Si algo hemos aprendido de nuestra historia es que hay mujeres fuertes capaces de sobreponerse a todos los golpes del destino y salir victoriosas. “Todos hemos oído hablar de los gladiadores, pero poca gente había oído hablar de las gladiadoras”, recuerda el escritor Juan Tranche, que a través de su última novela de carácter histórico ha querido, precisamente, contar una historia alrededor de una de las pruebas más claras y fehacientes de que las luchas de gladiadoras existieron.
Y es que la muestra es un relieve, el de Halicarnaso, ahora mismo en el Museo Británico, en el que se ve a dos mujeres combatiendo, a Achilia y Amazona. “Ese relieve tiene una cosa muy curiosa, que se quitaron el casco”, explica, y a través de esto ha ido creando este mundo, intentando buscar una explicación, que es la que trata de contar en Gladiadoras.
Sobre ellas solo ha pasado a la posteridad “un puñado de citas, pero nada nos hace pensar que la vida de una gladiadora fuera distinta a la de un gladiador. Sabemos cómo se alimentaban, cómo entrenaban los gladiadores, y por tanto entendemos que para ellas era de la misma manera”, rememora Tranche.
Pan y circo
Pero, ¿cómo surgieron las luchas de gladiadores? Tranche considera que los emperadores pensaban que si a la gente le daban de comer y la entretenían no iban a criticar cualquier otra decisión que tomaran. “Bajo ese paraguas es como van naciendo todas las cosas en el Imperio”. Las luchas de gladiadores surgen de algo muy ancestral, que era un rito funeral. “Lo que pasa es que los romanos son muy pragmáticos y ellos vieron que podían hacer uso de ello de una manera propagandística”, explica este escritor. La primera referencia de mujeres gladiadoras surge además 200 años después de la de los hombres. “Y en esa cita nos dice que a veces la gente en su funeral, las más bellas mujeres luchaban. No habla de las más fuertes o valientes, nos habla de las más bellas”, recuerda Tranche. Estas además pertenecían a un estrato social determinado. Y es que los romanos diferenciaban a las mujeres en dos categorías diferentes, las féminas -mujeres libres de clase social alta- y las mulieres -de clase social baja-. “A los romanos les trae sin cuidado lo que haga una mulier, pero les preocupa mucho que una fémina pueda hacer algo que deshonre el apellido de la familia”, explica.
Por eso existe la norma del año 11 que prohíbe a las mujeres libres combatir en la arena, y otra del 19 que no solo lo prohíbe, sino que lo agranda a las hijas, nietas, etc. de senadores. “No querían que las mujeres libres lucharan, porque podían cambiar los roles que habían establecido en la época romana”, expone. Y, como explica que hay dos gladiadoras, en la novela ha querido contar la historia de una que es una fémina, y la otra una mulier.
Tranche, el autor que dio vida a ‘Gladiadoras’
Juan Tranche lleva más de veinte años vinculado al sector editorial, compaginando su trabajo con el estudio de la Antigua Roma. Durante los últimos años ha participado en diferentes medios y ha dado conferencias para hablar sobre su gran pasión, el mundo de los gladiadores y de las gladiadoras. En el año 2021 publicó su primera novela: Spiculus, dos gladiadores enfrentados a muerte en la Roma de Nerón. Ahora, realiza un regreso triunfal a las librerías para presentar Gladiadoras, una obra en la que nos sitúa en el año 124 d. C. “Helena y las hermanas Valeria y Domicia son tres jóvenes romanas procedentes de mundos muy distintos: una esclava y las otras nobles. Sin embargo, las tres deben tomar decisiones que ponen a prueba su valentía. Cuando el emperador Adriano se enamora del esclavo Antinoo, el gran amor de Helena, la joven se ve obligada a convertirse en la mejor gladiadora de todos los tiempos, algo nunca visto para los romanos, y así tratar de acercarse a Antinoo”, relatan a modo de sinopsis. Sin embargo, antes de ponerse sobre la arena, sufre continuas vejaciones debido a su condición social, tratando de sobrevivir y siendo capaz de encontrar en la lucha una salida a su propia vida.