“Las ciudades pueden ser lugares de oportunidad, pero también de exclusión”

Donostia – Una amplia mayoría de la población no sabe en qué consiste la agenda 2030, ni los llamados ODS. ¿Cómo se lo explicaría?

–En 2015, hace siete años, los líderes mundiales se reunieron para interrogarse sobre el futuro del planeta, como humanidad, para definir en qué áreas debemos actuar, para que cada persona tenga una vida mejor. Un mejor acceso a los servicios, a oportunidades y una mejor calidad de vida. Y en esa discusión acordaron priorizar ciertas áreas de acción. Son un total de 17 y en el centro de todas está asegurar una mejor calidad de vida para las personas hoy y en el futuro. Para proteger mejor nuestro planeta, garantizar que promovemos la paz y la seguridad en el mundo. Ese fue el propósito de lo que llamamos los ODS, los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentarán las ciudades en la próxima década?

–El Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 es uno de los 17 objetivos que se han identificado como prioritarios. Se centra en las ciudades y los asentamientos humanos. Más de la mitad del mundo vive en ciudades y áreas urbanas. Es y seguirá siendo un planeta urbano. Por eso, es muy importante construirlas y diseñarlas de manera que la calidad de vida sea la mejor posible para las personas que viven en ellas. Yo creo que las ciudades son uno de los mejores inventos y creaciones de la historia humana. Son lugares fantásticos de creación, innovación, oportunidades, crecimiento... Pero tenemos que seguir trabajando para asegurarnos de que sean ecológicas, brinden oportunidades y servicios para cada ciudadano.

¿Cuáles son las problemáticas actuales?

–Hoy tenemos 1.000 millones de personas viviendo en asentamientos informales y barrios marginales sin servicios, sin infraestructura, en condiciones de vida muy precarias. Además, en el contexto del cambio climático, las ciudades generan muchas emisiones en el mundo actual, por lo que debemos ver cómo promovemos las energías renovables, un crecimiento más verde que sea mejor para el planeta y que pueda ayudarnos a enfrentar el cambio climático. Son algunos de los temas que analizamos.

De hecho, el coche se postulaba hace años como motor de futuro, y sin embargo ahora se aboga por acabar con ellos en el avance hacia ciudades sostenibles.

–Sí, el limite el uso del automóvil es un punto importante. Es la idea de la ciudad de 15 minutos y tener cerca los servicios y el empleo y todos los temas a los que necesitas acceder. La proximidad es importante, y la forma en que diseñamos nuestras ciudades determina la manera en que nos movemos en ellas. Si no las diseñamos para que sean accesibles, y lo hacemos para que tengamos que viajar largas distancias, significa que avanzaremos hacia el transporte motorizado, un mayor uso de automóviles, etc. En qué usamos el espacio, la forma en que organizamos el espacio, planificamos y ubicamos la infraestructura y la vivienda es muy importante, porque si no se hace de una manera que promueva el crecimiento sostenible y la vida sostenible, habrá aumentado transporte de automóviles y se realizará un mayor uso de combustibles fósiles y energía fósil en nuestras ciudades, por lo que es muy importante planificar para la sostenibilidad.

¿Cómo se puede solucionar?

–Estamos viendo las ciudades como lugares de oportunidad, pero también tienen muchos desafíos. Y en el mundo de hoy, lo que estamos viendo es que tenemos muchas crisis globales que están sucediendo al mismo tiempo. Esos mismos efectos están ocurriendo en las ciudades: desigualdades, creciente fragmentación entre comunidades, mayor inseguridad... Los desafíos del empleo, la seguridad laboral, todos ellos tienen lugar también en nuestro contexto urbano. Las ciudades pueden ser lugares de oportunidad, de mejor calidad de vida, pero también pueden ser lugares de exclusión y privación.

¿La pandemia ha evidenciado o acrecentado esa división?

–La pandemia ha puesto de manifiesto las desigualdades entre la población en las zonas urbanas. Mostró que muchas están divididas y que las personas no tienen el mismo acceso a las oportunidades, a las soluciones y a la capacidad de responder a las crisis y los choques. Hay una crisis en nuestras ciudades de la que hemos de hacernos cargo. Están divididas por fronteras invisibles. Debemos pensar qué sucederá cuando ocurra el próximo shock ¿Estaremos en la misma situación o aplicaremos el ODS 11 para ver cómo avanzamos mejor hacia ciudades sostenibles, más integradas, y más equitativas? Es el mensaje principal. Si se reconoce la importancia de las ciudades y áreas urbanas, entonces podemos comenzar a priorizar acciones e inversiones. A veces siento que vemos las ciudades como algo separado de nuestras prioridades de desarrollo, como un lugar de prestación de servicios, un lugar donde vive la gente, pero hay mucho más que eso. Nuestras ciudades se están convirtiendo en un reflejo, un espejo de los desafíos de la humanidad.

¿En qué sentido?

–Las desigualdades, las brechas, las diferencias, el riesgo climático. Es como un espejo. Hablamos de grandes temas a nivel global, pero en realidad ocurre en nuestras ciudades, en nuestros barrios. También es una cuestión de justicia.

Estamos hablando de muchos retos y son para 2030, un año que está a la vuelta de la esquina. ¿Es utópico o cree que se pueden alcanzar?

–No podemos darnos el lujo de no lograr el ODS 11 para 2030 y, al menos, acercarnos a los objetivos que establecemos. Creo que hay mucha esperanza. Tenemos muchos casos en los que hemos visto una gran transformación, un gran cambio en poco tiempo. Es posible si tenemos como prioridad el compromiso y la inversión en nuestras ciudades.