El Gobierno vasco y las diputaciones forales acaban de anunciar un nuevo récord de recaudación para este año y, lo que es más importante, anticipan que en 2023 se volverá a romper el techo de ingresos en la CAV. Es cierto que el repunte de los precios inyecta más energía de la habitual al IVA, pero también están trabajando a pleno rendimiento los motores del IRPF por el repunte constante del empleo e incluso el Impuesto sobre Sociedades empieza a mostrar un mejor tono.
Todo ello en un contexto de inestabilidad absoluta: Con las materias primas fuera de todo control, el consumo lastrado por la inflación, escasez de componentes y, en general, con las empresas vigilando constantemente la evolución de una guerra a las puertas de la Unión Europea. Los números cantan en casa y muy alto. El Consejo vasco de Finanzas estima que las haciendas forales vascas ingresarán este año casi 900 millones de euros más de lo previsto.
El listón de la recaudación superará por primera vez los 17.000 millones, una proeza cuando el objetivo, también ambicioso, apuntaba a elevarse por encima de los 16.000 millones y establecer un nuevo récord. Pero es que además, el cálculo para el próximo año rompe la barrera de los 18.000 millones. Puro oxígeno en un momento complejo para Europa en el plano económico.
El consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, ha destacado que en un periodo de "gran turbulencia" las administraciones vascas tienen que "moverse con gran flexibilidad", al igual que en los últimos dos años a causa de la pandemia, para desarrollar unos presupuestos que cubran las necesidades de los ciudadanos.
Al mismo tiempo, el Gobierno y las diputaciones forales han dado luz verde por segundo año consecutivo a la deflactación de las tablas del IRPF para adecuar las retenciones salariales al repunte del IPC. El ajuste rondará el 7% sumando los dos últimos ejercicios.