El Estrecho de Gibraltar ha sido el hogar de grupos de orcas (Orcinus orca) desde hace mucho tiempo. Es un excelente coto de caza para estos cetáceos cuando el atún rojo lo cruza en época de reproducción. Bien lo saben los pescadores de almadraba.
El tráfico marítimo en la zona es intenso. Mercantes, pesqueros y embarcaciones de ocio cruzan el paso que une el Atlántico con el Mediterráneo.
Cuando en el año 2020 se informó de las primeras interacciones no accidentales de grupos de orcas con embarcaciones a las que golpeaban repetidamente el timón causando daños de diversa gravedad, la alarma saltó. Desde entonces se han registrado alrededor de 600 hechos de este tipo. Algunos han acabado en naufragios. Además se han extendido por la costa portuguesa hasta Galicia y hacia Marruecos por el sur.
Este víde recoge una acción de unas orcas contra los timones de un velero. Sigue sin saberse si es un juego o un ataque deliberado.
¿Y si las escuchamos?
Es el único lugar del mundo en que esto ocurre. De momento no se sabe la causa, se ignora si es un juego o si es un ataque deliberado. Tampoco se sabe qué lo desencadena. Entre las diversas investigaciones para entender y prevenir este problema destaca la vía directa tomada por el grupo de investigación de Bioacústica Física y Multi-sensores Distribuidos de la Universidad de La Laguna (ULL): escucharlas y tratar de entender qué dicen las orcas cuando se acercan a un barco.
Este grupo ha presentado en el Simposium Internacional de Orcas, celebrado en Tarifa (Cádiz) la primera herramienta de inteligencia artificial (IA) capaz de clasificar automáticamente y en tiempo real las vocalizaciones de las orcas, algo que cambiaría la comprensión de estos cetáceos.
Esta innovadora red neuronal, desarrollada íntegramente en la ULL, ha conseguido a partir de dos décadas de grabaciones de orcas en Loro Parque de Tenerife, optimizar su funcionamiento para poder ser ejecutada en un miniordenador.
Inmediatez
Esto permite que la clasificación de los sonidos se realice prácticamente al mismo tiempo que se producen, lo que abre la puerta a su aplicación en instrumentos autónomos en el mar gracias a sus bajos requerimientos de computación.
Esta tecnología podría ser una importante herramienta para estudiar las interacciones entre actividades humanas y los grupos de orcas salvajes. En este sentido, Fernando Rosa, investigador principal, destaca que la identificación en tiempo real de la actividad vocal “puede mejorar la comprensión de las respuestas de estos animales ante la presencia humana”.
Esta IA no busca traducir a lenguaje humano qué dicen, sino si los sonidos entran en los rangos de juego, miedo, ataque o defensa, por ejemplo.
Hasta ahora, el estudio del significado y uso de estas señales vocales ha sido limitado por la dificultad de seguir a estos animales en el mar y la complejidad del proceso manual de clasificación de los sonidos, además de la limitación en la cantidad de datos disponibles.
En cautividad se han identificado sonidos que indican conflictos sociales y estrés, permitiendo intervenciones para mitigar problemas mediante cambios en el entorno. Aplicar esta tecnología en mar abierto puede ayudar a monitorizar las interacciones entre lhumanos humanas y poblaciones de orcas salvajes, identificando sus reacciones.

Una pareja de orcas juega dando saltos.
Aunque por el momento esta herramienta está calibrada para identificar el dialecto específico de las orcas de Loro Parque, ya se trabaja para adaptar la red neuronal a los dialectos de orcas salvajes y evaluar su efectividad en el entorno oceánico.
Con un poco más de estudio y tiempo, quizá podamos entender qué hay detrás de los golpes que las orcas del estrecho propinan a los timones de los barcos.
Una lengua con dialectos
Las orcas tienen uno de los sistemas de comunicación vocal más complejos de la naturaleza. Además cuentan con dialectos únicos dentro de cada grupo familiar, formados por una o dos docenas de sonidos utilizados en diversas interacciones sociales. Este conocimiento lo trasmiten las madres a sus crías. Además puede resultar distinto del de otros grupos de orcas, que tendrá su propio idioma.
Dentro de la comunicación auditiva de las orcas, se han clasificado tres tipos: los silbidos, las llamadas discretas y los chasquidos. Los dos primeros, los silbidos y las llamadas discretas son empleadas dentro de los grupos para comunicarse entre los individuos que lo componen, mientras que los segundos, los chasquidos los emplean para la ecolocación, para detectar las presas que persiguen y los obstáculos que pueden encontrarse en su entorno. Como los veleros que navegan por el Estrecho de Gibraltar.