El descenso de la natalidad, el aumento de la edad de maternidad y la mayor longevidad han derivado en un envejecimiento de la población de Euskadi con graves riesgos para la sostenibilidad misma del país, tal y como lo conocemos. Por este motivo, el Gobierno vasco y las diputaciones están elaborando una estrategia común con 25 medidas para abordar a corto y medio plazo un reto demográfico que, aunque global en las sociedades desarrolladas, preocupa y ocupa a las instituciones vascas. Aunque el documento final no verá la luz hasta 2022 y no tendrá financiación hasta que se aprueben los presupuestos de 2023, el secretario general de Transición Social y Agenda 2030 del Gobierno vasco, Jonan Fernández, ha avanzado hoy el contenido de cuatro de las medidas acordadas.
Los programas adelantados por Fernández van todos en la línea de reforzar algunas de las actuaciones que ya están en marcha para favorecer la natalidad, la conciliación o la emancipación. Así, se prevé una ayuda por hijo que unifique y eleve los estímulos que reciben las familias con una perspectiva de progresión, desde 2023 hasta 2030. Además, se va a lanzar un programa de préstamos sin intereses y con posibilidad de devolución a largo plazo para proyectos de emprendimiento, formación, o vivienda para jóvenes. En este caso se está estudiando aún el periodo de edad que abarcaría el programa y su cuantificación, aunque los cuatro primeros años estaría abierto hasta agotar el presupuesto.
AULAS DE 0-2 AÑOS GRATIS
Por otro lado, el Gobierno vasco y las diputaciones prevén articular los recursos para garantizar la gratuidad de las escuelas infantiles de 0 a 2 años como medida para facilitar y crear condiciones para que las familias puedan conciliar. A ello se añaden medidas, que Férnández no ha espedificado, para favorecer el acceso a la vivienda para jóvenes, el empleo juvenil, la conciliación corresponsable o la revalorización rural. El secretario general de Transición Social ha señalado que la estrategia "incorpora una visión integral", cuyo principal objetivo es el de producir en los próximos años "un cambio en la tendencia negativa" sostenible en la edad de emancipación y en las tasas de natalidad, con el fin de "transitar hacia un escenario de recuperación demográfica".
El problema demográfico no se trata de un fenómeno repentino, sino que se remonta a los cambios culturales y económicos nacidos en la década de los ochenta del siglo pasado. Y la tendencia no ha hecho más que acentuarse. En 2020 nacieron en Euskadi 14.721 niños y niñas, 697 menos que en 2019 y 6.000 menos que en 2008, el año previo a la anterior crisis. Es la cifra más baja de nacimientos desde 1941 y la previsión es que se reduzca más a causa de la pandemia.
RETRASO DE LA MATERNIDAD
Uno de los factores que se vincula a la disminución de la natalidad en los últimos años ha sido el progresivo retraso de la maternidad. La edad media de las mujeres al nacer su primer hijo o hija ha aumentado en los últimos años en toda Europa. Los Estados miembros con la media de edad más alta en el nacimiento del primer hijo en 2017 fueron Italia (31,1), España (30,9) y Luxemburgo (30,8). La edad media con la que las mujeres vascas tienen su primer hijo o hija es de 32,63.
Por otro lado, el 30% de las mujeres que fueron madres en Euskadi en el otoño de 2020 era de nacionalidad extranjera frente al 28,4% de 2019. Y más del 79,2% superaba los 30 años. Las madres con edades por encima de 40 años (11,2%) superaron a las menores de 25 años (7%). Euskadi se encuentra entre los países europeos que ofrecen datos más bajos de fecundidad y natalidad. Y ello a pesar de que, especialmente en la primera década de este siglo, se desplegaron propuestas incentivadoras para quienes optaran por tener hijos, incluso algunas pioneras, como primar las excedencias por paternidad.