El Ministerio del Interior, junto a la Dirección General de Tráfico (DGT), está evaluando la posibilidad de implementar un sistema inspirado en el modelo estadounidense para obtener el carnet de conducir. Esta medida, propuesta por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), podría significar un antes y un después en la formación vial en el Estado. La idea es que los aspirantes puedan aprender a conducir acompañados por familiares o amigos, ahorrándose así mucho dinero.
La propuesta está aún en fase de estudio y cualquier decisión definitiva se basará en datos y análisis rigurosos. “Queremos facilitar el acceso, pero siempre priorizando la seguridad vial”, declaró hace unos días el ministro Fernando Grande-Marlaska.
Otros modelos
El modelo que se contempla no es del todo nuevo. En países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Suecia, este sistema ya está en marcha, con variaciones adaptadas a cada territorio.
En Estados Unidos, los futuros conductores pueden aprender a conducir bajo la supervisión de un adulto experimentado, generalmente un familiar o amigo, sin la obligatoriedad de asistir a una autoescuela.
En Alemania, tras realizar los cursos teóricos y prácticos en la autoescuela y aprobar el examen de conducción, se le entrega al joven de 17 años un permiso provisional, con el que podrá conducir siempre que vaya acompañado de un adulto que cumpla con una serie de requisitos mínimos.
En Francia, los jóvenes pueden acceder a la conducción acompañada siempre que superen un mínimo de clases teóricas y prácticas en la autoescuela. A partir de entonces, el alumno tiene que conducir con un acompañante durante un año, periodo en el cuál se someterá periódicamente a un control para comprobar los avances en sus conocimientos.
En Suecia, los aspirantes a obtener el permiso de conducir deben realizar un curso teórico antes de poder comenzar las prácticas acompañadas.
En el Estado, las autoescuelas son la única opción viable para preparar tanto el examen teórico como el práctico. Sin embargo, no todos pueden permitirse acceder a esta formación. Sacarse el carnet de conducir cuesta de media entre 1.000 y 1.500 euros, aunque en territorios como Gipuzkoa esa cantidad puede llegar a duplicarse, dependiendo del número de clases prácticas que reciba el alumno.
Esa es una de las principales críticas que recibe el modelo actual. Además, muchos alumnos se quejan de que el proceso es lento y de la falta de transparencia en los exámenes.
“ Es una temeridad que alguien si preparación ejerza como tutor. Está en juego la seguridad ”
Iñigo Montenegro - Presidente de la Federación de Autoescuelas de Euskadi
Las autoescuelas, en contra
La idea de la CNMC ha generado reticencias en el sector de las autoescuelas, como reconoce Iñigo Montenegro, presidente de la Federación de Autoescuelas de Euskadi: “La recibimos con cierta preocupación porque está en juego la seguridad de todos. Hay muchos accidentes y fallecidos en la carretera”.
En este sentido, desde la Federación señalan que sustituir a instructores profesionales por tutores sin formación podría incrementar la siniestralidad: “Me parece una temeridad que personas sin preparación docente puedan ejercer como tutores y acompañar a aspirantes que no tienen ningún tipo de formación inicial, por mucho que sepan conducir. No podemos consentir que salga a la cartera gente formada por personas que no son profesionales”, explica su presidente.
En una línea similar se manifiesta la portavoz de la Asociación de Autoescuelas de Gipuzkoa, Arantxa Bravo, a quien la medida no le convence: “Si queremos velar por la seguridad en las carreteras, no podemos dejar que los jóvenes conduzcan coches que no están adaptados, acompañados por personas sin la preparación adecuada para la docencia”.
Según Bravo las autoescuelas no solo enseñan a manejar un vehículo, sino también a respetar las normas y adoptar una conducción preventiva: “Un formador vial no solamente le enseña al alumno a manejar el coche, le da una formación más completa sobre cómo conducir un vehículo, cómo enfrentarse a una situación de peligro, cómo mantener la calma en una situación de estrés y eso un padre o una madre, si no tienen una cualificación, no lo pueden hacer".
Desde la Asociación Provincial de Autoescuelas de Nafarroa, consideran que la formación vial debe ser impartida por docentes cualificados. “Muchos conductores se secaron el carnet hace años y no se han reciclado. Eso puede ser un problema. En cambio, los profesores titulados estamos preparados para formar a los nuevos conductores”, indica Jesús Iriarte, miembro de la asociación.
Iñigo Montenegro tiene serias dudas de que la propuesta salga adelante tal y como está planteada: “Esta propuesta es puramente económica. ¿Qué familiar se va a atrever a salir a la vía pública con una persona sin ningún tipo de formación y sin doble mando en el coche? Como mucho darán alguna vuelta en un parking cerrado para que los hijos se vayan soltando, nada más.”
La portavoz de la Asociación de Autoescuelas en Gipuzkoa tampoco ve viable este modelo: “No sé hasta qué punto la sociedad demandaría este tipo de formación. Las aseguradoras no van a permitir que se realice esta tarea sin repercutirlo económicamente. En Francia existe desde hace años y apenas hay familias que apuesten por él".
La implementación de esta propuesta podría poner en duda el prestigio de las más de 8.000 autoescuelas que operan en todo el Estado, según Iñigo Montenegro: “No nos vendría bien porque dejaríamos de ser necesarias y perderíamos prestigio”. Además, miles de docentes podrían perder su puesto de trabajo.