Las lluvias de las últimas semanas han dado un respiro a la complicada situación de los embalses navarros, que se encuentran actualmente al 28,66% de su capacidad. Según el informe de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Navarra dispone ahora de 279,8 hectómetros cúbicos (hm3) de agua almacenada de los 976 que tiene como capacidad máxima. La cifra supone un 2,3% más que hace dos semanas, el peor momento de este año especialmente seco, cuando los embalses se situaban al 26,30% con 268 hm3.
Por embalses, la situación de Yesa sigue siendo la más preocupante, aunque su nivel ha subido notablemente gracias a las precipitaciones en forma de lluvia y nieve de los últimos días. Actualmente, Yesa se encuentra al 18% de su capacidad con 80,4 hm3, 26,83 hm3 más que hace una semana y 6 puntos porcentuales más que hace 14 días, cuando estaba apenas en el 12%.
Además, todos los embalses navarros han aumentado su volumen respecto a la semana pasada. El embalse de Itoiz tiene actualmente un volumen de 157,6 hm3 (37,8%), 6,15 hm3 más que la semana pasada y un 1,6% más que hace dos, cuando estaba al 36,2%.
Por su parte, el pantano de Eugui se encuentra al 53,4% con 11,4 hm3, 2,26 hm3 más que hace siete días y un 11% más que hace dos semanas, cuando estaba al 42,8%. Alloz dispone de un 26,9% de su capacidad con 17,8 hm3, 1,51 hm3 más que la semana pasada y casi un 3% más que hace dos. Irabia está al 47,7% con 6,6 hm3, 3,45 más que la semana pasada; Urdalur se encuentra al 42,9% con 2,4 hm3 (0,16 más que hace una semana) y Nagore tiene un 77,2% de su capacidad llena con 3,6 hm3, 1,60 más que hace una semana.
Un 2022 especialmente seco
Las precipitaciones en forma de lluvia y nieve de este mes de noviembre han aliviado la situación de los embalses, que han frenado su caída tras un año muy seco e incluso han experimentado un ligero incremento de agua almacenada.
Hay que recordar que este año 2022 ha sido particularmente seco en prácticamente toda la Comunidad Foral. Al arrancar la primavera, los embalses navarros estaban al 82%, unos valores habituales para esas fechas. Sin embargo, mayo fue un mes extraordinariamente cálido y seco, con apenas una cuarta parte de las precipitaciones esperadas para ese mes.
Después, la tónica no cambió en verano, que también tuvo menos precipitaciones de las habituales. En junio, las reservas de agua descendieron ya hasta el 66%. La cifra se situó en el 50% en julio y, a finales de agosto, los embalses navarros estaban ya al 34%. Después de unos meses de septiembre y octubre bastante secos, parece que las lluvias han vuelto a la Comunidad Foral en este mes de noviembre. Las precipitaciones de este invierno serán fundamentales para poder afrontar con garantías el próximo verano.