Las cinco ‘miradas’ a Frida Kahlo de Elixabete Mendibe llegan al Euskalduna

Casi siete décadas después de su muerte Frida Kahlo continúa suscitando emociones variopintas en las personas que se sienten interpeladas por su figura. La vigencia de su obra en la cultura popular universal se deja notar en las de sus homólogos contemporáneos. Una de ellas, la artista plástica Elixabete Mendibe, estrena hoy en el Palacio Euskalduna ‘Una mirada sobre Frida: Fusión de horizontes’ en la que ahonda en las emociones que le transmite Kahlo.

Formada por cinco cuadros, podrá ser contemplada hasta el próximo 29 de enero. Cada uno de los retratos emana diferentes emociones, cualidades y sustancias como la belleza, el dolor, la palabra, la naturaleza y la tradición. “Hablan de ella como mujer y como artista”, sintetiza su autora. Mendibe también explica que la obra parte de un cuadro que realizó sobre la propia artista. “Tuvo una muy buena acogida y causó mucha expectación. En ese momento me di cuenta de que Frida transmite muchas emociones en el público y, por ello, decidí investigar un poco más sobre esta artista, que siempre me ha fascinado”, expone emocionada.

En el transcurso de este proceso Mendibe se sintió muy impactada por Frida de diferentes maneras. El conjunto de su obra y la figura de la artista evocaron en su ser sensaciones que tienen que ver con sus diferentes facetas. “El de la belleza tiene que ver con Frida como mujer. El de palabra se centra en todas sus frases, que la gente repite a día de hoy y que, a mi juicio, le dotan de tanta fuerza. En definitiva, todos ellos transmiten las diferentes cualidades de Frida que yo he podido identificar”, afirma con convicción.

En el proceso de creación, además, hubo atributos que llegaron a causar una honda impresión en Elixabete. El dolor –un sentimiento que atravesó la vida de la artista tanto en su vertiente física como emocional, ya que pasó buena parte de su vida achacada por una enfermedad discapacitante– fue algo especialmente complejo de transmitir para ella. “Es una herida brutal, sangrante, que me dio mucha cosa transmitir. Todo ese dolor que implica estar postrada en la cama, ese dolor que ha experimentado esta mujer, me pareció muy fuerte. Cada uno tiene su propia historia”, expresa, con un deje de emoción invadiendo sus palabras.

Por otro lado, la concepción de otros, como el de la tradición, le resultaron más sencillos de ejecutar. “Es increíble como Frida llevó México por todo el mundo, fue una gran embajadora de su país”, asegura. Para ella el Día de los Muertos es una de las efemérides que identifican el país norteamericano. “Es algo muy especial y, por ello, quise hacerlo como la Catrina, la dama de la muerte mexicana”, sostiene.

La naturaleza también es una característica que define a un país con grandes selvas, bosques y una gran riqueza natural. Además, influyó mucho en la obra de Frida. Tanto es así que la mayoría de sus cuadros cuentan con motivos de plantas y animales. Mendibe también quiso plasmar esta parte de la artista. “Se rodeó mucho de vida, de lo puro, de los animales por los que siempre estuvo rodeada. Por eso hice ese cuadro”, expresa.

Técnica tela sobre tela

Los cinco retratos de la mexicana fueron pintados sobre un soporte poco usual: la tela. La técnica, denominada tela sobre tela, es según la artista “un proceso complejo y preciso de creación donde se interioriza desde el principio el dibujo y, poco a poco, se va dando la forma y el volumen con la superposición de telas, conjugando con sus matices la forma del recorte.

Además, los materiales necesarios para la concepción de la obra en su conjunto no fueron seleccionados al azar. Cada una de ellas pretende transmitir la intensidad requerida para cada contexto. En el mismo orden de ideas, las texturas, la composición de cada tela, emanan diferentes sensaciones. “Cada retrato es también único en ese sentido”, sostiene Mendibe. No obstante, el proceso de creación no resultó en absoluto sencillo para la autora de la exposición.

La tela es, según ella, un soporte que ofrece múltiples posibilidades, pero difícil de tratar. “Fue un material que conocí, me gustó y quise trabajar con él. Tuve que experimentar y trabajar mucho con ella para conseguir expresarme cada vez mejor, como a mí me gustaría”, expresa. Asimismo, sostiene que, en un principio, se limitó mucho en los tipos de tela o estampado que empleaba en sus obras. Ahora, por el contrario, se siente cada vez más cómoda trabajando con ellos.

“Conjugarlo todo me llevo muchos años. Cada vez siento que estoy más suelta”, asegura la artista.

Frida: un icono actual.

A pesar de tratar diferentes temas, los cinco retratos tienen en común tres elementos iconográficos que suelen asociarse con la artista mejicana: el tocado de flores, el vello natural y el manto.

Mendibe considera que hacen de la artista una figura única. “Fue una persona auténtica que se mantuvo fiel a ella misma. No se dejó vapulear y, además, todo ese dolor le otorgó un conocimiento sobre ella misma muy grande. Cuando la vida es difícil la revisas un poco más”, opina sobre su fuente de inspiración.

Estos mismos elementos también dotan a Frida a su juicio de una belleza especial. Alejada de los cánones de belleza impuestos a las mujeres por la sociedad patriarcal, Frida, con arreglo a su discípula, irrumpió con fuerza en el imaginario colectivo como un icono estético alternativo, rompedor y desafiante. “Yo soy así, soy bella de esta manera”. Eso creo que ella pensaba sobre sí misma”, concluye Mendibe.