Ayer, Uharte Arakil celebró la quincuagésima cuarta edición del concurso de perros pastores de Navarra. Cientos de personas se acercaron a la campa de Gainbera, agrietada por la sequía, para apreciar cómo Antonio Alustiza junto a su perro Ttiki se alzaba por vigésima vez con la txapela.
El binomio navarro funcionó a la perfección. Ttiki no solo ejecutó con agilidad todas las órdenes de Antonio, sino que tuvo la capacidad de interpretar los silencios del aresoarra. En definitiva, fue superior a todos los rivales al que se enfrentó en las dos pruebas.
Jorge Oteiza y Lagun, Aritz Ganboa y Txistu, Jexux Razkin y Mendi, Javier Fernández y Txikito, y Antonio Alustiza con sus perros Ttiki y Aske fueron las seis parejas que participaron en el concurso de perros pastores de Navarra.
En la primera prueba, el pastor, que estaba colocado delante de la mesa del jurado, tenía que dirigir a su perro por las dos puertas, que se ubicaban en lo alto de la campa, para así recoger el rebaño de ovejas y hacerlas pasar por los dos entresetos que se situaban en la parte central del terreno.
Entre turno y turno, el trikitilari Ostolaza, el gaitero Ale e Itziar con el pandero ambientaron la campa de Gainbera que estaba totalmente al sol, de ahí que algunos observaran el espectáculo desde lo alto del recinto que se encontraba a la sombra, otros se resguardasen debajo del paraguas y había quienes habían venido con todo el equipaje: visera y gafas de sol.
Los perros que lograron mayor puntuación en la primera prueba fueron Ttiki con 137 puntos, Lagun con 117 y Txistu 97 y se clasificaron para el último ejercicio.
Con los tres clasificados en la campa de Gainbera, comenzó la segunda prueba. En esta ocasión, los perros debían cruzar una pasarela de banderas, que se encontraba en la parte izquierda del terreno, y dirigirse al rebaño de ovejas para tratar de introducirlas en el redil, y después sacarlas. Para esta segunda prueba, al igual que para la primera, los participantes disponían de siete minutos.
Txistu fue el primero en estrenarse y no tuvo un buen arranque. El perro de Aritz Ganboa prefirió marcharse a la sombra en vez de completar correctamente el primer tramo. Por cada bandera saltada, la pareja de Arruazu perdió dos puntos. En la segunda parte, en cambio, logró remontar al introducir el rebaño en el redil, sumando así 35 puntos.
Ttiki, que fue el segundo en participar, se lució. El binomio de Areso se compaginó a la perfección. La primera parte del ejercicio la ejecutaron sin imprevistos y aunque el rebaño de ovejas se hizo de rogar, con tenacidad, Ttiki consiguió meter y sacar el rebaño a tiempo.
Lagun fue el que más apuró para completar el ejercicio. A falta de un minuto, la pareja oronoztarra logró introducir y sacar el rebaño del redil para conservar su segundo puesto. El primer puesto estaba casi adjudicado porque Ttiki había sido el único en cruzar los banderines sin cometer ningún error.
Después de varios minutos de deliberación, el jurado nombró a Antonio Alustiza y a Ttiki como los ganadores de la 54 edición del concurso de perros pastores de Navarra con 308 puntos. El segundo puesto ocupó Jorge Oteiza y Lagun con 271, Aritz Ganboa y Txistu quedaron terceros con 234, Jexux Razkin y Mendi cuartos con 57, y Javier Fernández y Txikito con 55. El sexto puesto lo alcanzó la misma persona que se llevó la txapela: Antonio Alustiza con su perro Aske.
Los primeros tres clasificados participarán en el campeonato de Euskal Herria el 17 de septiembre, y el ganador estará presente en el concurso de perros pastores de Oñati.
Al final del evento, también se entregaron los premios al mejor pastor ataviado y al perro de raza más selecta. El primero fue para Aritz Ganboa y el segundo para Ttiki.
por vigésima vez No es la primera vez que Antonio Alustiza gana este concurso. Este pastor de Areso se ha alzado con el premio 20 veces a lo largo de las más de tres décadas que lleva participando. “Al principio, solía saltar a la campa a participar. Ahora bien, cuando ganas una txapela te entra el gusanillo de más”, afirmó el ganador, que comenzó a concursar porque un compañero de trabajo le animó. “He acabado con buenas sensaciones. Las ovejas estaban un tanto movidas, pero en líneas generales hemos hecho un buen trabajo. Hemos logrado completar el recorrido, que no es poco”, concluyó