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Lanzarse indultos

Lanzarse indultos
Lanzarse indultos

No hay errata en el titular, no. La columna va de indultos, aunque la costumbre en nuestro tiempo sea lanzarse insultos donde no quedan razones. Se va el presidente Joe Biden en unas semanas y está haciendo limpia de las cárceles. Para esto solo hay dos fórmulas: pasar por el verdugo o indultar. Afortunadamente, en esta ocasión en Estados Unidos han optado por lo segundo, aunque sea uno de los países que aplica la opción uno. En honor a la verdad, otros son más aficionados a la fórmula: el año pasado, de las 1.153 ejecuciones públicas en todo el orbe –aquí no se cuentan las que, por cientos o, según fuentes, por miles se cometen de tapadillo en China–, el 74% las realizó Irán y el 15%, Arabia Saudí.

Pero vamos a los indultos. El furor clemente del aún inquilino de la Casa Blanca alcanza esta semana a 39 condenados que serán indultados de su pena y a 1.500 más que la verán reducida. Hay quien dice que todo se trata de enterrar entre tanto expediente el de su propio hijo, al que exoneró días atrás. A lo mejor sí y a lo peor está muy mal que Biden indulte a quien le dé la gana bajo el argumento de que ha rehecho su vida y es un activo social positivo –como ocurre con muchos de la lista firmada por el inminente exmandatario–. Pero pongamos contexto, porque no lo ha inventado él. El hoy indignado Donald Trump –al que los votantes han indultado de facto porque los fiscales ya han dicho que retirarán la multitud de cargos contra él por ser presidente– hizo lo propio con insistencia en su anterior mandato. En la lista de beneficiados figuran todos sus asesores, socios, colaboradores y correligionarios que fueron cazados mintiendo, malversando o defraudando, incluido su consuegro. Un aficionado. Ángel Acebes firmó 1.328 en un solo Consejo de Ministros del Gobierno de Aznar en 2012. Algún afín que otro a la causa también había.

2024-12-17T07:09:03+01:00
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