Actualidad

Las bajas por enfermedad común ocultan el impacto de los cuidados en las mujeres

La doble jornada y la parcialidad explica también que los accidentes ‘in itinere’ sean mayoría entre las trabajadoras
Varias mujeres realizan labores de limpieza.
Varias mujeres realizan labores de limpieza. / Patxi Cascante

Las bajas laborales también tienen sesgo de género: mientras que las mujeres son mayoría entre las incapacidades temporales por enfermedad común, los hombres lo son por contingencias profesionales. Pero hay otra brecha más: mientras que los accidentes laborales son más frecuentes entre trabajadores (en masculino), los que suceden in itinere, es decir, en el trayecto, lo son entre trabajadoras. Todo tiene una explicación y la carga de los cuidados es parte fundamental de ese porqué.

Vayamos a los datos, pero primero una aclaración: los procesos por incapacidad temporal incluyen tanto las bajas que tienen que ver con enfermedades comunes (un resfriado, una gastroenteritis...) como las que tienen que ver con enfermedades profesionales (relacionadas con el puesto de trabajo). Las más numerosas son las primeras y, según la última información disponible de la Seguridad Social y las mutuas diferenciada por sexos –es de 2021, aunque es una tendencia histórica que sigue repitiéndose año tras año–, el 53% de las bajas por contingencia común corresponden a mujeres frente al 46% que son de hombres (hay que tener en cuenta además que hay más hombres ocupados que mujeres). Las cifras también revelan que el tiempo de recuperación es mayor entre ellas.

La catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Eva María Blázquez Agudo, autora de un informe sobre salud laboral con perspectiva de género de la Universidad Carlos III, da varias claves para entender estos datos. Las tres principales serían la forma en la que se registran los problemas relacionados con el embarazo, la falta de prevención en salud laboral desde una perspectiva de género y el impacto de los cuidados en la vida de las mujeres. "Para empezar, todo lo que está relacionado con el embarazo y que no tiene que ver directamente con el puesto de trabajo se registra como incapacidad temporal por enfermedad común. Esa es una primera razón de que las tasas entre las mujeres sean mayores y es algo que me da especialmente rabia. Todo lo relacionado con el embarazo debería tener una categoría diferente", explica.

"La segunda tiene que ver con la falta de prevención y ahí lo más importante es todo lo que tiene que ver con el acoso sexual o por razón de sexo. Cuando tú te deprimes o cuando tienes un cuadro de ansiedad, eso es enfermedad común, no se reconoce como contingencia profesional", añade. Y, por último, está todo lo relacionado con la doble jornada. "Cuando estás cuidando a alguien y a la vez estás trabajando, tienes más posibilidades de enfermar y no solo eso, también vas a tardar más tiempo en recuperarte porque nunca dejas de cuidar. La doble jornada provoca tanto consecuencias físicas como psicológicas porque es muy dura", sostiene Blázquez. La catedrática lo tiene claro: "Mientras no haya corresponsabilidad, vamos a seguir teniendo más bajas las mujeres".

La experta invita a las empresas a tomar medidas, "porque la corresponsabilidad también es cosa de ellas". En este sentido, aboga por la flexibilidad. Pero también por hacer prevención con perspectiva de género. "Lo primero, tomarse en serio los protocolos de acoso. Después, atender la violencia que se da en sectores feminizados como la educación o la sanidad, donde hay más bajas porque hay más violencia. Hay que hacer prevención también en sectores feminizados que trabajan con productos químicos, como la limpieza, porque ahí hay muchas enfermedades profesionales que podemos evitar, y reconocimientos médicos con perspectiva de género. Tener en cuenta todas estas patologías", enumera.

Accidentes ‘in itinere’

El último informe sobre accidentes laborales bajo la perspectiva de género elaborado por Osalan concluye que, en cifras absolutas, los accidentes laborales in itinere son más numerosos en mujeres que en hombres. "Este hecho junto con un mayor número de afiliados que afiliadas, marca diferencias en el índice de incidencia", apunta el documento. Así, en 2021, esta tasa en hombres fue de 3,26 frente a un 4,57 en las mujeres, una diferencia que, según explica el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales, es constante a lo largo del tiempo.

Estos accidentes no son de tráfico (estos son mayoritarios entre hombres), sino por caídas y tropiezos. Y la explicación tiene que ver con el estrés y las prisas, explica Estibaliz Montero, responsable de Mujeres de CCOO de Euskadi. "Hay muchas mujeres que tienen este tipo de accidentes por las dobles mochilas, porque van corriendo de un lado a otro y las posibilidades de accidentarse son mayores; por ejemplo, al dejar a la niña en el colegio o al padre en el centro de día y luego ir a trabajar corriendo", subraya. Y habría que añadir que, además de eso, están contestando un mensaje del colegio, hacen una parada exprés en la tienda de disfraces y están pensando en qué poner de cenar ese día.

Pero también está relacionado con algo muy vinculado a las mujeres: la parcialidad. Muchas trabajadoras se ven obligadas al pluriempleo para obtener un salario que les permita cubrir gastos, algo que conlleva realizar muchos más trayectos de ida y vuelta. Y siempre con prisa. La responsable de CCOO Euskadi llama también la atención sobre la falta de categorización de muchas dolencias como enfermedades profesionales. "Este subregistro afecta más a las mujeres trabajadoras, debido a que en el caso de muchas patologías que tienen relación con sectores feminizados es más difícil demostrar su origen laboral que en otro tipo de contingencias profesionales más vinculadas a accidentes de trabajo típicos como, por ejemplo, golpes. Hay un dicho: nosotras nos enfermamos y ellos se accidentan. Esto lo resume", explica Montero, coincidiendo con el análisis de Blázquez.

Según la responsable de CCOO Euskadi, se está dando un encubrimiento de contingencias profesionales, sobre todo musculoesqueléticas y psicosociales, como enfermedades comunes. "Todas las personas que trabajan relacionándose con otras personas van a tener un mayor riesgo de trastornos psicosociales", analiza Montero. Es el caso de la educación, la sanidad, los cuidados... "Hemos pedido un estudio a Osalan y al Gobierno vasco de este subregistro y han accedido a hacerlo", asegura. Y es que para ambas es muy importante que cada dolencia esté categorizada como lo que es para que la radiografía sea lo más ajustada a la realidad posible.

2025-03-09T09:02:03+01:00
En directo
Onda Vasca En Directo