“Nunca es tarde para hablar y creo que podemos poner sobre la mesa qué número de plazas reales existen, cuáles son las necesidades y qué recursos tenemos. Incluso podríamos valorar la necesidad de implementar nuevos recursos, si fuera necesario, pero con la misma filosofía que hasta ahora, enraizados con el entorno y que apuesten por un acompañamiento individualizado”. Así se pronunció ayer martes la viceconsejera de Políticas Sociales, Lide Amilibia, quien, además de emplazar al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a “mantener el diálogo desde hoy mismo para atender mejor a las personas que llegan a Euskadi”, evocó que en los últimos años se han puesto en marcha centros para refugiados en Oñati, Tolosa o Berriz, “con un criterio común: casas amplias que permiten un proceso de integración individualizado a cada persona, a cada familia, y con gran vinculación con el entorno”.
Amilibia defendió el modelo vasco con centros redimensionados, un apoyo de profesionales y de personas voluntarias, y todo ello coordinado y de manera transparente, hablado, negociado y trasladado a al Ayuntamiento y a las personas que viven en el entorno. “Nosotros creemos que, para un acompañamiento, unos servicios cercanos, unas atenciones individualizadas y unos procesos de integración, el tamaño también es importante. Y entendemos que un centro de 350 plazas no es el modelo que hasta ahora hemos compartido también con el Estado español”, indicó en una entrevista en Radio Euskadi, donde remarcó que las instituciones vascas siempre “han estado ahí para acompañar” en una competencia que es estatal “por solidaridad y compromiso”.
Rebajar la tensión
La responsable de Lakua aseveró que, hasta la fecha, las Administraciones vasca y estatal han compartido modelo, coordinándose en diferentes mesas. “Hemos visto que, pese al esfuerzo que haya podido hacer el Estado en la implementación de plazas nuevas, no eran suficientes, y hemos puesto en marcha recursos, como pueden ser el de Oñate, el de Tolosa o el de Berriz, con plazas nuevas dirigidas a personas solicitantes de asilo, para complementar y avanzar todos, en una necesidad que está ahí y que hay que dotarla”, explicitó, precisando que nunca había existido ningún problema en las relaciones. “Ahora ha surgido esta polémica, yo creo que también quizá por una falta de transparencia o de diálogo previo a la adjudicación de estas obras”. Amilibia abogó por “reconducir la situación, bajando la tensión y, sobre todo, dialogando”. A su entender, sería “coherente” con el sistema mantenido hasta ahora que se mantenga el proyecto del centro de Gasteiz con menos plazas y que se puedan habilitar más en otros puntos de Euskadi. “El debate se está haciendo demasiado grande y el problema es que tenemos que atender a las personas vulnerables, que necesitan de nuestro apoyo y no enzarzarnos en debates de estas características”, explicó la viceconsejera. “Las infraestructuras no salen de la noche a la mañana, pero así como en su momento se vio que había un albergue en Oñati o en Berriz, que estaba en desuso y que podíamos también utilizarlo, sería cuestión de trabajar a pie de terreno las infraestructuras que pueda haber y las que se puedan destinar a este objetivo”, remarcó.
De paso, afeó las palabras del delegado del Gobierno en la CAV, Denis Itxaso, que preguntó si “el modelo vasco son las 250 plazas en un polígono industrial en Irun”, matizando que el centro de esa localidad está dirigido a migrantes en tránsito. “Son 150 plazas, no son 250, y es un recurso gemelo a otro que también está en Irún y que financia el Gobierno español”, zanjó.