Miles de personas contienen el aliento en el último bastión opositor del noroeste de Siria, adonde no ha entrado ninguna ayuda en los últimos tres días pese a los repetidos llamamientos desde la empobrecida región. Vecinos, combatientes locales y rescatistas de los denominados Cascos Blancos llevan adelante las operaciones de rescate en las zonas de las provincias de Idlib y Alepo en manos de la oposición, las más afectadas y donde residen más de 4 millones de personas ya de antes dependientes de la asistencia humanitaria.
Los Cascos Blancos alertaron reiteradamente de que no cuentan con suficiente maquinaria para el desescombro, entre otros recursos, y estiman que “cientos” de personas continúan sepultadas bajo los edificios derrumbados.
Las autoridades responsables del paso fronterizo de Bab al Hawa, que une Idlib con Turquía y la única vía de entrada de suministros a estas áreas opositoras, aseguraron ayer miércoles que “no ha llegado a las zonas liberadas del noroeste de Siria ninguna ayuda de ninguna entidad, sea de la ONU o de fuera de la ONU”.
Diferencia en la asistencia
A las zonas controladas por el Gobierno de Al Asad, sí han arribado suministros y personal de rescate enviados principalmente por países de la región como Argelia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos , Libia, el Líbano Irak o Irán; además de algunos aviones procedentes de más lejos. Al Asad ha recibido promesas de ayuda y llamadas de solidaridad de los líderes de estas y otras naciones, parte de las cuales no habían mantenido contactos diplomáticos con Damasco desde la represión a las revueltas populares desatadas en marzo de 2011.
Muchos activistas e internautas sirios han criticado las diferencias entre la cantidad de ayuda recibida por Turquía, más afectada por el seísmo, y la obtenida por el Gobierno sirio, marginada desde hace años por la comunidad internacional debido a sus políticas totalitarias y abusos de los derechos humanos.
Sin embargo, la Comisión Europea negó ayer “categóricamente” que sus sanciones afecten al envío de asistencia por el terremoto y pidió a los miembros del bloque comunitario que respondan a una petición recibida hoy del Ejecutivo sirio, que solicitó materiales médicos y de primeros auxilios.
Según el portal de seguimiento de vuelos Flightradar24, más de cien vuelos procedentes de diversos países transitaron por el espacio aéreo de Turquía. A la misma hora, por el espacio aéreo sirio pasaban apenas tres aeronaves de cargamento, que se dirigían a Damasco.
Petición de la ONU
Por otro lado, la Secretaría General de la ONU pidió ayer a los países del Consejo de Seguridad que estudien la posibilidad de autorizar el uso de más cruces fronterizos en zonas del noroeste de Siria bajo control opositor para acelerar el suministro de ayuda. “Confiamos ciertamente en que el Consejo de Seguridad mire la situación sobre el terreno y entienda la necesidad de pensar en formas de llevar más ayuda a la zona de la forma más rápida y sencilla”, señaló el portavoz Farhan Haq.
Aunque Naciones Unidas ha organizado algunos convoyes desde el interior de Siria, cruzando las líneas del frente, la ayuda que llega por esa vía es mucho menor.
Desplazados
l Casi 300.000. Más de 293.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares solo en las áreas controladas por el Gobierno sirio de Bachar al Asad como consecuencia de los terremotos. “El número de personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares por miedo de derrumbes o por el terremoto es de 293.829, entre ellas mujeres y niños. Estas son las cifras hasta este momento”, dijo el ministro de Administración Local y presidente del Comité Superior de Ayuda sirio, Hussein Majluf.