Las olas de calor y la reducción de las renovables elevan el precio de la luz

Donostia – Las recientes olas de calor en la Península están detrás de los últimos incrementos en el precio de la luz en el mercado mayorista. Una situación que, aunque en un principio afecta a aquellos hogares con tarifas reguladas o PVPC (Precio Voluntario del Pequeño Consumidor), en último término acaba por repercutir a todos los contratos por el mero efecto inflacionario de la propia electricidad.

Esta semana el precio del megavatio hora ha llegado a dispararse hasta superar los 130 euros, su precio más alto en los últimos seis meses. Las razones son varias, pero hay que buscarlas sobre todo en los distintos episodios de calor extremo que se han vivido a lo largo de este verano. La demanda de electricidad ha crecido por el uso de ventiladores, refrigeradores y aparatos de aire acondicionado. La sequía y la falta de viento están lastrando la producción tanto de energía eólica como hidroeléctrica, lo que hace que las compañías tengan que recurrir en mayor medida al gas para la composición del llamado mix energético, que abastece a los hogares.

De hecho, se calcula que, durante el mes de agosto, el precio del gas empleado para la producción de electricidad ha subido más de un 40%. La demanda eléctrica ha superado los 35.000 megavatios durante tres jornadas consecutivas, cifras que no se observaban desde hace un mes. No obstante, se trata de un pico inferior al registrado el pasado julio, cuando se alcanzaron los 37.279 megavatios. Asimismo, en agosto del año pasado, la demanda de electricidad en el sistema peninsular llegó a rebasar los 36.000 megavatios, según los datos de Red Eléctrica, el operador del sistema. Además, la demanda de electricidad suele ser mayor en los meses de invierno que de verano. De hecho, mientras que el récord histórico de demanda eléctrica se registró en el último mes del año, concretamente el 17 de diciembre de 2007, cuando al filo de las siete de la tarde y en plena ola de frío en la península ibérica, se llegaron a demandar 45.450 megavatios.

MERCADO MAYORISTA

Otra de las circunstancias que influyen es la todavía escasa aportación de todo el conglomerado de las energías renovables a la generación de electricidad. La contribución de la energía solar y eólica han crecido de forma progresiva en los últimos años, y ambás son más económicas que el gas, pero no terminan de constituirse como los pilares básicos de la producción total. En este sentido, el panorama energético española aún sigue requiriendo una fuerte presencia de energías térmicas, como el gas, lo que termina por afectar en última instancia a toda el coste de la electricidad.

Por otra parte, el tope al gas, la llamada excepción ibérica, que en su día se instauró para tratar de contener el precio de la electricidad, no se aplica desde el pasado 27 de febrero, ya que la cotización del gas en el Mercado Ibérico del Gas (Mibgas) continúa por debajo de los 60,6 euros el megavatio, el límite fijado por el Gobierno central para agosto. La excepción ibérica se extenderá hasta el próximo 31 de diciembre, tras el acuerdo alcanzado por España y Portugal con la Comisión Europea. Así, se prolongaba siete meses, hasta final de este año, y no se excluía que pudiera prolongarse más tiempo si dicho marco también se prolongaba. La subida del precio de la luz solo afecta, teóricamente, a aquellos contratos de tarifa regulada o PVPC, que suponen cerca del 30% del total en el Estado. Pero, a la larga, también acaba por implicar a los de precio fijo o tarifas planas cuando llegue la hora de renovar el contrato o se produzca una actualización de los términos del mismo. Los expertos consideran que, de cara al otoño, es previsible que el precio del gas siga subiendo. Pese a estas subidas, la electricidad en España se sitúa por debajo de los principales países de su entorno, salvo Reino Unido.