidas y por haber.
Nos van a restar 5 partidos del patrón que nos levantó del televisor a todos los gipuzkoanos a grito pelado. Pero esto no se ha acabado. Nos queda la última canción que cantar. Ahora toca el servicio a la patria. El enésimo servicio de un entrenador que ha dado todo por la camiseta. La clasificación europea sigue al alcance pese a que el asunto se ha complicado. Pero eso es lo bonito. Y es que no hay cosa que le ponga más a este gitano que romper con lo lógico.
Eskerrik asko, Imanol. La huella que dejas no se olvidará jamás. La Real es más grande gracias a gente como tú. Gracias a tí. Pero después nos tocará vivir sin ti. Espero que encontremos la manera.