Las banderas oficiales de Doneztebe, Sunbilla y Bortziriak (Bera, Arantza, Etxalar, Igantzi y Lesaka), como otras de Navarra (Valle de Roncal) y otros lugares del Estado, “bailan” en sus fiestas, como anticipando lo que luego harán alegres y contentos sus vecinos. El llamado “baile de banderas” que, según testimonios vecinales, se celebraron incluso durante la Guerra Civil, no pudo tener lugar los últimos años a causa de la pandemia pero lo hacen de nuevo como es tradición que se remonta a siglos atrás.
La frase pronunciada en el siglo XVIII y atribuida al filósofo Voltaire define a los vascos como “pueblo que brinca y danza en lo alto del Pirineo”, en expresión de su forma de ser y su alegría, y también en referencia a antiguas danzas guerreras. Y en muchas de estas danzas, las banderas son como ningún otro un símbolo histórico de su identidad y sus instituciones privativas.
Tanto la bandera de Navarra, de origen incierto, se cree que data del siglo XIII, igual que existen enseñas municipales que se consideran del año 1212, cuando se libró la batalla de las Navas de Tolosa tras la que se dice fue concedida la suya al Valle de Baztan, una opinión más que discutible.
Muchas de las banderas de los municipios de la Montaña de Navarra tienen un diseño, colores y características muy similares, aspadas varias de ellas por la llamada “cruz de San Andrés” que se completa con triángulos y cuadrados coloristas. Así ocurre a orillas del Bidasoa con las de Bortziriak, Malerreka y Baztan, y las del Valle de Roncal.
Los bailes
En varios de estos municipios y en determinadas ocasiones, en las fiestas patronales o festividades religiosas como las del Corpus Christi o el Sagrado Corazón, tienen lugar danzas rituales en las que las banderas juegan un papel importante.
Es así por lo que estos bailes se conocen con nombres relacionados con las enseñas. En Bortziriak le dicen Ikurriña goratu (alzar la bandera, literalmente), Bandera arbolatzea en Isaba de Roncal, o simplemente Baile de la bandera, en Doneztebe. En el Valle de Baztan no se conoce que en algún tiempo se haya seguido esta hermosa tradición.
Y en todos los casos, al son del único acompañamiento musical de txistu y tamboril. Según la opinión del Padre Donostia: “El verdadero tipo orquéstico popular es el del chistulari con su tamborcillo y el atabal. Una sola flauta es la necesaria para tocar las melodías del baile; éstas están concebidas como una simple melodía, sin necesidad de aditamentos armónicos o contrapuntísticos”.
Las fiestas
En breve, el miércoles, 29 de junio, festividad del patrón San Pedro Apóstol, en Doneztebe el pueblo llano y las autoridades se reunirán después de la misa mayor para asistir con emoción contenida al baile de su bandera, que se hace ondear a los cuatro vientos por el banderari (abanderado) que en los últimos años es el joven Eduardo Almandoz, lo que antaño hacía el Síndico municipal, que solía ser un miembro de la Corporación.
Le seguirá Lesaka, el día 7 de julio, San Fermín, un concejal con una antigua alabarda acompaña al síndico abanderado, que antes se tocaban con un bicornio o sombrero de dos picos. La bandera tiene presencia fundamental en los ritos del día, se baja balcón abajo de la Casa Consistorial y acompaña a la Corporación a la iglesia. Terminada la misa se baila la bandera por primera vez al son que se titula “Bandera Arbola” y el concejal portador la hace bailar (ondear) sobre su cabeza y la hace girar, sin que la bandera pueda tocar el suelo.
Luego, corporativos y ezpatadantzariak bailando “Makil gurutze” marchan hasta el río Onin que cruza la villa, donde será bailada por el síndico en uno de sus puentes. Seguirá el popular y famoso “Zubigaineko” que los dantzaris bailan sobre los muros vestidos de pantalón, camisa blanca, faja roja, cintas de colores terciadas, alpargatas blancas con cintas rojas y boina roja, y cascabeles en las piernas que hacen sonar con enérgicos saltos y movimientos. Aún se suele bailar una tercera vez en la Plaza Zaharra cuando la mañana ya termina.
Además del día de San Fermín, la bandera se baila también el día del Corpus Christi, así como en el del Sagrado Corazón (conocido por Erramutxi) , en estas ocasiones sin que los ezpatadantzariak le acompañen.
Seguirán Bera (San Esteban, 2 de agosto), Sunbilla por San Tiburcio (11 de agosto), Etxalar, Arantza e Igantzi (el 15 de agosto, Asunción de Nuestra Señora), en todos los pueblos y siempre al son de melodías solemnes, al txistu y tamboril como ya se indica.
Danzas guerreras, ceremoniales en honor a sus santos patronos, al pueblo y autoridades que asisten al acto más relevante de sus fiestas, con una muy breve duración en todos los casos, apenas un minuto y medio, pero de un importante significado local. Un rito interesante y espectacular que data de siglos.