ES tiempo de ser “más contundentes con la construcción nacional”. Es la tesis en la que coinciden las organizaciones juveniles que representan Esquerra Republicana y Junts respecto a la pulsión independentista y tras la desmovilización del pasado 28-M, en puertas de que a La Moncloa pueda llegar una alianza de derechas con tintes ultras. Así lo corroboran a este periódico, desde sus diferentes posiciones ideológicas dentro del soberanismo, tanto Pol Baldomà, portavoz nacional de Jovent Republicà –las juventudes de ERC– como Narcís Junquera, presidente del Consell Nacional de Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC), las juventudes de Junts per Catalunya.
Baldomà constata que ese abstencionismo que se ha producido en las municipales “no es solo político sino social”, ya que se percibe en las calles, en las organizaciones vecinales o juveniles; y le “resulta preocupante que el voto más joven lo hayan podido acaparar los extremos, la CUP y Vox”. Junquera, por su parte, y a expensas de si la gente reacciona en las generales, detecta cierto “hastío y decepción” tras los años de “fervor” durante el procés, y apunta también a una estrategia fallida desde el Govern republicano. “No tanto porque exista una negociación, que es natural, sino porque solo se ha hablado de entelequias como la mesa de diálogo o la cuestión de claridad”, sostiene el líder de las juventudes de Junts en sintonía con la directriz que marca la formación de Jordi Turull. A juicio de Junquera, “siempre debe estar el intento de negociar con el Estado, pero es que Esquerra se ha dedicado afianzar y financiar las posiciones de España, ha sido más bien un soporte de la gobernabilidad del Estado en vez de remar más hacia una posición de fuerza en favor de Catalunya”.
Las juventudes de ERC no están satisfechas con el resultado en las urnas y creen que “no se ajustan a lo que hemos dado al país luchando contra la represión”. “Ha costado mucho porque no es fácil pelear contra las estructuras establecidas y no nos esperábamos este abstencionismo”, destaca Baldomà. Jovent Republicà percibe “una desafección política creciente ante la generación de un escenario de precariedad, de incertidumbre en las trayectorias vitales y las constantes criminalizaciones”. La organización de Esquerra no dudó en publicar un comunicado de análisis donde se afirma que “en clave independentista, los últimos resultados son un toque de atención y un aviso a recuperar la iniciativa y la lucha independentista , dejando de lado los reproches y la crispación y, por tanto, recuperando, desacomplejadamente, la reivindicación de la República de los Països Catalans y una vía reforzada para alcanzar nuestros objetivos”. Baldomà hace una precisión: “La estrategia de fondo es buena, el problema quizás es cómo la aplicamos. Necesitamos generar ilusión en el electorado y presentarle más horizontes”.
Concreción
Por su parte, desde las juventudes de Junts emplazan a “volver a encontrar el camino y hacerlo unidos”. Y piden más claridad a Aragonès en sus planteamientos. “Sigue sin concretar nada. Ha propuesto un frente común, habla de acuerdos programáticos, pero luego eso se queda ahí, como desechar la lista conjunta en el Congreso”, apostilla Junquera. Ante una posible llegada de PP y Vox al poder, lo tiene claro: “Evidentemente, no es lo mismo que en España gobierne la derecha o que lo haga la izquierda, no es el mismo espacio, no somos ilusos. Pero el lema está claro: ni PSOE ni PP, Catalunya. Y la aceleración hacia el objetivo de la independencia y la defensa de nuestros derechos no tiene que depender de quién gobierne en Madrid, sino de nosotros mismos”.
Del otro lado, Baldomà tiene plena confianza en la “capacidad de transformación de ERC”. “Antes toda la cuestión nacional movilizaba mucho y se ha producido una especie de apaciguamiento”, asevera. En este contexto, hay quienes consideran que Esquerra siempre ha sido visto como el partido de la alternativa y de lucha contra un poder que, sin embargo, ahora ostenta. Y como admite el portavoz de Jovent Republicà, “ERC debe encontrar obligatoriamente la llave para mantener ese equilibrio entre el pulso de la calle y el deber institucional”. “Es un partido que lleva 92 años siendo independentista y debe hacer valer su eficiente trabajo”, añade. Todo ello en un momento donde urge “tejer una alianza antifascista e independentista para hacer frente a la extrema derecha y una apuesta clara por las políticas transformadoras que garantizan derechos, especialmente, los derechos de la juventud”.
Desde la relación cordial que existe entre ambas organizaciones juveniles, una y otra coinciden en que el procés “no ha muerto”, como han aventurado reiteradamente desde el propio Ejecutivo español. Otra cosa son las divergencias estratégicas, seguro que menor que la simbolizada por las esferas de sus partidos. En opinión de Junquera, “lo que le pedimos a Junts es que sea en los próximos años el partido independentista por excelencia, que los es”. Según Baldomà, ERC lleva eso en sus genes. El objetivo, el mismo.