Cultura

'Labordeta, un hombre sin más', uno de los documentales más taquilleros del año

Gaizka Urresti: “Labordeta era tan cercano que a cualquiera le hubiera gustado tomarse unos txikitos con él” / El director vasco aborda la figura del cantautor y político junto a la hija de éste, Paula
El director bilbaino Gaizka Urresti con la hija del político aragonés, Paula Labordeta.

Desde el pasado mes de septiembre, que se estrenó en las salas de cine, Labordeta, un hombre sin más ha sido visto por miles de personas. El documental ha sido preseleccionado a las Goya y nominado a Mejor Documental en los Premios Forqué, pero el productor, director y guionista Gaizka Urresti destaca sobre todo la reacción del público cuando termina de proyectarse. “Mucha gente aplaude al acabar la película, incluso entona sus canciones, que no es nada habitual en el cine. Han pasado más de 12 años de su muerte, pero la gente le sigue recordando, admirándole. No hace falta ser aragonés, la historia de Labordeta, la de un hombre luchador, es universal. Él luchó desde Aragón pero puedes encontrar gente como él en todo el mundo. Y es una historia familiar, de pérdida, una historia de amor hacia un marido, hacia un padre, y desde cualquier lugar del mundo todo el mundo se sentirá reflejado en algún momento en el documental. Fue una persona a la que nos hubiera gustado conocer”, explica.

En primer lugar, ¿qué hace un director de Bilbao en Zaragoza y además ejerciendo como presidente de la asociación de Productores Independientes Aragoneses?

Como siempre suele pasar, me he cambiado mi ciudad por amor. Mi mujer es de Donostia pero siempre ha vivido en Zaragoza, así que me he trasladado a vivir aquí hace ya años.

¿Y cómo surgió el proyecto de este documental?

Cuando falleció José Antonio Labordeta hace 12 años, se hizo su velatorio en la sede de las Cortes del Gobierno de Aragón. Fueron más de 50.000 personas a despedirle durante dos días tremendamente emocionantes. Entonces, su hija, Paula Labordeta, que es codirectora conmigo en este documental, pensó que el legado de su padre había que mantenerlo de alguna forma. Crearon cinco años después una fundación que sigue en un activo, pero también pensó que había que hacer algo desde el mundo audiovisual. En 2018 me habló del proyecto de este documental y me comentó que le hacía falta una visión desde fuera. Enseguida le dije que sí. La idea era haberlo estrenado en 2020, coincidiendo con el aniversario de su muerte, pero llegó la pandemia. Al final, nos vino bien porque paramos, nos dio más tiempo para investigar más materiales... Ha llegado ahora a la salas, en un momento en que la gente ya ha empezado a venir al cine, y está resultando todo un éxito.

¿Conoció personalmente al cantautor y político socialista?

Tuve la fortuna de poder cenar una noche con él, que fue cuando nos comunicó que iba a dejar la política porque ya estaba afectado por el cáncer de próstata, y pude descubrir su gran dimensión humana. En aquella época, hubo la típica encuesta radiofónica que preguntaba con qué persona de España le gustaría a la gente tomarse unos txikitos o o irse de tapas y salió elegido Labordeta porque, efectivamente, tenía una gran cercanía humana. Los grandes son así.

Su mítica frase en el Congreso de ‘¡A la mierda!’, cuando la bancada del PP se dedicó a interrumpir su turno de palabra, a otros políticos les hubiera pasado factura. 

Así es, en ese contexto, en la segunda legislatura de Aznar, la crispación política era terrible. Eran los años del Prestige, de la guerra de Irak, de acoso y derribo por parte de la mayoría absoluta... Le estaban haciendo una guerra tan sucia, llamándole “cantautor de las narices” en el hemiciclo, que Labordeta perdió los nervios. Él no se sentía orgulloso de lo que hizo porque era una persona tremendamente culta y pensaba que había perdido los papeles, pero es cierto que mucha gente se sintió identificada con su grito. Había mucho malestar en la sociedad, hartazgo, indignación...

Ha comentado que en la creación del documental ha sido importantísimo el hallazgo de un diario personal de José Antonio, inédito hasta ahora. 

Su viuda, Juana de Grandes, se involucró totalmente en el proceso y compartió con nosotros ese diario personal y desconocido, que escribió su marido entre los años 64 y el 78, que nos permitió conocer cómo se sentía en esos momentos tan duros de la transición, y sus propias incertidumbres y miedos en la canción y la política. Nos ha permitido conocer al Labordeta más humano. 

La cinta ha conseguido un gran éxito de crítica y de taquilla.

Sí, para ser un documental hemos metido a más de 27.000 personas en el cine y eso es un gran éxito. Además, con el sistema de autodistribución, no a través de distribuidora; desde mi película Bendita calamidad, yo distribuyo mis propias películas. Se ha convertido en el documental español más visto del año y a nivel internacional, nos ha ganado David Bowie. Perder con Bowie no es perder. 

Ha sido preseleccionado para los Goya. Le ha salido una dura competencia, ‘Sintiéndolo mucho’, el documental sobre Joaquín Sabina, de Fernando León de Aranoa. 

Tengo que confesar que cuando me enteré que se presentaba el documental de Sabina, me dio un poco de rabia. Pero, al final, se está demostrando que hay un sitio para todos. En los premios Forqué, de cuatro candidatos estamos los dos y aspiro a que en los Goya estemos también, compartir este viaje con el documental de Sabina sería estupendo. La calidad de los contrincantes es lo que da sentido a los premios. Dicho esto, aspiro a ganar. 

Ya cuenta con un Goya en su casa. En 2013 se lo llevó al mejor cortometraje de ficción con ‘Abstenerse agencias’.

Siempre he tenido mucho cariño a los Premios Goya, tengo la fortuna de que he estado nominado varias veces y he ganado uno. La última vez fui nominado hace tres años por un documental sobre Aute. Es muy halagador que los académicos piensen que mis trabajos son merecedores de estar allí, que los consideren como los más interesantes del año. 

29/11/2022