La variante de Rekalde contará con presupuesto el próximo año, tras un acuerdo alcanzado en las Juntas Generales de Bizkaia para pedir a la Diputación incorpore en las cuentas de 2023 la dotación económica plurianual que permita avanzar en su construcción entre los partidos que sustentan al Gobierno foral, PNV y PSE-EE, con EH Bildu, y apoyado por Elkarrekin Podemos.
La apoderada nacionalista Irene Edesa puso de manifiesto que este acuerdo refuerza "la hoja de ruta que la Diputación está ya llevando a cabo" en relación a esta infraestructura. Según recordó, la institución trabaja en los estudios previos para la construcción de la variante de Rekalde, infraestructura necesaria para el posterior derribo del viaducto de la autovía A-8 sobre este barrio bilbaino.
El acuerdo, alcanzado a través de una enmienda de PNV y PSE a una iniciativa de EH Bildu, contó con el voto en contra del PP, que también había presentado una propuesta sobre el asunto, rechazada por el resto de los grupos.
Lo aprobado aboga textualmente por que una vez que "el departamento de Infraestructuras y Desarrollo Territorial finalice los estudios previos actualmente en ejecución" se incorpore "en el ejercicio de 2023 la dotación económica plurianual necesaria para avanzar en la licitación y redacción del proyecto de construcción de la Variante de Rekalde".
Su aprobación se produce un mes después de que el diputado de Desarrollo Económico y Territorial, Imanol Pradales, señalase ante la Cámara vizcaina que se habían iniciado los análisis previos y concretase plazos de ejecución del proyecto, que implicaban nueve años y medio de trabajos.
Para EH Bildu, la asignación de una dotación presupuestaria cuantificable es lo que da "el banderazo de salida" del proyecto. A su juicio, se pone en marcha "la cuenta atrás" y "ya no hay excusas", afirmó el representante de la coalición abertzale Raúl Méndez. "Hemos conseguido que por fin haya presupuesto asignado para esta obra".
Desde los partidos en el gobierno foral valoraron también el avance. El PSE-EE señaló que ha venido defendiendo el derribo del viaducto como "una actuación prioritaria". Por su parte, el PP votó en contra en el convencimiento de que el compromiso "se quedará en papel mojado", según su portavoz, Eduardo Andrade.