Newport, situada en el estado norteamericano de Rhode Island, es un icono de la vela, un lugar idílico que ha acogido las regatas más prestigiosas del panorama. Tres tripulaciones de embarcaciones vascas se desplazan allí, sin sus barcos, para afrontar entre el 1 y el 8 de octubre los Campeonatos del Mundo de la clase J80 –8 metros de eslora y 5 tripulantes–, donde la vela vasca es gran potencia mundial, y sin embargo competirá con embarcaciones de alquiler, alejada de las exigencias económicas que permiten desplazar sus veleros y el material necesario para gozar de mayores garantías.
En esta ciudad próxima a los 30.000 habitantes, los patrones Olatz Muñoz, José Azqueta y Nico Viar se presentan, al igual que sus tripulantes, como amateurs que competirán entre multitud de profesionales. Pero al igual que sucedió en la cita previa de Dinamarca en 2021, tratarán de demostrar que la pasión puede codearse con el profesionalismo para cosechar nuevos éxitos. Porque el Decoexsa que patronea Muñoz es el vigente campeón del mundo en categoría femenina, el Biobizz de Azqueta es subcampeón masculino y el Fhimasa Escuela de Vela José Luis de Ugarte de Viar se presenta como campeón juvenil.
“Es un gran éxito de la vela vasca, más teniendo en cuenta que somos un país con poca costa. Tener tres barcos defendiendo dos títulos y un subcampeonato, teniendo en cuenta que de todo el Estado español van solo cuatro barcos, es un motivo de orgullo para la vela vasca”, celebra el presidente de la Federación Vasca de Vela, Oriol Ruiz Cabestany, que señala a estas embarcaciones como el reflejo de la buena salud de la disciplina en Euskadi.
No obstante, como admite, los representantes vascos asisten con un “handicap”: “No van con sus barcos”, porque “enviar un contenedor a América es muy caro”; en consecuencia, “jugamos en campo contrario y con el equipo que nos da el contrario”, incide el presidente. Y es que las embarcaciones se han alquilado en Estados Unidos. “Va a ser una incógnita hasta que lleguemos allí y probemos; el barco que hemos cogido es muy muy viejito, entonces vamos a ver cómo va”, comenta Olatz Muñoz, que contará para el Decoexsa con Marta Lizarraga, Patricia Alza, Gabriela Cruz, Carlota Gala y Eva González, “un equipo increíble”.
En el caso de Azqueta, la odisea de conseguir el monocasco la relata así: “Hemos alquilado una embarcación en América que nos ha llevado bastantes meses buscarla. Es un reto también logístico. Hemos contactado con una embarcación en Tennessee, en Nashville, en el centro de América. Tenemos un contacto de Getxo que trabaja en Miami que nos va a hacer el favor de ir allí, va a coger la embarcación y se va a cruzar media América para llevarla a Newport. Con todo eso, vamos un poco a la expectativa”.
Y es que la primera tarea para las tripulaciones vascas al llegar a Newport será lijar las embarcaciones durante prácticamente dos días, apurados para ganar margen de entrenamiento y descubrir un campo de regatas desconocido pero que ofrecerá condiciones similares a las del Cantábrico, “con bastante viento y mar, con ola de océano”, lo que resulta una baza favorable. “Estamos acostumbrados”, admite Azqueta. Porque “más allá del material, está lo deportivo; el resto de la gente sabe a quién tiene que marcar”, analiza Ruiz Cabestany sobre el foco de atención que es la flota vasca.
Las expectativas
Pese a las dificultades logísticas, Viar, que tripulará el Fhimasa junto a Alba Ortega, Manolo Rey-Baltar, Perico Basterra y Tomás Trueba, se proyecta humilde –“no pensamos en si somos los máximos exponentes como relevos generacionales de la vela vasca”, sostiene– aunque a la vez optimista y con confianza: “En Dinamarca fue lo mismo, alquilamos el barco allí y tuvimos que ponerlo a nuestro gusto, pero conseguimos ponerlo como para conseguir el título, así que esperemos que este año podamos hacer lo mismo”.
“Creo que podemos hacer un buen papel”, sostiene por su parte Muñoz, quien asegura que “nos gustaría revalidar el título; luego ya, lo que sea pues será. Desde luego, intentar lo vamos a intentar, vamos a darlo todo, a esforzarnos muchísimo y vamos con ganas”.
El Decoexsa es una suerte de buque rompehielos que hace ruta al navegar, porque la inserción de la mujer en la vela “va poco a poco al alza” pero “está costando”, y este barco es espejo y ejemplo de competitividad. “Es verdad que ahora se ayuda o se intenta impulsar un poco más de lo que se hacía antes, pero todavía hay mucho trabajo por hacer”, analiza Muñoz.
Azqueta, mientras, recurre a la prudencia: “Tenemos que tener claro quiénes somos, de dónde venimos y no nos cerramos las puertas a nada, pero tampoco hay que crear unas expectativas que no son realistas”. Para el patrón del Biobizz “pelear entre los cinco primeros ya sería un éxito”, porque, como confiesa, “en 2021 quedar segundos fue realmente una sorpresa”. En su caso, contará con Nuria Sánchez, Juanma Barrionuevo, Jon Ortega y Jaime Oliva.
Y es que a juicio de Azqueta, las embarcaciones americanas se intuyen como las grandes favoritas. “Lo están preparando muy bien”, advierte. Además, “hay varios equipos que llevan profesionales dentro”. “En Dinamarca, por ejemplo, el que nos ganó es un patrón profesional. El equipo americano va con cuatro profesionales entre los cinco tripulantes, el sueco va con cuatro de cinco… Si te gusta el deporte es bonito poder competir con gente de alto nivel, pero al mismo tiempo estamos un poco en inferioridad. En nuestro caso, por ejemplo, vamos a lijar el barco nosotros mismos”, ahonda José Azqueta, cuya profesión es la de gerente de una compañía de perfiles metálicos, mientras que Olatz Muñoz es responsable de explotación del Puerto Deportivo de Hondarribia y Nico Viar persigue un futuro laboral como estudiante de Ingeniería Industrial.
“Nosotras no somos profesionales, somos un grupo de amigas que navegamos la mayoría desde pequeñas y que nos gusta el navegar, entrenar e ir a regatas”, añade Muñoz, inmersa en la vela desde los siete años y desde los ocho en la competición. “Somos todos amateurs”, recalca Ruiz Cabestany, otorgando trascendencia al éxito vasco.
La delegación vasca, impulsada por los vientos que soplan desde patrocinadores e instituciones, tratarán de volver a destacar a lo largo de cinco días de competición entre las 55 embarcaciones de diez países diferentes que se citarán en aguas de Newport. “Somos proyectos independientes, equipos independientes, pero funcionamos como un equipo, nos llevamos muy bien, entrenamos juntos. Si vas tres equipos y compartes un poco todo, al final te haces un poquitín más fuerte. Si uno tiene un problema, le ayuda otro. Es un tema bonito y a destacar que la flota vasca vamos todos juntos”, apostilla Azqueta. La vela vasca, hermanada, se evalúa como potencia mundial.