El consumo en general, pero sobre todo la alimentación, se mueve al ritmo que marca la inflación y hay una nítida frontera desde el inicio de la escalada de los precios. Las ventas de alimentos acumulan 24 meses de caída del gasto en la Comunidad del País Vasco. Mes a mes la reducción del gasto en alimentos es una constante en los hogares. El dato entró en una espiral negativa en abril de 2021 y en marzo de este año registró un descenso interanual acumulado del 2,4%. Las familias se aprietan el cinturón presionadas por un repunte de la cesta de la compra del 15,5%.
Aunque la intervención de los mercados energéticos ha aliviado el IPC general, la alimentación continúa desbocada y, a la espera del dato adelantado de abril en el Estado, que se conocerá mañana viernes, el Gobierno central no ha conseguido tocar la tecla que permite cierta relajación en ese frente. Es más, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha dejado entrever esta semana que este mes tampoco habrá buenas noticias al pedir “paciencia” a los ciudadanos ante el comportamiento alcista de los productos que conforman la cesta de la compra.
Según la información que hizo pública ayer miércoles el Instituto vasco de Estadística, Eustat, las ventas en las grandes superficies comerciales y cadenas de alimentación de Euskadi registró un descenso interanual del 2,6% en marzo de 2023, a precios constantes y en términos homogéneos de calendario laboral. Es decir, eliminando de la ecuación el IPC y su impacto en las ventas.
Sin embargo, mientras el índice de Alimentación registra una caída del 5,3%, el del Resto de productos crece un 3,5%. Con unos niveles de empleo récord en Euskadi, el consumo mantiene el tono, pero flaquea en un aspecto tan sensible como son los alimentos. En relación al mes anterior, febrero del 2023, y una vez descontados los efectos estacionales oportunos, las ventas a precios constantes han disminuido en el mes de marzo un 1,9%.
Las ventas se han contraído en términos intermensuales, tanto en el sector de Alimentación como en el de Resto de productos, un 2,8% y un 0,1%, respectivamente.
En el análisis por territorios, las ventas en las grandes superficies y cadenas de alimentación sufrieron en marzo de 2023 un descenso en términos interanuales en los tres territorios. Con Araba a la cabeza tras sufrir un retroceso de las ventas del 5,7%, Gipuzkoa se situó en segunda posición (-3,4%) y, por último, en Bizkaia el índice solo bajó un 1,3%. Además, se observa un descenso de las ventas en relación al trimestre precedente, febrero de 2023, en los tres territorios. En Gipuzkoa las ventas se contrajeron en términos intertrimestrales un 2,7%, en Bizkaia un 1,6% y en Araba un 0,9%. Las diferencias son notables y están muy ligadas a los niveles de renta, pero también al IPC de cada territorio.
Evolución del IPC
Por otra parte, el personal ocupado en las grandes superficies y cadenas de alimentación de Euskadi aumentó un 5,8% en relación a marzo de 2022. Con respecto al mes anterior, el índice de personal subió un 1,0%.
El consumo mantiene en líneas generales el tono en Euskadi y los supermercados aumentan sus plantillas a la espera de que la inflación levante definitivamente el pie del acelerador. Algo que todos los analistas consideran que ocurrirá los próximos meses. La principal incógnita está precisamente en los precios de la alimentación, si bien ahí también hay expectativas de que las campañas de ahorro de las grandes distribuidoras frenen la escalada.
Lo cierto es que desde que se inició la escalada del IPC, a lo que hay que añadir la incertidumbre económica y la ralentización, la presión sobre las familias no ha dejado de aumentar. Los precios abandonaron en diciembre de 2020 los valores negativos, pero Alimentos y Bebidas no Alcohólicas es el único epígrafe de la estadística que no ha dado señales de debilitamiento. Al contrario, el IPC general alcanzó su máximo en tres décadas (10,5% interanual) en julio del año pasado, mientras que la cesta de la compra tocó su, de momento, techo el pasado mes de marzo con un 15,5% de subida. Todo ello después de la intervención del IVA en los productos considerados básicos.
La presión de la vivienda
Para añadir tensiones, el cambio de política monetaria por parte del Banco Central Europeo y la previsión de que los tipos de interés continúen al alza los próximos meses eleva notablemente el gasto hipotecario de las familias. Y también está aumentando la parte del sueldo que los inquilinos vascos dedican al pago del alquiler, que ya supera el 50% de los ingresos mensuales.
La buena noticia es que el capítulo de la energía vuelve a estar en parámetros que pueden considerarse normales. Además, el crecimiento registrado en la economía vasca en el primer trimestre del año aleja sobre el papel cualquier posibilidad de recesión, la negociación colectiva sigue dando sus frutos con incrementos salariales y los ingresos de las administraciones públicas de la CAV crecen hacia un nuevo récord. De modo que en líneas generales hay margen para el ajuste del gasto en alimentación. Si bien se trata de un auténtico quebradero de cabeza para los hogares con menos recursos.
Alimentación
15,5%
Subida de los precios. Los datos del IPC en marzo apuntan a un crecimiento de los precios de los alimentos del 15,5% en Euskadi, cinco veces más que el repunte general de la inflación. El abaratamiento de la energía ha permitido frenar la escala del índice, pero la cesta de la compra ha seguido encareciéndose a pesar de la reducción del IVA de productos básicos.
-5,3
Caída de las ventas. Según los datos de Eustat, las compras de alimentos en grandes superficies por parte de las familias cayó un 5,3% el pasado mes de marzo. Una evolución negativa que contrasta con el avance de ventas del 3,5% en el resto de productos. El consumo mantiene el tono positivo de los últimos meses, pero las familias ajustan su gasto en alimentos por su encarecimiento.