Anticipó que haría “lo posible para defender mi casa”, y la manera de exteriorizar su descontento dejó en shock a la corporación de Zalla, que el miércoles a las 20.00 acababa de finalizar el pleno ordinario de marzo. Un vecino aseguró haber recibido “presiones” para ceder su terreno a la empresa de reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos en desuso que está levantando una fábrica justo al lado, en el polígono de Longar.
Denunció que “me quieren quitar un trozo de parcela porque de lo contrario no cumplirían la normativa según la cual deben mediar seis metros entre mi tierra y la suya”. El tono de sus reproches se fue elevando hasta que terminó por insultar y lanzar huevos al alcalde antes de encerrarse en los baños del edificio consistorial “hasta que me deis una solución”. Tres horas después intervino la Ertzaintza, que lo detuvo por delitos de desórdenes públicos y atentado contra agentes de la autoridad.
Una situación que, afirmó, le está pasando factura a nivel de salud “desde que me han implantado aquí este mamotreto que me ha arrebatado la luz natural y la cobertura”. En una de las conversaciones mantenidas con la empresa “llegaron a decirme que mi edificio está fuera de ordenación y me lo pueden derribar”. Fuentes de Indumetal Recyling, apuntaron que “seguiremos los procedimientos administrativos para un proyecto de esta naturaleza” y declinaron realizar otras valoraciones.
Una vez se abordaron todos los temas incluidos en el orden del día del pleno, el alcalde, Juanra Urkijo, le concedió el turno de palabra, como es habitual con el público que acude a la sesión. Entonces el afectado defendió que si es necesario está dispuesto a emplear otro tipo de medidas para proteger su patrimonio ante lo que considera inacción y “trampas”, tiró huevos al regidor y se recluyó en el servicio para estupefacción de los presentes. Al filo de las 23.00 horas la Ertzaintza puso fin al incidente.
El alcalde, Juanra Urkijo, que no va a interponer denuncia, quiso aclarar que “jamás, nunca, le hemos presionado a él ni a nadie para que tome ninguna decisión al tratarse de un conflicto entre particulares”. El vecino “vive en una pequeña nave taller en el polígono industrial de Longar sin cédula de habitabilidad”. En la parcela colindante la empresa está construyendo sus instalaciones “cumpliendo con la normativa urbanística y en el espacio de su propiedad”. El afectado “se ha sentido agraviado por ello, porque entiende que se ha invadido su espacio vital”.
El Ayuntamiento “ha trabajado sin obligación alguna” para buscar una alternativa “acordada por ambas partes”. De hecho, añadió que “la empresa le ha ofrecido comprarle un piso en el municipio con un valor de tasación mucho mayor al local que posee y el usufructo de por vida del taller para que pueda seguir disfrutando del mismo y ha rechazado esta propuesta”.
“Caldo de cultivo” político
La proximidad de las elecciones asomó igualmente en el desencuentro. El alcalde señaló que “por desgracia, a sabiendas de todas estas circunstancias, personas y asociaciones políticas vecinales han calentado y alentado las reivindicaciones durante meses generándole falsas expectativas, creando un caldo de cultivo y utilizando miserablemente esta situación para hacer política anteponiendo sus intereses al bienestar real de este vecino al que dicen defender, no todo vale”.
En respuesta a dichas manifestaciones, la agrupación Zalla Bai trasladó su “disgusto” subrayando que “nuestra ayuda se ha limitado a ofrecer un altavoz” para un vecino “indefenso contra una gran empresa” e informarle “sobre la manera de conseguir asesoramiento legal gratuito”. “Desconocemos el contenido de las negociaciones”; con todo, “ayudaremos a quien tenga un problema similar y nos lo pida”. Además, tildaron de “lamentable que el alcalde utilice medios municipales para hacer semejantes acusaciones”, refiriéndose a la declaración institucional que perseguía dar explicaciones a la atónita ciudadanía.