La vida no tiene marcha atrás para Dani

En argot futbolístico, tiene una zurda de oro. El problema es que Dani Scapau odia el deporte rey. Pero eso no quita para que su pie izquierdo no tenga precio. De hecho, es la única forma que tiene para conducir. Y no lo hace nada mal. La prueba es que este viernes mismo obtenía la calificación de Apto en el examen y se llevaba la 'L' que le acredita como novel en la carretera. Fue poco más de media hora, con salida de Bilbao por Enekuri hacia Rontegi para terminar en Barakaldo. "No ha sido fácil, no" resumía Jose Mari Andrés, director de la Autoescuela Irrintzi, el centro de formación con base en Basauri que estos días se ha convertido en un hogar para este malagueño de adopción que en unos meses cumplirá 33 años.

Con el pie derecho controla el acelerador y el freno, como en un vehículo automático; y con su voz transmite las acciones al ordenador de a bordo para activar los intermitentes o hacer sonar el claxon, por ejemplo. Por que sí, Dani no tiene brazos. "Es muy vivo", valoraba Andrés. Conduce descalzo y sin calcetín para poder agarrar mejor con su zurda de oro la bola del joystick con la que maneja el volante por las apretadas calles que se estiran en las inmediaciones del Colegio Soloarte. Poco más de cincuenta clases prácticas ha tenido que dar Danut [es su nombre real porque es rumano de nacimiento] para poder obtener esa plaquita verde. De momento la pondrá en una pared y la contemplará todos los días.

Diez años le ha costado hacer realidad este sueño. Diez años desde que conoció a Jose Mari en Madrid y le habló de su anhelo. Diez años para poder reunir el dinero necesario. "Siete mil euros", responde Dani sin miramientos que se le han ido entre viajes, alojamientos, formación, tasas, etc. Ha tenido que ir ahorrando como ha podido, pero es lo que más deseaba. Primero para demostrarse a sí mismo que era capaz de conseguirlo y después para ganar en independencia y no depender de las amistades para poder ir a donde le apetezca. Lo ha hecho céntimo a céntimo. Algunos días más y otros menos. Es lo que tiene pedir limosna en las calles de Málaga. Antes lo hizo en el metro de Madrid.

En busca de la felicidad

"Mi vida depende de la sociedad. Si ellos bien y contentos, yo también", sonríe Dani. Tiene motivos para hacerlo a pesar de que su infancia y adolescencia no le dieron motivos para conocer la alegría. De su padre y su madre, ni rastro. Perdió los brazos con 11 años electrocutado mientras trabajaba para un hombre en una aldea. Y en vez de llevarle a un hospital, lo abandonó en una cuneta. Para cuando lo encontraron la gangrena había malogrado sus extremidades y hubo que amputar. Estudios tampoco tiene. No los pudo tener.

Aprendió a conducir tractores con sus amigos mientras trabajaba. Con uno de ellos se fue a Madrid al cumplir los 18 y desde entonces no ha parado de buscar la felicidad y la libertad. "La vida no tiene marcha atrás, amigo. Solo los coches pueden ir marcha atrás", ilustra este malagueño de adopción que es saludado y felicitado por los vecinos del barrio y clientes del Kanela cuando le ven con la 'L' colgada en su pecho. Pero él, humilde, insiste en darle las gracias a Jose Mari Andrés, aquel vasco loco que en 2008 obligó a la DGT a modificar la normativa para poder enseñar a conducir a personas con discapacidad física severa. "Jose Mari sí, me ha enseñado todo. Sin él, nada", despacha.

De hecho, Irrintzi es la única autoescuela del Estado autorizada para impartir este tipo de formación tan particular (Dani ha sido el quinto Apto) en un vehículo completamente adaptado para este fin. Ese es, precisamente, el próximo objetivo que se ha marcado Dani: empezar a ahorrar los 20.000 euros que cuesta acondicionar un coche automático a su modo de conducción. "Siete mil euros diez años, así que veinte mil...", suspira el joven. Eso, o que la fortuna le sonría y su nombre aparezca en primer lugar en el sorteo que el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía promueven cada año para subvencionar el elevado precio que tiene adaptar un turismo. "De momento me voy con carnet en bolsillo", dice. "Y que además lo has sacao a la primera", encasqueta contento Jose Mari Andrés.