El problema no es exclusivo de Bilbao. Es la rutina que se ha normalizado en ciudades y grandes núcleos. Un daño colateral asociado en parte a la pandemia y en parte a las nuevas reglas de juego marcadas por la sostenibilidad. La huella más evidente son los innumerables locales con la persiana bajada, pero hay otras de carácter más técnico y generalista derivadas de las restricciones fijadas a la circulación de vehículos de combustión por ciertos puntos del botxo.
Esos son los principales desafíos que debe encarar el sector durante los próximos años. Así ha quedado reflejado en las conversaciones –formales e informales– que se han organizado. Ayer, precisamente, hubo otra más del Foro de Comercio de Bilbao en la que se repasaron las acciones acometidas entre 2021 y 2022 y, al mismo tiempo, se adelantaron algunas de las líneas estratégicas de actuación. De momento, la mirada compartida por los agentes del sector comercial y el Ayuntamiento se ha puesto en 2025.
“No hay fórmulas mágicas sino trabajar sin descanso y de forma conjunta, tanto a nivel institucional como las entidades que tienen que ver con el comercio y los propios establecimientos. Remangarnos, implicarnos y buscar soluciones y mejorar el sector”, expresó Xabier Ochandiano, concejal de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo. Durante ese bienio poscovid se han contabilizado más de 70 programas. Todos seguirán en las agendas porque han aportado algo al comercio bilbaino. Y ahora se han planteado nuevos retos como la necesidad de llevar a cabo reuniones técnicas en las que abordar temas como el estudio de zonas y condiciones de carga y descarga o zonas OTA.
Entre los proyectos a analizar se han planteado problemas que están afectando al comercio en todas las ciudades como devolver al mercado las lonjas vacías o el reparto de mercancías y productos. Todo recogido en el Plan Estratégico de Comercio Bilbao 2025, estructurado en cuatro grandes ejes de trabajo y 33 líneas de acción. Los cuatro ejes se centran en la ciudad, en el desarrollo de los negocios comerciales, la dinamización del espacio urbano y la necesaria colaboración público privada como vertebradora de una eficaz gestión colaborativa.
No se parte de cero
El Plan también se centra en la modernización del sector, a través de la digitalización y del rejuvenecimiento del mismo. En este camino no se parte de cero ya que, entre otras medidas, en el Casco Viejo ya se han activado pruebas piloto para la reactivación de lonjas vacías, o un plan de alquileres y de estimulación para recuperar la actividad en esos locales, o para adaptar esos comercios a herramientas de mensajería profesional. Ahí están también los proyectos en marcha para renovar las calles Rodríguez Arias, a modo de nuevo corredor comercial de unión entre Abando e Indautxu; o María Díaz de Haro, otro corredor comercial complementario de enlace de la Gran Vía con las zonas de Basurto y Rekalde.