Gipuzkoa

La historia de Marta o cómo pintar con la boca cuando ya no se puede con la mano

Marta Andreu sufre una enfermedad degenerativa y sus amigas recogen donativos para comprar un mando especial para su silla de ruedas
Marta André, con algunas de sus amigas. / N.G.

La urretxuarra Marta Andreu tiene una enfermedad degenerativa llamada siringomielia. Una de sus aficiones es pintar y cuando tuvo que dejar de utilizar la mano, empezó a pintar con la boca. También tiene cada vez más dificultades para manejar su silla de ruedas y necesita un mando especial para poder seguir haciéndolo. Este mando, que funciona con la cabeza, cuesta 8.468 euros. Ha recibido una subvención de 1.552 euros, por lo que necesita 6.916 euros para adquirir el mando.

Sus amigas han puesto en marcha una colecta. Aquellos que quieran ayudar a Marta pueden realizar donaciones mediante transferencia bancaria. El dinero hay que ingresarlo en la cuenta ES33 2095 5092 0091 2520 0725 de Kutxabank. El concepto a utilizar es Ayuda técnica ortoprotésica. A partir del 1 de abril también se podrán hacer donaciones vía Bizum, en el número 629 540 914. El concepto a utilizar es el mismo.

Marta tiene 55 años. Nació en el barrio Eitzaga de Zumarraga y cuando tenía 14 años sus padres se trasladaron a Urretxu. En la actualidad, vive en la residencia Villa Sacramento de Ategorrieta. Lleva más de 10 años allí.

Le diagnosticaron siringomielia hace cerca de 20 años. “Empecé a cojear de la pierna izquierda y, como vi que iba a más, fui al médico. Me dijeron que tenía una enfermedad degenerativa llamada siringomielia. En la actualidad, necesito silla de ruedas y me han puesto una sonda para alimentarme porque los músculos habían dejado de responder”.

Una de sus aficiones es pintar. En su día iba a la escuela de bellas artes de Zumarraga, con las profesoras Laura Zendoia y Dorleta Ugarteburu. Allí, empezó a utilizar el pincel con la boca. “Como ya no podía ponerme de pie y pintar con la mano se me hacía duro, empecé a pintar con la boca. Hablaba, cantaba y pintaba con la boca. Las profesoras y las compañeras flipaban”.

Desgraciadamente, también le cuesta cada vez más pintar con la boca. “Cada vez pinto menos. He empezado un cuadro para una enfermera, pero no me apetece pintar. Dibujar con la boca y después pintar exige precisión y no poder hacerlo con precisión me cabrea”.

Los cuadros de la urretxuarra que pinta con la boca NTM

A pesar de que cada vez se ve más limitada, no pierde el humor. “Me adapto a todo. Lo llevo bien. Si te pones a pensar cómo andaba antes, que bailaba… Hoy en día me dan de desayunar en la cama y después me visten y me ponen en la silla con la ayuda de la grúa. Por las mañanas hago ejercicios cognitivos y juegos y después como sentada en la silla. Si no tengo visitas, paso la tarde en la cama. No pienso en cómo estaré en el futuro. Me he informado sobre la eutanasia y pronto hablaré con la doctora y lo dejaré escrito”.

Uno de sus motivos de alegría es la cuadrilla. “Tengo una cuadrilla maravillosa. Vienen de visita, cuando organizan una comida me llevan al café… y ahora han puesto en marcha una recogida de donaciones para comprar el aparato que necesito para poder seguir manejando la silla de ruedas”. Sus amigas están orgullosas de ella. “Es positiva, alegre y de buen corazón”.

15/03/2025