No es incompatible decir que falta talento tecnológico con que, por primera vez en muchos años, las grandes empresas tecnológicas hayan congelado la contratación. Google y Apple, con diferentes medidas, han tomado ya el camino de dejar de contratar. Meta, que dijo que iba a crear 10.000 puestos de trabajo en Europa para su nueva apuesta por el metaverso, ha dicho que enfría sus previsiones.
Estas noticias son un buen termómetro de lo que puede venir en las próximas semanas. A los países en los que empezaba a darse el fenómeno del trabajo en remoto para EE.UU., que nos drenaba ya el escaso talento tecnológico, nos ofrece un pequeño respiro. Que volverá, eso sí. Y es que en los últimos meses muchas personas han comenzado a trabajar para las grandes empresas tecnológicas, cobrando el doble, y trabajando en pijama. Si ya era difícil retener talento, en esta era de la facilidad para el trabajo remoto, la competencia es literalmente mundial.
Volvamos a estas empresas tecnológicas y su dimensión. En 2011, Google empleaba a 32.000 personas. Hoy son más de 157.000. En 2011, Meta tenía 3.000 empleados. Hoy son más de 72.000. Apple tenía en 2011 63.000 empleados. Hoy son más de 154.000. La cuarta, Microsoft, en 2011 contaba con 90.000, por los 181.000 que tiene hoy en día. Estamos hablando de cifras realmente grandes para puro talento tecnológico. Es normal que haya tanta preocupación por su escasez en EE.UU.. Al final hace daño a su principal sector de actividad económica.
Estas cifras de congelación y eventual recesión, vienen acompañadas también por noticias en el ámbito de las relaciones laborales. Y es que hace unos meses sabíamos que Amazon se convertía en la primera gran empresa tecnológica en tener un comité de empresa (union, en terminología norteamericana). Es el primero, en los 28 años de historia de la empresa líder del comercio electrónico mundial. Es normal que no estemos acostumbrados a escuchar noticias así en el sector tecnológico. La representación laboral en el país que más valor crea a partir de tecnologías digitales (EE.UU.), no tiene una fuerte representación del trabajador. Esta debilidad sindical provoca entre otras cosas ese tan manido comentario sobre las pocas vacaciones que tienen los trabajadores allí.
En este contexto, entonces, ¿por qué ha ocurrido que ahora aparezca ese comité de empresa? Cuando pensamos en las grandes empresas tecnológicas, muchas veces ignoramos que son también generadoras de condiciones de trabajo realmente mejorables. El libro Ghost Work: How to Stop Silicon Valley from Building a New Global Underclass lo narra muy bien. Detrás del asistente de voz de Apple o Google, hay una subclase de trabajadores etiquetando manualmente los comentarios. Normalmente están en la India o en Bangladesh. Detrás de tu pedido de Amazon para que llegue mañana, hay personas moviendo paquetes físicamente en un almacén. Detrás de tu fotografía en Instagram, que la quieres tener en cosa de segundos para que te vean en bañador luciendo tu cuerpo de gimnasio, hay personas que ayudan a etiquetar el lugar a través de un complejo proceso de identificación manual de lugares.
Susan Schurman, de la Rutgers School of Management and Labor Relations, dice que este hito de Amazon marcará un camino para que nazcan más agrupaciones de empleados demandando mejoras de condiciones en las empresas tecnológicas. Una cosa es que tu país tenga poca tradición en reclamar mejoras, y otra que los trabajadores no entiendan que no se puede construir una imagen de gloria laboral a costa de sus horas de trabajo. Esto, en un contexto además de alta inflación en un país que se construyó para consumir por inercia. Las matemáticas explican más fenómenos de los que creemos. Por eso es bueno conocer el detalle de lo que está por detrás de tu Like o de tu devolución en Amazon.
Como dicen los economistas, nada es gratis. Tampoco tu impacto personal en las condiciones de trabajo de la gente.