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Política

"La vida no es eterna. Quiero disfrutar de lo pequeño y eso, en primera línea, es imposible"

Deja la política. Necesita reencontrarse con lo pequeño, con él, con su familia, con sus gustos. No se presentará a las listas de Podemos para las próximas elecciones y se preparará para ser profesor
Mikel Buil, en la ventana de su despacho en el Parlamento de Navarra
Mikel Buil, en la ventana de su despacho en el Parlamento de Navarra

Mikel Buil García (Pamplona, 5 de noviembre de 1979) se va. Tras siete años y medio como parlamentario, la mitad como portavoz de Podemos, aparca la política. No presentará candidatura para confeccionar las listas de su partido y dejará su escaño cuando se disuelva el Parlamento. Lo anunció esta semana. Después se tomará un descanso y buscará trabajo. Quiere ser profesor.

La etapa de la política institucional ha terminado. Y lo ha hecho por necesidad, porque sentía que tenía que parar, descansar, salir de la rueda –a veces perversa– de la política y “rehacer su vida”. El anuncio ha tenido cierta repercusión y muchos le han escrito.

Ha sorprendido el aplomo con el que ha reconocido que necesita darse un tiempo y la naturalidad con la que ha asumido que su etapa política ha concluido. Ahora, dice, le toca a Begoña Alfaro y su equipo, al que va a intentar ayudar en lo que haga falta. No sale del Parlamento quemado, pero hay vida mucho más allá. “Quiero vivir de cerca, reencontrarme con las cosas que me gustaban y no he hecho estos últimos ocho años. Cuidar, y que me cuiden”.

Ha anunciado que deja la política. 

–A la política se viene a sudar la camiseta por un tiempo, a hacer un servicio público. Lo suyo es hacerlo por un tiempo limitado, que por otra parte es lo que siempre se ha fomentado en Podemos: dos legislaturas, una tercera como mucho, y ya. Si no, pierdes punch. Habrá quien quiera vivir siempre de la política, pero yo nunca lo he visto así. Tenía unas misiones políticas y en gran parte las he cumplido. Me voy satisfecho.

¿Respetar las etapas en política es sano? 

–Hay que dejar hueco a quien viene con ilusión. Yo creo que aquí, en el Parlamento, se pierde la frescura. Estar el tiempo justo es importante. Hablas de lo sano, de salud, y me quedo con una reflexión que hemos hecho muchos estos últimos años de pandemia: hay que disfrutar de la vida de cerca, cuidando a los tuyos, cuidándote a ti. Y eso me lleva a dejar la primera línea.

¿Ha perdido la alegría? 

–Guardo la satisfacción de estos años. Por ejemplo, la de haber dejado en el banquillo a la derecha, de multitud de hitos conseguidos. La alegría se desgasta, claro. Y no lo voy a negar, desgasta tener poca capacidad, ser un grupo de dos que asume el trabajo de uno de veinte. Y este proyecto se merece, sobre todo, ser un proyecto alegre. Me voy tranquilo con el relevo.

¿Esa pérdida de alegría ha ido de la mano de cómo ha ido cambiando el proyecto de Podemos? 

–Sí, lo tengo que reconocer. El Podemos de hoy no es el de 2015. Eso no quita para que yo siga siendo de Podemos. Estoy muy orgulloso del Gobierno de coalición y de la estrategia de abrir el abanico a otros partidos. Podemos ha madurado, ha pasado a ser una fuerza de Gobierno y eso implica asumir todas las contradicciones de la gestión. ¿Eso quita alegría, frescura? Sí. Pero no me quiero quedar con eso. Simplemente, mi misión en primera línea ha terminado porque hay gente que llega y lo puede hacer con más entusiasmo.

¿La política le ha hecho perderse muchas otras cosas? 

–Sí. La política institucional te absorbe. Una de las cosas que más me asusta es volverme a encontrar con las cosas que me gustan. Me encanta la música, me encanta la naturaleza, me encantan muchísimas cosas con las que no he podido estar conectado. Quiero cuidar, y que me cuiden. Y eso es algo que se pierde cuando estás en la primera línea.

¿El motivo de dejarlo es casi una reflexión vital?

–Sí, es vital. He trabajado como integrador social, como trabajador social y como sociólogo. Cada cierto tiempo hay que cambiar de trabajo para seguir aprendiendo. En todo este tiempo he aprendido muchísimo, y creo que puedo seguir aprendiendo fuera. Yo tenía un profesor, Mario Gaviria, que siempre decía que cuando trabajas con prostitutas, con expresidiarios, es necesario cambiar cada tres años de sitio para no coger vicios y para seguir aprendiendo.

¿Sospecha que esta despedida es para siempre? 

–Ahora mismo creo que hay personas que lo pueden hacer mejor la próxima legislatura. La política me va a gustar siempre y no salgo quemado. Salgo cansado porque solo somos dos parlamentarios. Si dentro de diez años volveré o no no lo sé decir, dependerá de si tengo verdaderas opciones de cambiar las cosas.

