“¡Juan, por favor, pásame una llave inglesa”, ha pedido un feriante a otro. Tuvo que redoblar los decibelios y elevar la voz al máximo para ello. Y es que los motores de los camiones que se han adueñado esta mañana del parque Etxebarria rugían sin descanso. De ellos salían, pieza a pieza, las barracas que en los próximos días darán color a este pulmón de la villa.
Después de dos años, las atracciones regresan a Bilbao. Y sus dueños no podrían estar más contentos por ello. “Tenemos muchísimas ganas de trabajar y de que llegue Aste Nagusia”, ha afirmado A. Ortega, uno de los gerentes de la tómbola ‘Antojitos’. Según éste, las fiestas de Bilbao son todo “un referente” para los y las feriantes. “Lo son tanto por el volumen de personas que se acercan hasta las barracas como por el espacio donde éstas se montan”, ha explicado mientras colocaba el más de un centenar de peluches de todo tipo que uno de sus compañeros descargaba de un vehículo. Llevaba haciendo esto y otras muchas labores de montaje más desde las 9.00 de la mañana. “Todavía nos queda mucha faena por delante”, ha dicho.
Un verano de trabajo para los barraqueros
A pocos metros del colorido trajín de los muñecos de felpa, Diego Millán y su familia levantaban con esfuerzo la estructura del Bingo. “Hemos estado ya en todas las fiestas de Bizkaia y tenemos muchas ganas de Aste Nagusia”, ha expresado. Tras dos estíos con las luces de las atracciones apagadas, en éste los Millán están trabajando a destajo. “Hay ganas de pasarlo bien”, ha afirmado. Las ganas de fiesta, además, han estado muy presentes en otros recintos festivos. Por ejemplo, en el de San Lorenzo, que finalizan mañana en el barrio erandioztarra de Astrabudua, las barracas han estado copadas todos los días por los niños y las niñas del lugar. En las de San Inazio, en Algorta (Getxo), la estampa fue similar el fin de semana anterior, con los más pequeños, (y otros que no lo eran tanto), disfrutando del grillo mecánico o el tren de la bruja. En las próximas semanas, la villa comenzará a impregnarse del espíritu de Aste Nagusia. Antes, no obstante, las barracas tendrán que terminar de montarse en el parque. “Es duro, pero ya estamos acostumbrados. Todo es paciencia”, ha concluido Diego.
La vuelta de las barracas triunfa
Mientras Millán colocaba los suculentos premios en la estructura del bingo, Soraya Elena supervisaba cómo su equipo colocaba la base metálica de la ‘Caseta de juego Don Capricho’. “Esperamos que se repita lo que ha ocurrido en otras ferias porque parece que la gente las ha cogido con ganas”, ha expresado refiriéndose a las últimas fiestas que se han desarrollado en Bizkaia. “A mí lo que me puede preocupar es que la gente también ha cogido las vacaciones con muchas ganas. ¡A ver si van a subir sin dinero!”, ha añadido, entre risas, Soraya, a quien también le inquieta levemente la climatología. “Como está haciendo mucho calor, supongo que lloverá algún día. Espero que no lo haga en Aste Nagusia”, ha reconocido. Aún así, coincide con Ortega y sabe que las ‘barracas de Bilbao’ son “una de las mejores” ferias del territorio histórico.