Estas fiestas, y eso que solo van día y medio, están reflejando las ganas de disfrutar que tenía Gasteiz. El multitudinario txupinazo de este jueves dio el pistoletazo de salida a unos festejos que hoy han recuperado, tras más de mil largos días, uno de sus momentos más especiales, el paseíllo.
Los blusas y neskas han disfrutado de la habitual comida del 5 de agosto. Algunos, por la resaca, han podido saborearla menos, pero en todo caso, les ha servido para recargar fuerzas. Después del postre y el café se han dirigido hacia Fueros para esperar el turno de salida para iniciar el recorrido. Un recorrido, que para algunos como Martin, era la primera vez que lo hacían como miembro de una cuadrilla de blusas. Un debut complicado, ya que como reconoce el joven gasteiztarra, no ha dormido nada y “ya se empieza a notar el cansancio”. Le acompañaba su amigo Aitor, otro primerizo, que sí ha dormido algo más para poder “aguantar todo el día y la noche”.
Sobre las cuatro y media de la tarde, la cuadrilla de Batasuna ha sido la encargada de levantar el telón. La hora no ha acompañado para que mucha gente se haya acercado, pero los más fieles han seguido postrándose a los lados de Dato para ver pasar a las 27 cuadrillas. Entre ellos, dos madrileños, Gonzalo y Javier. Estos dos jóvenes reconocen estar “flipando” con el ambiente de La Blanca. Gracias a un amigo que vino a estudiar a la capital alavesa, estuvieron presentes ayer en la plaza de la Virgen Blanca para ver el txupinazo y hoy no se han querido perder a los blusas y neskas. Están disfrutando mucho y aseguran que volverán a repetir “seguro” el año que viene.
Vestimenta
Las distintas cuadrillas han ido realizando el recorrido hasta el Iradier Arena, ataviados con sus trajes respectivos de blusas y neskas. Unas vestimentas, que en algunos, iban acompañadas de manchas muy típicas de estas fechas. Así mismo, las gafas o los gorros de todo tipo han seguido presentes un año más para completar los outfits. Este año, se le ha sumado un gorro japonés al estilo samurái que está marcando tendencia por las calles vitorianas. En las neskas, las pegatinas y la purpurina en la cara siguen estando muy presentes, y es que a pesar del parón de tres años, hay costumbres que no se pierden.