El humor y la pericia en la construcción y la decoración de las carrozas, hizo que nuevamente los y las sunbildarras mostrara con toda brillantez a sus visitantes su ingenio en el desfile del domingo de Carnaval.
Pasadas las 11.30 horas de la mañana, tras los cohetes, se inició la marcha con las carrozas de siempre. Como es tradición, abrían el desfile ofreciendo bebida y comida a los visitantes. La juventud repartió como cada año unos 400 litros de caldo, tortilla elaborada con mas de 200 docenas de huevos, 150 litros de vino, además de talos realizados con 80 kilos de harina.
Tras las primeras carrozas, y la txaranga Igandea, padres, madres y pequeños ejercían de piratas del Caribe en una gran barco. En la siguiente carroza, unos jóvenes cazaban al acecho en un puesto de caza. En la carroza Mani Manitak, mecánicos arreglaban moticicletas en un pequeño taller mecánico. Una de las carrozas mas aplaudidas fue la de un grupo de finas bailarinas de ballet en la barandilla de la Concha de San Sebastian, dirigidas por la música en directo y las instrucciones de la monitora. Sunbillako Zahar Etxea, también sacó a a hacer ejercicio a sus residentes, que abandonaban sus taca-tacas para bailar al ritmo de rock, aunque alguna tuviera que ser reanimada por el equipo de enfermeras.
Un grupo de golfistas participaron en el Golf Fest. Otra carroza de peques y grandes rememoró las aventuras de Peter Pan y otros recordaron las carreras ciclistas del siglo pasado, con Perico Delgado y compañía en el podio. Una carroza muy elaborada fue la que representaba el Tren Txikito del Bidasoa. Unos jóvenes regresaron a la década de los 90 con La Ruta del Bakalao, en la que aparecían las discotecas de aquella época con un montón de bacalaos en el interior de la discoteca Txitxarro. En Sunbrilla Bitx, una maravillosa playa de fina arena blanca, varios jóvenes se tostaban al sol.
Por la tarde, tras la comida en el frontón en la que se reunieron mas de 120 comensales, se sortearon el cordero y los dos jamones. El cordero fue para Aaron Alzugaray, de Elizondo, y las magras para los sunbildarras Patxiku Apeztegia y Joxe Mari Alzuri.