La avenida de la Baja Navarra y la rotonda de San Jorge son los puntos de Pamplona con una mayor concentración de metales pesados en el aire. Así lo recogen los estudios realizados por el Ayuntamiento en colaboración con Instituto de Agrobiotecnología de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IdAB-CSIC) mediante la colocación de macetas en distintas rotondas de la ciudad y en ventanas y balcones de viviendas particulares. Las conclusiones de estas investigaciones reflejan la gran influencia del tráfico y la arquitectura urbana en la concentración de metales pesados en el aire. No obstante, las cifras recopiladas en Pamplona son menores que las obtenidas en otras ciudades del entorno.
Pamplona ha desarrollado en los últimos meses dos estudios en paralelo para analizar la calidad del aire. Por un lado, quiso conocer las características del aire en puntos estratégicos de la ciudad, mediante la colocación de macetas en una docena de rotondas y, por otro lado, solicitó la participación ciudadana para poder analizar la calidad desde las ventanas de viviendas repartidas por toda la ciudad. En total, se plantaron 60 macetas en rotondas y se distribuyeron 57 a ciudadanos particulares. La exposición de las plantas al aire se realizó durante dos meses. Después, el Instituto de Agrobiotecnología de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IdAB-CSIC) ha analizado las partículas en suspensión captadas por ellas.
En ambos estudios se ha calculado los metales pesados depositados sobre las plantas. Los metales pesados constituyen contaminantes que frecuentemente se asocian a las partículas en suspensión (PM2,5 y PM10), que son uno de los indicadores de calidad del aire que se utilizan, según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico. Además, se han utilizado estos indicadores, porque son más fáciles de medir en las plantas.
Entre las partículas en suspensión, se ha analizado la presencia de metales como antimonio, cobre, zinc y bario, que suelen atribuirse en ambientes urbanos a las emisiones de abrasiones de frenos y ruedas del tráfico rodado; vanadio y níquel, procedente de la combustión del fueloil; y plomo, cadmio, manganeso y cobalto, vinculados a emisiones industriales, aunque también están vinculados al tráfico.
Más tráfico, más contaminación
El estudio de las macetas en rotondas ha permitido discriminar entre zonas de Pamplona con una alta concentración de metales pesados, con una concentración media y con una baja. Las plazas de Merindades, Príncipe de Viana y de los Fueros, todas ellas en el eje creado por la avenida de la Baja Navarra, son las que han registrado una mayor concentración de metales pesados. A ellas se suma la rotonda de San Jorge. El resultado está directamente relacionado con la alta densidad del tráfico en ambas zonas. No en vano, en el periodo en el que estuvieron presentes las macetas en las rotondas se detectaron 728.443 vehículos en la rotonda de San Jorge y 575.277 en la avenida de Baja Navarra.
En espacios más abiertos, y con menor densidad de tráfico, los resultados son mejores. De hecho, la concentración de metales pesados es baja en el entorno de la calle Monjardín con la avenida de Juan Pablo II; en los jardines de la Taconera y en el Soto de Lezkairu, en la rotonda entre la avenida de Cataluña y la calle Valle de Egüés. En un punto intermedio se encuentran zonas como la Milagrosa (en el entorno de la avenida de Zaragoza), la avenida de Pío XII, Mendillorri o el barrio de San Juan, donde se ha detectado una concentración media de metales pesados.
Macetas en los hogares
Frente a estos datos, captados a pie de calle en rotondas ubicadas en vías de tráfico rodado, los obtenidos en las ventanas son más amables. De hecho, las tasas de metales pesados obtenidas son notablemente inferiores, lo que confirma que la distancia frente a los vehículos de combustión es un punto clave de calidad del aire.
Los resultados obtenidos reflejan que la mayor concentración de metales pesados en el aire se ha detectado en zonas con alta densidad de tráfico, como la avenida de Zaragoza, las calles Aralar y Bergamín, en el Ensanche; la Vuelta de Aranzadi y la calle Manuel Iribarren en el barrio de Ermitagaña. Los valores detectados en estas zonas son, con todo, notablemente inferiores a los detectados en estudios similares llevados a cabo en Bilbao y Donostia. En líneas generales, los valores más bajos se han detectado en plantas situadas en espacios abiertos y sin tráfico denso en la cercanía.
Todos estos datos servirán para adoptar medidas y tomar conciencia de la importancia de la calidad del aire. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud recalca que la contaminación del aire es uno de los mayores riesgos ambientales que existen para la salud. Mediante la disminución de los niveles de contaminación del aire los países pueden reducir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cardiopatías, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma. Por ello es importante transitar hacia una movilidad sostenible, reduciendo el uso del coche privado y apostando por medios de trasporte sostenible como la bici o el transporte público.