Este día 6 tan atípico ha permitido ver escenas inusuales para la fecha. Korrikolaris en la calle Estafeta –quizás entrenando para los encierros del año que viene–, visitas guiadas en plena Plaza Consistorial a una hora de que el reloj marcara las doce del mediodía o una hogaza de pan en una de las dos estatuas que flanquean la puerta principal del Ayuntamiento. "Todos los años intentaba ponerla pero era muy difícil por la cantidad de gente que había, así que este año me he quitado el gusanillo", ha comentado Alfonso Baigorri, panadero natural de Ablitas.
También para conocer historias tan curiosas como la de Joaquín, vecino de la calle Estafeta que desde 1964 vive el chupinazo desde el vallado de la plaza Consistorial. Para ello, se levanta a las cuatro de la mañana. "Generalmente me respetan el sitio, aunque un año vinieron unos de Andosilla a las 3 de la mañana y me lo quitaron", ha recordado. Este año no ha venido tan pronto, pero se ha quedado al chupinazo para "gritar un viva San Fermín que lo va a escuchar toda la plaza" y al Riau riau, "aunque seamos 20", ha asegurado.
Joaquín gritando exultante ¡Viva San Fermín!. Unai Beroiz
Pero para historia curiosa la de tres peregrinos del Camino de Santiago, que contemplaban perplejos la estampa. Provenientes de Francia, Bélgica y Suiza, ha declarado que no sabían nada del por qué del blanco y rojo en la parte vieja de la ciudad.