Ha sido un año muy complicado, de muchas trabas y problemas burocráticos. Pero al fin y con un mes de retraso, los 34 niños y niñas saharauis que vienen a pasar el verano en Álava han llegado.
Llenos de ilusión y con alguna palabra ya muy marcada y aprendida como es ‘piscina’, los menores han aterrizado en Loiu a primera hora de la mañana.
Con caras de cansancio después de varias horas de vuelo, solo les faltaba un trayecto muy corto en autobús para encontrarse a las 12.30 horas con sus nuevas familias alavesas.
Momentos de mucha emoción son los que se han vivido en el polideportivo de Lakua, donde decenas de personas les esperaban con los brazos abiertos.
Las familias interesadas tienen que ocuparse de la manutención, de la ropa (porque los niños llegan con lo puesto y sin maleta) y de que pasen una revisión médica.
"Lo que hacen estas familias voluntarias es acoger un hijo hasta finales de agosto. Y pueden seguir haciendo los planes que tenían previstos para el verano, como ir de vacaciones a la playa o ir al pueblo", explica Irune Lujambio.