Gipuzkoa

Las empresas hacen balance de daños tras el enfrentamiento entre ultras en Anoeta: "Sentimos mucha inseguridad"

Hosteleros y servicios de transporte lamentan lo sucedido y se quejan del dispositivo de seguridad diseñado
La Ertzaintza detiene a un violento que atacó el autobús de Aizpurua donde viajaban radicales romanos

El grave enfrentamiento entre ultras de la Real y radicales de la Roma en los prolegómenos del partido de Europa League de este jueves no solo dejó imágenes lamentables y tres personas detenidas, también provocó cuantiosos daños materiales en bares y establecimientos del barrio de Amara, hasta el punto de que muchos locales prefirieron echar la persiana para evitar males mayores.

Victoria 10 GastroBar (antigua Venta de Curro), fue uno de los bares que se llevó la peor parte. De su terraza quitaron las mesas y sillas que los ultras utilizaron para agredirse. "Estamos haciendo el balance de cómo quedó la terraza ahora", cuentan desde el establecimiento, que abrió sus puertas el pasado diciembre. "Estamos bastante disgustados con todo lo que pasó, pero hay que seguir", reconoce Humberto Benites, su dueño. Por el momento, han contabilizado 24 sillas y 8 mesas totalmente destrozadas, a los que hay que sumar cristalería que los violentos utilizaron para arrojarse los unos a los otros, y la estampida de clientes que ante el pánico que se apoderó del momento, salieron a la carrera sin abonar su cuenta.

Este viernes han reabierto sus puertas con relativa normalidad, pero el susto sigue metido en el cuerpo de los trabajadores que asistieron en primera línea a la batalla campal. "La verdad es que habíamos vivido otros partidos importantes, como el derbi, pero hasta ayer no había pasado nada", explica. El susto no se olvida: "Nunca te imaginas que va pasar esto. De repente, la gente empezó a correr, mucha gente entró en el bar, madres con niños llorando y gritando pidiéndonos por favor que les dejásemos entrar por la puerta del servicio. Obviamente les dejamos. Echamos las persianas, cerramos las tres puertas de acceso... Había mucho miedo", recuerda este hostelero, que reconoce que se sienten "desamparados" porque nadie se ha acercado a preguntar por su situación. "Ahora hablaremos con los seguros y pondremos la denuncia ante la Ertzaintza", dice con resignación.

Con las imágenes de lo vivido el jueves grabadas en la retina, ahora toca afrontar el futuro con cautela: "Está claro que tendremos que tomar medidas, como quitar la terraza o utilizar vasos de plástico", reflexiona.

Otro de los más afectados por el comportamiento de estos individuos fue la empresa Autobuses Aizpurua, encargada, entre otras cosas, de gestionar el servicio lanzadera que trasladó a los aficionados italianos desde el barrio de Gros hasta Amara. “Estamos cansados, pero sobre todo, muy tristes. Fue vergonzoso”, sentencia con rotundidad la gerente, Aintzane Aizpurua.

Altercados en los exteriores de Anoeta poco antes del Real Sociedad-Roma" author="Iker Azurmendi"]

El balance de daños materiales es extenso: martillos de seguridad que han desaparecido, extintores que han sido arrancados de las paredes, tres lunas rotas… Pero, “es lo de menos”. Nada comparable al mal trago que tuvieron que vivir los ocho conductores que se encargaron del servicio. Uno de ellos tuvo que ser atendido por los servicios de emergencias por un ataque de ansiedad. Fue quien se llevó la peor parte. En su autobús, el tercero del convoy que partió desde el Kursaal, viajaban un grupo de ultras romanos que fueron recibidos a la altura de la rotonda de Anoeta por varias decenas de ultras realistas que comenzaron a arrojar todo tipo de objetos contra el autobús. “Fue vergonzoso. Empezamos muy bien en Gros. Cargamos los ocho autobuses y salimos en convoy rumbo a Amara. El primero descargó rápido, el segundo más o menos también, pero con el tercero ya fue imposible”, recuerda Aizpurua con el susto todavía metido en el cuerpo. “Resulta que era un autobús que ya venía con follón dentro y van y les tienen una hora y media retenidos en la Avenida de Madrid. El chófer la única consigna que recibía por parte de la Ertzaintza es que no podía dejar salir a nadie por seguridad. ¿Seguridad de quién? Porque a él le dejaron solo”, denuncia la gerente de esta empresa de transportes.

“Fue una situación de desamparo total y absoluto”, valora Aizpurua, que lamenta que “no es la primera vez que ocurre” en esta misma temporada y dirige sus críticas al Departamento vasco de Seguridad. “Mucho dispositivo policial, pero cuando nuestro autobús llega a Anoeta no hay ni un solo policía que proteja a nuestro trabajador”, se queja. “Nos pelearemos con los seguros por los daños materiales, pero lo de nuestros conductores ¿quién lo arregla? Tres o cuatro ya nos han dicho que no contemos con ellos para este tipo de servicios. Sentimos mucha inseguridad”, asevera.

Aizpurua, que durante la tarde-noche del jueves estuvo en permanente contacto con la Real, recuerda que para ellos, los partidos de la Real son “trabajo”. “Y nosotros nos dedicamos al transporte, pero me quiero acordar también de los hosteleros y todo lo que tuvieron que pasar”, lamenta.

Un camarero recoge las sillas lanzadas durante los Incidentes previos al Real Sociedad-AS Roma en Anoeta. N.G.

18/03/2023