La vivienda se ha convertido en un "gran pozo sin fondo" para tres millones de familias en el Estado español, que tienen que dedicar más de seis de cada diez euros (el 63 %) a los gastos de la casa, los suministros y la alimentación.
Según el informe "Ingresos y gastos: una ecuación que condiciona nuestra calidad de vida" presentado este martes por Cáritas Española y la Fundación Foessa, el 16,8 % de las familias quedan por debajo del umbral de la pobreza severa una vez pagados los gastos de vivienda y suministros básicos.
Cada vez más familias se ven obligadas a recurrir a fórmulas como subarrendar habitaciones (lo hacen 1,2 millones de hogares) o residir en viviendas inseguras (4,2 millones están en pisos compartidos, cedidos sin contrato e incluso en situación de desahucio).
Además, la cifra de familias que habitan en viviendas inadecuadas -que no cumplen con las condiciones mínimas dignas- ha experimentado "un preocupante aumento" pasando del 25 % en 2018 al 30 % en 2021 y alcanzando a 5,6 millones de familias, alerta el análisis.
"Muchas familias se enfrentan a una especie de dilema insuperable: La difícil elección entre vivir en condiciones no dignas, como compartir espacios reducidos, lidiar con el hacinamiento y soportar malas condiciones de vida, o, por otro lado, enfrentar una asfixia económica marcada por un estrés financiero abrumador, que a su vez puede afectar gravemente la salud, especialmente la salud mental", ha explicado el investigador de Foessa, Daniel Rodríguez.
La recuperación económica da la espalda a los hogares más humildes
Pese a que los ingresos en el Estado español se han incrementado el 11 % desde 2008, la subida de los precios de los últimos meses ha aumentado en un 30 % los gastos familiares.
Según la investigación, esta disparidad es aún más acusada entre los hogares más humildes, ya que apenas han visto crecer sus ingresos un 0,5 %. Mientras que las familias con menos ingresos invierten más de seis de cada 10 euros a gastos de vivienda, suministros y alimentación, las que tienen mayor nivel de ingresos gastan cuatro de cada 10 euros.
La diferencia entre el crecimiento de los ingresos y el aumento de los gastos, unido al elevado porcentaje de trabajadores pobres (11,7 %) y la baja cobertura e intensidad protectora de los ingresos mínimos (solo los perciben el 44 % de la población en pobreza severa), está desbordando la capacidad de muchas familias que ya se encontraban en situación de vulnerabilidad, advierte el análisis.
De hecho, el porcentaje de hogares en pobreza material severa se sitúa ya en el 8,1 % de la población (3,8 millones de personas), destaca.
"Aunque es necesario abordar la ecuación ingresos-gastos de manera simultánea, probablemente el déficit más pronunciado se encuentra en la actualidad en la esfera de los gastos", sobre todo de vivienda, ha detallado el sociólogo.
Como el gasto en electricidad que aumentó un 82 %, mientras que en el caso de los combustibles líquidos para el suministro de calefacciones fue del 180 %. El INE (2022) muestra que el número de familias que no pudieron mantener su vivienda a una temperatura adecuada aumentó un 189 % con respecto a 2008.
"Es un constante equilibrio precario entre garantizar el pago de la mensualidad de la vivienda y sus suministros en los primeros días del mes, a expensas de caer por debajo del umbral de la pobreza severa y descuidar otras necesidades fundamentales del hogar", ha explicado.
Para comprar una vivienda son necesarios 7,7 años de renta bruta anual frente a los casi 3 años de 1987: el alquiler genera un nivel extremo de estrés financiero al 16 % de las familias, al que deben destinar más del 60 % de sus ingresos.
"Tenemos un problema con la vivienda, lo dicen los datos y lo dice la ciudadanía que identifica la vivienda como una de sus principales preocupaciones", ha aseverado. "Se ha convertido en un gran pozo sin fondo para las familias con menos ingresos", indica el estudio.
La secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro ha asegurado que "muchas familias tienen que recurrir a instituciones para que les ayuden a hacer frente a esos pagos" y ha recordado que la entidad católica ha aumentado las ayudas destinadas a vivienda que en 2022 ascendieron a 46 millones de euros y a 10 millones para pagar suministros.
Garantía de ingresos mínimos para todos
"Como sociedad debemos comprometernos a construir un futuro en el que nadie se vea excluido y donde las condiciones de vida dignas sean una realidad para todos los ciudadanos", ha aseverado Peiro. "La vivienda es el primer paso para la salud y el bienestar de las personas".
Para garantizar el acceso a la vivienda digna y adecuada, la entidad católica plantea ampliar el número de viviendas sociales en alquiler, también las viviendas de emergencia que facilita un refugio a familias en situaciones de extrema necesidad y que nadie se quede sin techo por adversidades económicas.
Planificar políticas de empleo para colectivos con mayores problemas de acceso, reducir la temporalidad y mejorar los ingresos, son otras de las propuestas, junto a cambios legislativos para que las trabajadoras del hogar alcancen una equiparación plena de derechos laborales y de Seguridad Social.
Cáritas propone establecer un sistema de garantía de ingresos mínimos con cobertura suficiente para el conjunto de la población en situación de pobreza severa, incluidas las personas en situación administrativa irregular.
Pero también, la simplificación normativa o la posibilidad de que las prestaciones se asignen automáticamente a las personas que cumplan los requisitos sin necesidad de que éstas tengan que ser quienes las soliciten.
"Es necesaria una revisión general de modelo de bienestar en su conjunto y destinarlo al rescate de los más excluidos".