Ha llovido lo suyo desde que Niko del Hierro y Jero Ramiro pusieron en marcha Saratoga. En concreto, 30 años. Bueno, va camino de los 31. La banda vuelve este sábado a Vitoria para adueñarse del escenario del Urban Rock Concept.
Hay que durar tres decenios, sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos tiempos están de moda otros géneros.
A veces también me pregunto cómo se dura 30 años. Todavía creo que soy un chavalito (risas), pero si echo la vista atrás me acuerdo de aquel muchacho que estaba en su habitación y no sabía que iba a girar por el mundo, que iba a estar tocando en Estados Unidos, en México, en... Ni se me pasaba por la cabeza que me podía suceder todo lo que ha pasado en estos 30 años. Es, creo, cuestión de constancia y la ayuda de nuestro seguidores y seguidoras, que es gente muy fiel. Bueno, y tener muy claro que vives por y para esto.
Vienen a la capital alavesa en su primer concierto de un 2023 que viene cargado, gira en marzo por Latinoamérica incluida. ¿Tocar y tocar o hay algún plan de volver al estudio?
En principio, lo del estudio este año va a estar complicado. Nos quedan todavía muchos escenarios a los que acudir dentro de la gira del 30 aniversario y otros, como pasa en Vitoria, a los que volver pero con el disco de directo, 22/10/22… La historia continúa. Esto nos va a dejar poco tiempo para crear otro disco. Yo creo que para 2024, sí, pero ahora la intención es seguir girando, ofreciendo cada día el mejor espectáculo posible.
En estas giras de aniversario, siempre es complicado elegir el repertorio, máxime cuando se tienen tantos temas conocidos. Seguro que siempre hay alguien entre el público que dice aquello de “pues no ha tocado...”.
Elegir es complicado, eso es cierto. Al final, te encuentras con un montón de años, muchos discos y no pocas historias. Y a cada uno le gusta una cosa. Eso también nos pasa a nosotros dentro del grupo. Pero bueno, sí hay temas claves que son los que siempre tienen que estar porque son los que la gente más corea, baila y se vuelve loca. Lo que hacemos es, desde esa base, ir metiendo otras canciones que igual no tocábamos desde hacía tiempo. Pero es muy difícil hacer solo un repertorio con tanto material después de 30 años.
En 2021 estuvieron dos veces en Vitoria, la primera de ellas en el Iradier Arena con el público sentado y separado. ¿Tuvo que ser difícil ver así a la gente, no?
Nos tocamos mucho durante esos momentos. Se nos fastidiaron como unos 30 conciertos en un primer momento, y cuando regresamos, ese bolo de Vitoria fue el primero que dimos. Veías a la gente cómo iba con toda la ilusión del mundo, más allá de que el público estuviera sentado. Fue extraño pero nos terminamos por acostumbrar. De todas formas, hubo momentos de decir: no quiero esto, es un poco triste. Es que aquello no era rock and roll. Pero bueno, había que hacerlo. Hicimos algunos conciertos más de aquellos, pero afortunadamente ya estamos en otro escenario, aunque lamentablemente nos falta toda la gente que se nos ha quedado por el camino. Más allá de eso, tenemos que volver a los conciertos de piel a piel.
Por cierto, que entre ese público hay gente que ni siquiera era un proyecto cuando Saratoga ofreció su primera actuación hace tres decenios.
Ves a muchas generaciones en los conciertos. Si tocásemos solo para gente de nuestra generación, actuaríamos en cabinas de teléfono. Afortunadamente, a lo largo de estos 30 años ha ido entrando gente nueva, y ahí está también una de las claves de poder durar tanto tiempo. Es muy bonito ver a los padres y a los hijos cuando vienen juntos.
Si pudiese encontrarse con aquel Niko de principios de los 90...
Yo creo que para atrás, ni para tomar el aire. Las canas salen, las arrugas también, y hay que saber tenerlas, vivirlas y disfrutarlas. Es muy difícil llegar hasta aquí y yo me siento muy orgulloso de estar aquí. Lo que has vivido, además, no sé si se podría vivir en este momento. Ahora estamos en otra historia, en otra época. Yo me quedo con cada uno de los momentos que hemos ido pasando y hay que tirar para delante. Estamos en el momento, en el día a día, porque nadie sabe qué va a pasar mañana.
¿Pero a por otros 30 años, no?
Creo que puedo llegar todavía (risas).
A lo largo de estos años también Saratoga ha tenido sus idas y venidas de gente.
Cada músico que ha estado en Saratoga, y creo que van como once formaciones diferentes, ha ido aportando su esencia en cada momento. Y yo he ido aprendiendo de cada uno. Más allá de eso, la base del grupo está en la constancia. Seguimos haciendo una misma historia pero renovada. No tenemos el sonido del año 92 o del 95 o del 98 porque ahora suena mejor la banda. Y la gente, es la que te hace seguir ahí.
Hace 30 años, uno bajaba del escenario y seguro que había tiempo para un poco de diversión. Ahora...
Sigue habiendo (risas). Hay que divertirse. Sin exceso pero salir y estar con los amigos siempre te viene bien.