Son muchas las dudas que se plantean en un hogar cuando llega un perro nuevo a casa y somos novatos en la convivencia con una mascota. Si es cachorro, enseñarle a no hacer sus necesidades en casa y acostumbrarlo a hacerlo fuera, socializarlos adecuadamente… son algunas. Otras para perros adultos puede ser la reeducar algunas conductas, adaptarlos a nuevas rutinas. Pero siempre hay dos que sobresalen, las comidas y los paseos.
Más allá del numero de veces que tiene que salir, tres son las indicadas, dos para aliviar las necesidades y dar paseos breves, la tercera debe ser larga, de unos 20 minutos si el perro es pequeño, o hasta de una hora si es grande y enérgico. Por supuesto, a los perros les gusta la actividad, por lo que esto es lo mínimo. Todo lo que supere esto y en función de cada individuo concreto, está bien.
¿Comer antes o después?
Pero la gran duda surge cuando se piensa en el momento de presentarle la comida: ¿cuándo hacerlo, antes o después del paseo? En general, como en muchos casos, depende de cada ejemplar, de cada individuo. No es lo mismo un perro joven y sano que uno ya anciano; no es lo mismo uno que disfrute con rápidas y zigzageantes carreras que otro al que le guste trotar tranquilamente olisqueando los rincones, ni un perro grande de pecho profundo que uno pequeño y compacto. También es diferente el caso de un can ansioso comiendo que otro que picotee a poquitos a lo largo del día.
En algunos de estos casos dará igual que coma antes o después del paseo, en otros será preferible que lo haga después. Incluso quizá sea necesario que coma un poco antes para que no le falte energía y le entre una flojera inoportuna.
Los paseos forman parte de la rutina habitual del perro y hay que mantenerlos fijos para evitarles problemas de ansia, de nervios y pueda controlar lo que sucede. Esto se aplica también a la comida, más o menos se le llena el plato a las mismas horas, una o dos veces al día. Por este motivo, es relativamente fácil coordinar las dos acciones.
Pero la duda sigue siendo la misma: ¿comer antes o después?
La actividad física inmediatamente después de comer puede hacer que lo ingerido le siente mal, lo vomite o en los casos más extremos, sufra una torsión de estómago que acabe en la muerte del animal.
Torsión de estómago
La torsión de estómago o gástrica ocurre cuando el estómago se llena de gases en exceso junto con la comida o la bebida (que no debemos olvidarnos de ella) que ha ingerido. Esto puede provocar una dilatación excesiva del estómago hasta llegar al punto de que los ligamentos que mantienen el estómago en su sitio no aguantan la tensión, y el estómago gira sobre su eje provocando que se retuerza o se enrolle. Además de provocar un intenso dolor, puede haber obstrucciones y la circulación sanguínea puede cortarse, no llegar a otros órganos y acabar causando la muerte del animal.
Este mal afecta principalmente a los perros grandes y de pecho profundo, como los golden, los bracos o los galgos, entre otros. Pero esto no significa que los demás estén libres de riesgo. Por esto es importante estar atentos y reconocer los síntomas. El perro se mostrará inquieto y se quejará. También puede eructar o sufrir espasmos abdominales. Vomitará saliva, el resto del contenido no podrá salir del estómago. Además, el abdomen se le hinchará y se pondrá muy rígido. Ante cualquiera de estos síntomas habrá que reaccionar rápido y visitar de urgencia al veterinario antes de que sea tarde.
La regla de esperar
Lo prudente para evitar problemas relacionados con la combinación paseo-comida es seguir el ejemplo de esas madres y abuelas que en los calurosos veranos en la piscina o el mar hace 40 años imponían a rajatabla la regla de “esperar dos horas después de comer para hacer la digestión” antes de volver al agua a jugar.
Muchos expertos aconsejan la regla de 30 minutos/2 horas. Se parte de la idea de que es mejor que coma después del paseo, pero puede que la comida anterior haya sido hace bastante tiempo y se prepare para algo más que un sube-y-baja después de un pis mañanero. Para prevenir la falta de energía y un bajón, se le puede dar algo de comer, no demasiado, 30 minutos antes de salir. De esta forma el alimento tendrá tiempo de asentarse.
Esto en el caso de que el paseo sea de los cortos y de baja intensidad. Si lo que toca es una salida para hacer ejercicio, para correr y jugar, lo mejor esperar unas dos horas para evitar posibles problemas. Como es lógico, este ajuste de tiempos también dependerá de cada animal y sus características.
Esta pausa también debe darse al regresar a casa. Darle un tiempo de descanso, esperar a que se tranquilice antes de dejarle beber o comer. El ansia también puede ser un problema en este caso y sufrir problemas de atragantamientos. Eso sí, no hace falta esperar las dos horas.