La vida enseña que no se puede hacer planes: usted lo sabe mejor que nadie. 

–En estos ocho años he perdido a mi madre, ha nacido mi sobrino... la vida no es eterna y tengo ganas de disfrutar de lo pequeño. En la vida no vale de nada hacer planes y la política institucional es estar planificando constantemente para otros. Echo de menos el estar en contacto con mi día a día, conmigo mismo, con mi vitalidad.

¿Qué le ha dejado la política? 

–Podre valorarlo mejor con el tiempo. Pero ha sido algo natural en mi trayectoria porque no empecé a luchar cuando era político. El Mikel de 2015 era mucho más inmaduro. Negociar, ceder, y ceder, y ceder [ríe] te hace aprender. Te convierte en más responsable, te hace madurar. También te hace ver que hay otros espacios desde donde se puede hacer el cambio social. He aprendido muchísimo a hacer pedagogía, a hablar en público. En mi primera intervención en el pleno me temblaban las piernas. Ahora me posiciono claramente, sé explicarme mejor.

Lo ha dicho al principio. Tenía unas misiones: ¿las ha cumplido? 

–Yo venía de sufrir los recortes de UPN en lo social hasta casi la laminación definitiva, así que el primer éxito fue dejarlos en el banquillo. Otras aparecieron por el camino, como las víctimas de abusos de la Iglesia, que estaban abandonadas. Esa ha sido una satisfacción, por ejemplo. El derecho subjetivo a la vivienda, la Renta Garantiza... viniendo de donde venía, sé que ese dinero para personas que no nos van a votar nunca va a servir para toda la sociedad. No puedes pensar que tú vas a vivir como si nada, por mucho que vivas en Gorraiz, si una parte de la sociedad está fuera. Creo que eso hemos conseguido instalar eso en la política navarra. Y con la entrada en el Gobierno lo hemos mantenido.

¿Cuál ha sido el peor momento? 

–El resultado electoral de 2019. Fue desolador. No te voy a decir que nuestras expectativas fueran mucho más altas, pero para mí fue un batacazo. Me tuve que reponer rápido porque empezamos a negociar al día siguiente, pero me dolió mucho.

¿Fue el peor final posible para un final de legislatura pasada que fue muy malo para Podemos? 

–No fue el peor, porque el peor hubiese sido no estar en el Parlamento. Al final, te agarras al clavo ardiendo de que por lo menos mantienes el muelle. Pero fue un golpe de realidad.

Dentro de un tiempo, ¿cómo recordará aquellos meses en los que Podemos se partió? 

–Ocupará poco espacio en mi memoria. Las personas recordamos lo bueno. Y desde luego no guardo ningún odio personal. Cada uno hizo lo que sentía que tenía que hacer en aquel momento. Cuando analizo aquellos momentos tan duros, lo único que me surge es cierta... [y piensa unos segundos]. Vosotros lo veíais desde fuera, pero yo lo que veía era un grupo que empezó unido y que se destrozó, también en lo personal. Yo sé que fue un momento de mucho sufrimiento para todos. Espero que todos hayan cerrado esa herida. Yo, desde luego, no la mantengo abierta.

¿Entrar al Gobierno fue la forma de cerrar la herida política? 

–La idea fue poner un candado para que las políticas del cambio se mantuvieran, tender un puente para que EH Bildu tuviera algún papel y mantener las políticas progresistas. Era una opción para desarrollar una estrategia en la que nosotros perdíamos, pero lo más importante era que la derecha siguiese fuera.

¿La plataforma de izquierdas Contigo-Zurekin puede realzar ese espacio? 

–Estoy convencido de que en 2019 tuvimos voto de castigo, pero ir separados fue un grave error. Esta plataforma nace para subsanar eso. Ahora no vamos a tener voto de castigo porque hemos trabajado de forma discreta y negociada. Sumar actores va a ser bueno. Pero la última encuesta son las elecciones.

¿Va a permanecer ligado al proyecto?

–Yo estoy convencido de que la izquierda necesita personas que aporten. He aprendido muchísimo en 8 años, y todo eso quiero aportarlo. ¿Cómo? No lo sé. Pero yo pienso en colaborar de forma permanente con este lado de la izquierda.

Y ahora, ¿qué va a hacer? 

–Me gustaría mucho ser profesor. Voy a tener que estudiar el CAP [el máster de capacitación docente para poder dar clases] como todo hijo de vecino y currármelo mucho para hacer el cambio. Por el camino estaré atento a lo que salga.

¿Va a haber una etapa de descanso?

–Sí. Para mí, ahora, es necesario. Terminaré esta legislatura en plena campaña, probablemente con dos kilos menos y con un montón de discursos, argumentarios y demás en la cabeza. A corto plazo, me toca descansar, cuidarme y cuidar.

2022-10-30T15:27:03+01:00
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