Es la historia de cómo un juego educativo para una niña de nueve años termina en un libro de 92 páginas. Arturo González, pamplonés de 45 años, se percató durante el confinamiento que su hija Aroa, en 4º de Primaria por entonces, debía mejorar en ortografía y caligrafía. "La opción de un dictado o de un cuadernillo Rubio era la más sencilla, pero también la más aburrida tanto para ella como para mí. Así que le planteé que cada día escribiera media página sobre lo que quisiera", recuerda Arturo. Aroa aceptó, pero con una condición, que su padre también se implicara y redactara su otra media página. "Me dijo que si se tenía que fastidiar, nos fastidiábamos los dos. No me quedó más remedio porque el objetivo era mejorar su ortografía y caligrafía", relata. Diecinueve meses después, esas medias páginas –escritas sin guión y sin la intención inicial de terminar en un libro– se han convertido en la novela Eugenia y la máquina del tiempo. Una historia de ejipzios. "Así lo escribió al principio y así se ha quedado. Ahora lo escribe con g y con c. No hay dudas", apunta.
El 31 de marzo de 2020, Arturo entregó un cuaderno morado a su hija que, sin saberlo, escribiría las primeras líneas de la obra. En esta media página, Aroa presenta a sus personajes: Santxo –su primo de cuatro años– y Eugenia, que construye una máquina del tiempo para teletransportarse a Egipto y conocer a Cleopatra.
Tras redactar su parte, entregó el cuaderno morado a su padre, que, en vez de continuar con la historia iniciada por su hija, decidió presentar un personaje más, Ramiro, que vivía en Colombia. "Al principio, nos dedicábamos básicamente a alterar la historia que escribía el otro e incluso intentábamos ponerle en aprietos para ver cómo continuaba. Además, sin guión, la imaginación brotaba en cuanto veíamos la siguiente media hoja", describe.
Sin embargo, en torno a mitad de la obra, Arturo se dio cuenta de que el cuaderno morado podía desembocar en novela. "Me junté con Aroa y le dije que debíamos parar un poco el ritmo e intentar plantear un desarrollo, un nudo y desenlace. Le pareció bien, nos reunimos varios días y en unas tablas pusimos posibles aventuras y finales", explica. A partir de ahí, el libro contó con un guión, pero no se perdió la esencia: cada uno seguía escribiendo media hoja en el cuaderno morado.
¿Cómo unieron las dos historias y crearon un hilo conductor? Eugenia y Santxo visitan a Cleopatra en Egipto y al fotografiarla la pirámide se empieza a derrumbar y salen corriendo para no terminar sepultados. Con las prisas, Eugenia introduce mal las coordenadas en la máquina del tiempo, que les transporta a Colombia. Allí, en una playa paradisíaca, conocen a Ramiro y reciben una llamada de teléfono de una voz misteriosa. "La luz es fuente de iluminación y mantener la llama es el destino de los protectores. Prepárate porque el ave fénix va a resurgir y necesitará de tu fuerza, de tu astucia y de tus alas", decía la voz misteriosa. A partir de ahí, los personajes viven numerosas y peligrosas aventuras e intentarán desvelar el enigma escondido en el misterioso mensaje.
presentación en el 'cole' El 1 de noviembre de 2021, 580 días después, terminaron la obra. "Cuando escribí mis primeras medias páginas, fue súperguay y muy motivante, pero a medida que pasaron los meses, se me empezó a hacer pesado. Aún así, ha valido la pena solo por tener el recuerdo de haber escrito una novela con mi padre", confiesa Aroa en el prólogo. "Ha sido un proceso complejo para alguien que no está acostumbrado a la escritura y con su vida diaria y profesional", subraya Arturo.
Aún así, no cierran la puerta a una secuela. "Desde luego que hasta dentro de dos o tres años no vamos a escribir nada de nada. Necesitamos una época de relajación, pero puede haber una segunda parte. No sabemos si la escribiremos los dos juntos, Aroa con su hijo, yo con mi padre... ¡Yo qué sé! Eso nunca se sabe", asegura Arturo, trabajador de Siemens Gamesa, que hasta esta aventura no había escrito "nunca. Solo emito informes", bromea.
Eugenia y la máquina del tiempo. Una historia de ejipzios se presentará el día 15 de junio en el colegio Camino de Santiago de Zizur Mayor. "La quería hacer en una librería o en la casa de cultura, pero el tutor de Aroa se enteró de que habíamos escrito el libro y nos pidió que fuera en el aula", comenta. Por el momento, la familia solo ha impreso ejemplares para amigos y familiares, aunque se puede comprar on line. Y por si quedaba alguna duda, el objetivo ortográfio se ha cumplido: "Prueba superada", indica orgulloso.